Quizá la facultad más poderosa de David Bowie era la de vivir cada año como si fuese una vida. No en vano era el último clásico que seguía en la onda. Se llevó consigo un Londres de rostros coloreados, una Nueva York de acero subterráneo, una Filadelfia de engañosa plastilina, pero también una cámara prohibida de Bangkok, un rincón ilocalizable de los Alpes, un Berlín de huesos rotos. Un buscavidas de Brixton con tantos lugares, personajes y aventuras a sus espaldas que haría falta el documental más poliédrico y aun confuso para rendirle justicia.
Siempre fue difícil aplicar categorías al señor Bowie, al menos duraderas, pues tenía la fea costumbre de sacudírselas de encima. No obstante, si un artista no se mide por lo que lanza, sino por la totalidad de lo que produce, Bowie puntúa inusualmente alto. Escasos artistas —no hablemos de los actuales reyes del single precocinado— tienen caras B y outtakes a la altura del material que en teoría da la talla.
Difícil saber por qué, a lo largo de su carrera, David Robert Jones prefería publicar versiones o mediocridades a joyas que tardarían décadas en ver la luz. Algo había, quizá, de modestia oculta: no aparecía inicialmente como compositor de “Wagon Wheel” de Lou Reed, como mezclador de Raw Power (1973) de The Stooges o como acompañante de Iggy Pop al piano, en la época de The Idiot (1977). Se dice por ahí que compuso parte de “It’s Only Rock’n Roll” de los Stones, donde figura como intérprete, y de la que introdujo fragmentos en algunos puntos de la gira Diamond Dogs (1974) sin explicación aparente. Veremos otros ejemplos de caridad musical.
No se comentarán los discos de Iggy Pop —The Idiot y Lust for Life— en los que fue compositor, pues son conocidos. Tampoco nos adentraremos en el mundo de la demo (las del álbum Ziggy Stardust compiten con las definitivas), ni será este el momento de evaluar los directos, aunque algunos temas sólo tuvieron sentido en ciertas giras concretas. Simplemente haremos una selección de lo menudo que fue dejando.
Previo a 1970
Empezaremos con la primera canción que se le atribuye como compositor: “Tired of My Life”, 16 años. Según el biógrafo Nicholas Pegg, la versión que oímos fue grabada en su mansión de Haddon Hall en 1970. Sería utilizada, con cuestionado acierto, como base para “It’s No Game” en 1980.
Aunque demuestra que el chico prometía, los primeros años de su carrera los empleará en muestras de pop acaramelado de menor interés compositivo, páramo en el que se suelen centrar los estudios sobre sus outtakes y rarezas. Subrayaremos “Ching-A-Ling”, “In the Heat of the Morning” y “Let Me Sleep Beside You”. Pese a este esfuerzo por crear un seguimiento juvenil, acá y allá se van filtrando composiciones más maduras, como la simpática demo “Right on Mother”, compuesta quizá en 1968 e interpretada sin pena ni gloria por Peter Noone en 1971 (quien también trataría de sacar partido de “Oh! You Pretty Things”).
1970
El single The Prettiest Star, con guitarras de Marc Bolan, es la canción telefónica con la que David pidió a Angela Barnett en matrimonio. La tríada del Londres glam, en una canción (con permiso de Elton John). Años más tarde deslizará una versión glam, más cachonda, en Aladdin Sane. De cara B tenemos “Conversation Piece”, descartada de Space Oddity.
1971
The Man Who Sold the World no tuvo single, por lo que se lanza “Holy Holy”. Un fracaso comercial, pero tal vez su primera canción eminentemente glam. Mientras tanto, se embarca en un breve proyecto llamado Arnold Corns, que incluye como cantante al modisto Freddie Burretti y, a los instrumentos, los futuros Spiders from Mars. Fértil interludio que grabó algunas de las futuras canciones de Ziggy Stardust y dos oscuros inéditos: “Man in the Middle” (escrita por Mark Carr-Pritchard) y “Looking for a Friend”, del que se conservan varias versiones. Un proyecto aún más breve, Mickey King’s All Stars, recoge la voz de un escort o ligue de entonces, que lo acompaña en la oda a un coche “Rupert the Riley” y en la soberbia “How Lucky You Are”.
Este proto Ziggy era contemporáneo a las sesiones de Hunky Dory, pese a la diferencia estilística entre ambos discos, sólo aparente. De estas sesiones se han conservado numerosos outtakes, algunos de pésima calidad sonora, como es el caso de “Something Happens” (hasta 2008 nadie pareció darse cuenta de que no era original suya). “Bombers” y “Looking for a Friend” pudieron haber formado un disco puente entre Hunky Dory y Ziggy Stardust, junto a temas que el tiempo daría a conocer, como “Starman”, “He’s a Goldmine” (“Velvet Goldmine”) o “Shadow Man” (versionada mucho después en Toy).
1972
Todo lo que Bowie toca en este año se vuelve oro. No sólo graba uno de los discos más célebres de la historia del pop (The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars), sino que produce otro tanto para Lou Reed y los Stooges. Incluso se permite ceder una de sus futuras canciones insignia, “Suffragette City”, a Mott the Hoople, una banda a punto de separarse. Ellos la rechazan y el camaleón se ve forzado a escribir un hit en dos horas, que interpretará sentado en el suelo ante los miembros de la banda. El resultado es “All the Young Dudes”, quizá lo más cercano a un himno generacional del glam rock (o así se ha interpretado la letra).
