fbpx

Sly Stone, auge y caída de un mito

En Música 19 marzo, 2023

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

Ha quedado como una de las grandes imágenes de los 60, una banda mixta con negros y blancos, hombres y mujeres, volviendo loco al normalmente tranquilo público hippie, cantando sobre llevarles más arriba, hasta la estratosfera. Como maestro de ceremonias Sly Stone, un tipo que puede disputarle el título de inventor del funk al mismísimo James Brown, inmortalizado en su mayor gloria en el evento que iba a definir para siempre la década, Woodstock. Al frente de su banda de amigos y hermanos, poniendo música al optimismo del Paz, amor y música.

Aunque ahora queda claro que aquel legendario concierto no era sino su epílogo final, la gran celebración antes de que todo se derrumbase. Pero, para sorpresa de todos, allí volvería a estar él, Sly Stone, un ángel caído poniendo la banda sonora al despertar de ese sueño, There’s A Riot Goin’ On.

El mundo esperaba que Sly le siguiera llevando arriba, que hablara de esa maravillosa utopía que representaba su grupo con mezcla racial y de géneros, pero en cambio se encontraron, varios kilos de cocaína por en medio, con que el apóstol negro de San Francisco les bajaba el ritmo y les dejaba claro su estado mental en la canción más recordada del disco: You Can’t Cry ‘Cause You’ll Look Broke Down but You’re Cryin’ Anyway ‘Cause You’re All Broke Down  (No puedes llorar porque parecerás destrozado, pero lloras de todos modos porque estás destrozado).

Marvin Gaye había preguntado un poco antes ¿Qué está pasando? y Sly había recogido el guante y contestado Un disturbio es lo que está pasando, mientras los sueños utópicos de los 60 morían ahogados en el vómito de una sobredosis, y la Family Stone, su banda, se desmembraba entre presiones de las Panteras Negras y la América de Nixon. Esta es la historia de Sly & The Family Stone.

La banda se formó cuando los hermanos Sly y Freddie Stone decidieron unir sus dos bandas, era 1966 y era San Francisco, todo era posible, incluso una banda de soul y R&B con un batería blanco, Gregg Errico, y una trompetista negra, Cynthia Robinson. Todo encajó cuando el primo de esa trompetista, Larry Graham, se unió para tocar el bajo, más tarde lo haría la hermana de Sly y Freddie, Rose, la Family Stone era un asunto familiar y su primer disco fue muy bien recibido pero no vendió mucho.

Sly decidió hacer caso al mandamás discográfico Clive Davis y darle a la banda un éxito seguro, en el que los sonidos más psicodélicos de la ciudad se mezclaban en la ecuación para entregar una pura invitación al baile y al desenfreno llamada “Dance to the Music”, en la que se mezclaban los riffs de guitarra más rock con un bajo totalmente funky.

Fue su primer éxito, aunque más allá de las ventas, lo que hicieron esa canción y los dos discos siguientes de la banda, Dance To the Music y Life, fue cambiar el rumbo de la música negra. De repente, la compañía negra más importante de la década, la Motown, iba a sustituir su producción en busca del refrescante nuevo sonido de Sly & The Family Stone, ejemplificado en el nuevo sonido de los Temptations y su colaborador Norman Whitfield.

Las cosas iban rodadas y cuando en diciembre de 1968 apareció el apabullante sencillo formado por “Everyday People” en la cara A y “Sing a Simple Song” en la B, uno de los mejores de su tiempo, todo el mundo supo que Sly & The Family Stone eran el nuevo faro de la música negra.

La primera era pura perfección pop con un mensaje de paz e igualdad, la segunda era un trallazo funk que sería versionada por los artistas más grandes de su época, como Diana Ross & The Supremes, The Temptations, The Jackson 5, The Commodores, The Meters o un Miles Davis que iba a cambiar, una vez más, el rumbo del jazz tras descubrir la música de Sly, creando en el camino la fusión entre jazz y rock.

Su tremenda huella también se puede ver en la siguiente generación de artistas negros siendo una de las canciones más sampleadas de la historia, apareciendo en canciones de 2Pac, Wu-Tang Clan, Public Enemy, De La Soul, Digital Underground (en su éxito «Humpty Dance»), Cypress Hill, Gorillaz o Arrested Development, que tendrían también un éxito enorme con su «People Everyday», su toma de la primera cara del sencillo.

«Everyday People» fue su primer número uno y les llevó hasta el programa más importante de EEUU, el show de Ed Sullivan, donde Sly comenzó su actuación diciendo No odies al negro, no odies al blanco. Si te muerden simplemente odia la mordedura. Parecía que los 60 habían encontrado a su profeta negro. Cuando se empezó a perfilar el Festival de Woodstock, Sly & The Family Stone fueron elegidos como uno de los cabezas de cartel más evidentes, el 29 de junio ya habían encabezado el festival cultural de Harlem, que también había llevado a cientos de miles de personas, pero que no recibió ningún tipo de publicidad, aunque ahora se puede recuperar en toda su gloria gracias al maravilloso documental Summer of Soul de Questlove. Para el día de la actuación de Sly y su banda, el más multitudinario, la policía de Nueva York se negó a prestar la seguridad y esta la pusieron miembros de los Panteras Negras.

