Manolito Gafotas, personaje surgido de la imaginación de la escritora Elvira Lindo, es no solo un elemento indisoluble de la cultura popular de nuestro país, sino también un auténtico icono de la literatura infantil española. Su historia, dotada de un humor mordaz, de una sutil ternura y de un profundo realismo social, logró cautivar al público infantil y juvenil, según su autora, de un modo inesperado. Las peripecias de Manolito García Moreno, unidas a su particular capacidad de analizar y ver el mundo, han servido de reclamo a varias generaciones de niños durante más de veinte años.
Mientras en España triunfaban los libros de Manolito Gafotas, fue en el Reino Unido (así como en el resto del mundo) donde se popularizarían los de Harry Potter, saga que permitiría a su autora, J.K. Rowling, convertirse en la mujer más rica de su país. Obviamente, su atractivo residía en su vínculo con el mundo de la fantasía, gozando de una mayor capacidad de fascinación. No en vano, aquellos que crecieron con las aventuras del joven mago soñaron, en alguna ocasión, con encontrar en el buzón de su casa la carta de aceptación de Hogwarts, requisito indispensable para abandonar el tedioso mundo muggle.
Sin embargo, no era necesario soñar con formar parte del mundo de Manolito Gafotas, ya que los problemas a los que este se enfrentaba eran, prácticamente, aquellos a los que debían hacer frente sus lectores día a día. Contrariamente a la saga de Harry Potter, la historia de Manolito no precisa de monstruos, magia o castillos, el mundo de Gafotas resultaba, más próximo y realista. Harry es un mago perteneciente a una estirpe de hechiceros de probado renombre, mientras que en la familia de Manolito, encontramos personajes como su abuelo Nicolás, prostático resignado, su madre Catalina, ama de casa y maga de las collejas, que debe afrontar los problemas diarios de la vida doméstica, o su padre Manolo, camionero de profesión, al que solo ve los fines de semana, sin olvidar a su hermano menor, el Imbécil, compañero de aventuras en muchas ocasiones.
Si bien el joven Potter cuenta con sus compañeros Ron y Hermione, fieles hasta la muerte, el primogénito de los García Moreno solo puede contar con el Orejones López, mejor amigo en ciertas ocasiones, cerdo traidor en otras muchas. Su escuela es un centro público de un barrio periférico de Madrid y no un espléndido castillo inglés. Su profesora, la sita Asun, en vez de agitar una varita, no es más que una maestra harta, que llama delincuentes a sus alumnos, y que sueña desesperadamente con la jubilación.
Gafotas es, evidentemente, alguien como nosotros, alguien que forma parte de nuestro mundo, que piensa y siente como nosotros y, por ello, nos resulta imposible no sentirnos mucho más próximos a aquel niño de Carabanchel Alto que a Harry, puesto que sus inquietudes y problemas son, en definitiva, los nuestros propios.
Ni las tramas fantásticas ni la magia, son necesarias cuando los retos que un personaje debe afrontar son idénticos a los que vivimos nosotros mismos. Más interesante que luchar contra basiliscos o arañas gigantes, es enfrentarse a los monstruos que la vida nos pone por delante día tras día. Es por ello, imposible encontrar algún elemento del viaje del héroe, en la vida de Manolito, ya que, de hecho, no existe en la vida real, en la que el camino es continuo y lleno de obstáculos, que nos van modelando hasta que dejamos de respirar.
Manolito Gafotas, nos enseñó que la vida es una aventura seria, en la que las personas viven situaciones alegres o terriblemente trágicas, pero también que ser y vivir como un muggle tiene su encanto y que la monotonía de lo rutinario es lo que, verdaderamente, nos hace apreciar los momentos especiales. Elvira Lindo, con su obra, nos ayudó a abrir los ojos al mundo que nos rodea, dando un nuevo sentido a aquella enseñanza que Albus Dumbledore le transmitió al joven Harry: no conviene deleitarse en los sueños y olvidarse de vivir.
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