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Cultura

Lo más hermoso y maldito de 2019

En Hermosos y malditas, Cultura 1 enero, 2020

Jesús García Cívico

Jesús García Cívico

PERFIL

Si descontamos la maravillosa Largo día de viaje hacia la noche del chino Bi Gan, porque en realidad lleva fecha del año anterior, lo más hermoso de 2019 habría sido, a mi juicio, el disco Ghosteen de Nick Cave, la superación ficcional de la realidad más desalmada de Once Upon a Time in… Hollywood, de Quentin Tarantino, y una novela en la onda de mi último escritor preferido, W. G. Sebald: Los errantes de Olga Tokarczuk.

En 2019, he visto 149 películas, 22 series, he leído 39 libros de ficción, 27 ensayos, he escuchado 17.491 canciones, pero no me importa ser poco original en esa triple elección.

No he visto Monos del colombiano Alejandro Landres (con música de Mica Levi), ni Uncut Gems de Ben Safdie y Joshua Safdie, ni Ad Astra de James Gray ni Hasta siempre, hijo mío de Wang Xiaoshuai y las cuatro tienen una pinta fabulosa. High Life de Claire Dennis la cogí en un videoclub y me encantó. Ya incluí la romantiquísima Día de lluvia en Nueva York de Woody Allen la primera en mi lista de películas de 2018 justamente porque algún fanático del papanatismo moral me la impidió ver ese año. Fue una forma de protestar.

Largo viaje hacia la noche (Bi Gan, 2018). Hermosos y Malditas

Si pienso en las películas y series del año, confieso que me gustaron mucho Los hermanos Sisters de Jacques Audiard, la actuación de Joaquin Phoenix en Joker, la de Nina Hoss en La audición y Chernobyl, cuatro títulos que poco contribuyen, me temo, a aumentar la singularidad de mi lista de preferencias anuales.

Un rasgo de la producción cultural del año, en lo que a cine se refiere, es que muchos de sus mejores títulos trataron explícitamente el malestar social como consecuencia del aumento de la desigualdad y, en particular, la percepción del destino inmerecido de muchos seres humanos tras el conocimiento accidental del tipo de vida y valores de las clases privilegiadas: una de ellas Mano de obra (Zonana, 2019) es una joyita buñuelesca poco gratificante que formó parte de la sección oficial de San Sebastián, otra triunfó en el festival de Cannes: Parasite de Bong Jon-ho.

En cuestión de hermosura, Largo día de viaje hacia la noche compite con Retrato de una mujer en llamas de Céline Sciamma, también incluiría El faro de Robert Eggers entre las 5 mejores películas de 2019 y lo cierto es que la descomunal actuación de Willem Dafoe es la única capaz de hacerle sombra al guasón.

El faro (Robert Eggers, 2019). Hermosos y Malditas

A Dark, Dark man es un noir abrasivo, romántico e hiperlento de Kazajistán que me pareció fascinante. Otra gran noticia fue Lo que arde de Oliver Laxe. La inclusión de Crawl, titulada en España Infierno bajo el agua no es propiamente una boutade, me encantó su frenético ritmo, su generosidad y su aire de serie B y la he empatado con la terrorífica entrega de Jordan Peel.

Mi lista de las 10 mejores (14 en realidad) quedaría así:

#1 Once upon a time in Hollywood (Tarantino, 2019) / Largo día de viaje hacia la noche del chino (Bi Gan, 2018).
#2 Los hermanos Sister (Jacques Audiard, 2019).
#3 Parasite (Bong Jon-ho, 2019).
#4 Retrato de una mujer en llamas (Céline Sciamma, 2019).
#5 El faro (Robert Eggers, 2019).
#6 Mano de obra (David Zonana, 2019) / La trinchera infinita (Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga, 2019).
#7 A Dark, Dark Man, (Adilkhan Yerzhanov 2019).
#8 Lo que arde (Oliver Laxe, 2019) / El peral salvaje (Nuri Bilge Ceylan, 2018).
#9 Nosotros (Jordan Peele, 2019) / Crawl (Alexander Aja, 2019).
#10 Joker (Todd Phillips, 2019).