Un mes antes de su actuación en el festival de Harlem había aparecido Stand, su gran obra maestra, llena de canciones vibrantes y positivas como las dos del sencillo: la titular, «I Want to Take You Higher», la significativa «Don’t Call Me Nigger, Whitey» o «You Can Make It if You Try». Poco antes de aparecer en Woodstock se lanzó al mercado el estupendo sencillo «Hot Fun in the Summertime» y tras su actuación se coló en el Top 40, alcanzando su posición máxima en octubre (cuando el verano ya se había acabado) cuando subió hasta el segundo puesto. La canción que le impidió subir hasta lo más alto era «I Can’t Get Next to You» de los Temptations, una canción totalmente en su estilo.

Fue por esa época cuando la banda se mudó a Los Ángeles y los problemas se fueron haciendo más grandes, que la cocaína no dejara nunca la nariz de Sly era uno de los principales, pero que Larry Graham se acostara con la mujer de Freddie Stone tampoco ayudaba. El mundo era suyo y les estaba esperando pero desde su concierto en Woodstock hasta la aparición de There’s A Riot Goin’ On, la banda solo publicaría un sencillo, «Thank You (Falettinme Be Mice Elf Agin)» (con «Everybody Is a Star» de cara B), en diciembre de 1969, que subiría a lo más alto de las listas en febrero de 1970. Normal es una de sus mejores canciones y el último momento en el que Sly & The Family Stone le dio al mundo lo que quería, un funk épico.

Pero es que cuando más le demandaba el mundo, más se retraía sobre sí mismo Sly. Sus apariciones públicas eran esporádicas y preocupantes, en el show de Dick Cavett se le puede ver paranoico, incoherente y con manchas blancas en la nariz. Era normal, la presión sobre él venía por todos los lados, los Panteras Negras le pedían que se deshiciera de los miembros blancos de la banda y de su mánager, mientras que este le metía en cada vez más actuaciones, de las que fallaba en más de la mitad, y la compañía de discos quería más sencillos y discos para engordar la cuenta. Aprovechando el tirón del estreno del mítico documental sobre Woodstock, la compañía sacó un grandes éxitos en noviembre de 1970 que se convirtió en el disco más vendido de la banda, siendo cinco veces platino y alcanzando el número 2 de las listas.

Mientras tanto Sly había comenzado a grabar, pero todo había cambiado, las baterías electrónicas estaban haciendo su aparición y Sly estaba grabando la mayoría de instrumentos por su cuenta, el ‘groove’ pausado de los temas era más importante que las canciones. Fue uno de los primeros ejemplos de esa gran tradición de entregar una obra cruda y rompedora después de sacar tu mejor disco, esa gloriosa tradición que seguirían discos como ‘Kid A’ o ‘Yeezus’.

En este caso, y puede que solo en este caso, el disco experimental superó al de las canciones. Y es que There’s A Riot Goin’ On es el gran disco de su carrera, sirviendo de lado oscuro del sueño hippie, la paranoia cocainómana y violenta de los 70 imponiéndose al idealismo de las flores en el pelo. El disco dejaba claro que el amor, la paz y la música no habían conseguido cambiar las terribles condiciones del gueto, que el racismo no había desaparecido de repente de EEUU y que el futuro pintaba más como una distopía que como una utopía.

Aun así, tanto el disco como su sencillo de presentación, «Family Affair» subieron a lo más alto de las listas, eso sí, baste comparar sus efervescentes apariciones en Woodstock o el programa de Ed Sullivan con la presentación en televisión de «Family Affair», con solo Sly y su hermana Rose, para darse cuenta que Sly & The Family Stone ya no era un asunto de familia, sino algo mucho más individual.

A Sly todavía le quedaba bajo la manga un gran disco como Fresh, con la impagable «If You Want Me to Stay», además de alguna obra notable, ya firmada en solitario, como High on You, pero la cuesta abajo estaba comenzando y no fue una cualquiera. A finales de los 70 ya estaba de telonero de discípulos suyos como los Parliament y Funkadelic de George Clinton pero es que su salud mental, y financiera (varias veces timado por sus sucesivos mánagers), fue a peor y en el siglo XXI la leyenda terminó sin hogar viviendo en una furgoneta aparcada enfrente de la vivienda de una pareja que, por pura buena voluntad, se encargan de que coma algo y se duche.

Esperemos que el documental sobre su vida que prepara Questlove, y se estrenará en Hulu, sirva para ayudar al tipo que sirvió de modelo para Prince y tantos otros músicos de todas las generaciones. El mundo sigue lleno de disturbios pero, también, en deuda con su talento.

Suscríbete a nuestra newsletter

* indicates required

Compartir:

funkSly & The Family StoneSly StoneThere's A Riot Goin' OnStandLarry GrahamWoodstock

Artículos relacionados

Comentar

Debes ser registrado para dejar un comentario.

Sin comentarios

Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!