El single “John, I’m Only Dancing”, no recogido en ningún disco de estudio, evoca el Londres nocturno por el que pululaba Bowie, más frenéticamente en la versión con saxo. Durante las sesiones de Ziggy Stardust de 1971 había grabado otro potencial sencillo, “Velvet Goldmine“, pero, por lo abiertamente gay de su contenido, quedaría aparcado hasta que lo publicaran sin consultarle como cara B del single de “Space Oddity” en 1975. Aún más descartada (aún más descarada) fue la mediocre “Sweet Head”.
1973
Tenemos una suite medio improvisada e íntegramente lalaleada, “A Lad in Vain” (también conocida como “Zion” o “Tragic Moments”). No se sabe si se grabó en las sesiones de Aladdin Sane, Pin Ups o Diamond Dogs. Encaja con declaraciones realizadas aquel año sobre sorprenderse componiendo una música trágica y teatral como nunca antes, y con la vaga promesa de un musical titulado Tragic Moments. Se considera que dicha música quedó recogida en los pasajes más dramáticos de Diamond Dogs, aunque nosotros sospechamos que el grueso se perdió, junto con los papeles del grandioso proyecto de adaptación de la novela 1984.
Señalar también el cover de My Death, que venía deslizando en directos desde el ‘72 y se remonta a una pieza de Jacques Brel anglificada por Scott Walker y Mort Shuman. Aprovechamos para indicar que las versiones apócrifas de Bowie (“Growing Up”, “It’s Hard to Be a Saint in the City”…) son bastante superiores a las que introducía en algunos álbumes.
1974
Aumenta el consumo de cocaína del Maestro, y el caos mental resultante se traduce en más joyas tiradas a la papelera. El disco Diamond Dogs sufrió dos injustos recortes: “Candidate” (la original) y “Dodo”, en un principio aneja a la canción “1984”. Por esas fechas su exguitarrista recién despedido, Mick Ronson, se lanza en solitario con un disco llamado Slaughter on 10th Avenue, el cual se deja oír pese a estar compuesto casi en su totalidad de versiones. Lo mejor, dos canciones aportadas por Bowie, Growing Up and I’m Fine (la versión “de Bowie” que circula por ahí es un fake) y Hey Ma Get Papa.
Clave en la transición de Bowie hacia la música soul fue su novia afroamericana Ava Cherry, para quien creó la banda Astronettes, cuyo debut, nombrado póstumamente People from Bad Homes, no salió hasta los años noventa. Producirá, hará coros y les escribirá cuatro canciones, la más representativa de las cuales es “I Am a Laser”, que reciclará en “Scream Like a Baby” en 1980. A destacar también “I Am Divine”, que influirá en la música y la letra de “Somebody Up There Likes Me”, de Young Americans (1975).
En esta precipitada carrera hacia el soul se le oye una versión muy suya de Foot Stompin’, de The Flares, que anticipa el sencillo “Fame”. Graba una adaptación soleada y souleada de un “viejo” single de glam urbano de hace apenas dos años, “John, I’m Only Dancing (Again)”. No verá la luz hasta 1979, pero antes de eso servirá como base para “Stay”, de Station to Station (1976).
1975
Los descartes de Young Americans sirven como prueba (junto con el directo David Live y los recopilatorios Who Can I Be Now? y Sound + Vision) de que la transición del glam rock al plastic soul, que algunos ven abrupta, fue en realidad bastante fluida. Es el llamado álbum The Gouster. En su tradición de dejarse lo mejor en el tintero, encontramos el perfecto híbrido de ambos géneros, “Who Can I Be Now?”, un himno a la mutación constante de su compositor (y más adecuado que “Changes”, al estar emplazado en el epicentro de su primer salto al vacío). Lo acompañan “After Today” e “It’s Gonna Be Me”… y en esta última culmina la mutación.
1977
No se sabe muy bien qué hizo nuestro héroe en 1976 (él decía no acordarse exactamente), pero las sesiones de Low ofrecen dos esbozos ambientales que merecían un hueco en el disco, “Some Are” y “All Saints”, que puede haber sido grabada años después. Heroes, en lo que a él respecta, dará “Abdulmajid”, bautizada en 1991 en homenaje al apellido de soltera de su segunda esposa, Imán. Razón de más para dudar que su revolucionaria instrumentación provenga de los años setenta.
1979
Lodger (o quizá Scary Monsters, del año siguiente) soltará como lastre “I Pray, Olé”, que hubiera dado el tipo. Por esos días escribirá “Crystal Japan”, futuro acompañamiento de un anuncio de sake de 1980. Acabará como cara B del single de “Up the Hill Backwards” en 1981 y será plagiada involuntariamente por Trent Reznor en su momento más tierno, “A Warm Place” de The Downward Spiral (1994).
Cerramos aquí nuestra antología. El Bowie hiperestrella de los ochenta tendrá un control más firme sobre su obra (y parece ser menos prolífico): con raras excepciones, conoceremos lo que él haya querido mostrarnos. Descartes de interés no son fáciles de encontrar fuera de Tin Machine (1989), Outside (1995) o Blackstar (2016). Con tanta recuperación de canciones como vemos desde Lodger (1979) hasta Toy (2001), no parece plausible que haya un arca de inéditos. El tiempo lo dirá.
No obstante, en algún lugar existe un número de canciones de la época glam calificadas por el mismo Bowie de “geniales”, que se resistió a hacer públicas. De ellas solo se conocen nombres sugerentes como “Black Hole Kids”, “It’s Gonna Rain Again” u “Only One Paper Left”. Ingenuos, creíamos que en sus últimos años, cuando parecía mirar de soslayo al pasado, caería alguna de esas nostálgicas brevas. De todos modos, tamaña flaqueza no se la deseábamos a nadie.
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