Americanas, chinas, inglesas, coreanas, francesas, españolas, kazajas, ninguna de estas películas superó la posibilidad de ver de un tirón el Decálogo de Kieslowski o dos de mis revisiones personales de la Filmoteca y que cuento entre lo más hermoso que me pasó en un cine este año que termina: Barry Lindon (Kubrick, 1975) y Voci nel tempo (Piavoli, 1996).

Si regreso a los sonidos más hermosos de 2019 diría que mi grupo del año ha sido Big Thief y mi canción preferida «All my hapiness is gone» del maravilloso músico y poeta, fallecido este mismo verano, David Berman. Fui corriendo a la tienda de discos Kowalski a comprarme los vinilos Remind Me Tomorrow de Sharon Van Etten y Emily Alone de Florist: otros grandes discos de 2019 cuyo sonido armonizó perfectamente con mi estado de ánimo favorito son Shepherd in a Sheepskin Vest de Bill Callahan, Designer de Aldous Harding, Titanic de Weyes Blood y las canciones mínimas y evocadoras del Quite Sings de Jessica Pratt. Me encantó ver en directo a Olden Yolk y por maldecir algo de este año musical apuntaría a los excesos laudatorios de dos buenos músicos que ocupan demasiado papel: Rosalía y Kenye West.

En el terreno de la literatura y si he de seguir siendo sincero, disfruté mucho Lectura fácil pero quizás lo hice por error pues atribuí a la estupenda escritora Cristina Morales ciertas virtudes del distanciamiento irónico que, paradójicamente, no fueron las apreciadas por el jurado del Premio Nacional de Literatura, diré de paso que fue un error el Nobel de Literatura al extraordinario escritor Peter Handke, uno de mis preferidos, pero cuyas delirantes y ofensivas observaciones sobre el criminal de guerra Slobodan Milošević (por mucho que uno siempre haya defendido la autonomía del arte) permiten dudar de su idoneidad para un galardón que tiene que ver con las letras pero también con la humanidad.

Jessica Pratt. Hermosos y Malditos

Jessica Pratt

Entre los libros nacionales, me encantó descubrir El jardinero, de Alejandro Hermosilla, La última vez que fue ayer de Agustín Marquez, los cuentos de terror de Solange Rodríguez, la prosa posmoderna de María Bastarós y un sinfín de jóvenes autores con gracia y un estilo propio de verdad.

De entre todos los grandes libros que he leído en 2019, mis cinco preferidos podrían ser:

1# Señas de identidad/ Campos de Níjar, Juan Goytisolo.

2# Caspar Hauser, Jakob Wassermann / Víctor de L´Aveyron, Jean Marc Gaspard Itard.

3# 10 de diciembre, George Saunders.

4# Las lunas de Júpiter, Alice Munro.

5# Las uvas de la ira, John Steinbeck.

Escribió Schopenhauer en El mundo como voluntad y representación que cuando la música intenta ajustarse demasiado a las palabras y amoldarse a los acontecimientos se está esforzando en hablar un lenguaje que no es el suyo. Y yo creo que eso, trasladado al lenguaje cinematográfico, constituye el rasgo principal de las limitaciones de las dos películas-Hype que más me han defraudado en 2019: El irlandés y Dolor y gloria.

La primera me parece un ambicioso intento de relatar los episodios más traumáticos de la historia política de EEUU a través de una suerte de spin off de la esencia del cine de gánster ítalo-americano que le permitió a Scorsese obras maestras como Mean Streets o Goodfellas. Un film lastrado desde su inicio por el planteamiento para todos los públicos y unos excesos de narratividad que no solo ya no pasan desapercibidos a la crítica, sino que son naturalizados por toda una nueva generación de consumidores que reproduce series en streaming a 1,5 de velocidad. El éxito de la segunda (una serie de achaques y autobombo del de Calzada de Calatrava,) constituyó toda una incógnita para mí y de ella ya hablamos aquí. Son sin, duda, mis historias malditas de 2019.

Hermosos: productos culturales singulares.

Malditas: recetas e historias prefabricadas.

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