Entre el 20 y el 25 de junio pasado tuvo lugar en la isla de Evia la segunda edición del Evia Film Project, una iniciativa del Festival Internacional de cine de Tesalónica, que nació el año pasado con el deseo de colaborar a través de la cultura en la revitalización de una región azotada en 2021 por los incendios forestales.
Evia Film Project no es un festival, es un encuentro de la comunidad profesional del cine, que a través de masterclass y talleres potencia su trabajo en un marco de colaboración, que pone el foco en la cuestión medioambiental y la inclusividad.
El ambiente de Edipsos, Agia Anna y Limni, las tres sedes del festival, reúne a los cineastas con el público a través de las actividades de libre acceso y, sobre todo de las proyecciones al aire libre, tras las cuales los directores conversan con los espectadores en un clima de cercanía y curiosidad.
Evia es la segunda mayor isla de Grecia, a la cual se puede acceder por un puente en la parte sur o por ferry al norte, justo en Edipsos. Tras un largo viaje, nos esperaba la película inaugural: Una vida a lo grande (Downsizing, 2017), con la presencia de Alexander Payne. El director de ascendencia griega, relajado y con una veraniega camisa de lino, cuyas arrugas revelaban una larga jornada, departió sin embargo incansable con la audiencia en su propia lengua, tras la proyección. A decir verdad, descubrí que había olvidado algunos detalles del filme y me sorprendió hallar tantas capas en su guion, y una perspectiva de la cuestión climática más profunda de lo que recordaba.
A la mañana siguiente, Payne, en forma, sonriente y con un aspecto juvenil y su característico tupé todavía húmedo, se reunió con la prensa acreditada en un encuentro sincero y cordial, que comenzó reconociendo que él tampoco se acordaba tanto de la película. Comprobar lo bien que ha envejecido una película que no fue bien recibida en su momento fue una sensación más agradable que agridulce, pues fue compartida por todos nosotros. “Fue como que me había olvidado de la película —reconoció el director— Nadie la vio, fue mi primer fracaso, con los críticos y la taquilla. No fue tan mala como pensé que iba a ser y había algunos momentos agradables, ya sabes, es una película comercial que trata de encontrar el equilibrio entre las grandes ideas y los pequeños momentos humanos. Estoy más interesado en estos que en aquellas, así que es una película extraña. Y la actriz es fantástica (Hong Chau), viéndola de nuevo, pensé que hasta los extras eran buenos. Fue divertido rodar Downsizing, ya sabes, son caricaturas veraces… el tiempo ha sido amable con ella”.
Al preguntarle si quizá había sido demasiado adelantado entonces hablando de la cuestión medioambiental, Payne respondió “No sé si avanzado, porque todas esas ideas existían entonces, pero obviamente las cosas solo van a seguir empeorando y empeorando y empeorando. Así que tal vez siempre va a ser un poco avanzada, supongo. Incluye muchos temas conectados, la película habla incluso de inmigración, de inmigrantes ilegales y de muerte. Para el público griego que la vio anoche otra vez, teniendo tan reciente la tragedia del naufragio en Kalamata…”
Payne rodó la película en las islas Lofoten (Noruega) y ahora se encontraba en el corazón del Mediterráneo, resulta inevitable preguntarle sobre su relación con Grecia, “Todo lo que puedo decir es un cliché. Crecí como un greco-americano, no completamente americano, no griego, un greco-americano, que es un tipo de identidad subcultural. La primera vez que vine a Grecia fue en 1966, cuando tenía cinco años. Pasamos tres meses aquí. En aquellos días si te ibas de viaje, era por mucho tiempo, ya sabes, para estar con los parientes, etc. Ahora como adulto, he estado viniendo más a menudo, y de hecho, recibí mi ciudadanía el año pasado. Me gusta conocer Grecia. Me gusta conocer mi mundo. Ojalá la vida fuera mucho más larga, para poder ir a todas partes y verlo todo. Seguro que todos nos sentimos así. Y tal vez filmar aquí, seguro, con esto llevo amenazando durante 20 años. Es mi gran cliché. Sí, voy a hacer una película aquí y luego nunca lo hago. Pero, creo que tener la ciudadanía me ayudará a hacer películas aquí y en el resto de Europa. Y vengo a menudo, estuve aquí la mayor parte de la pandemia”.
Alexander Payne ganó dos Oscar a los guiones adaptados de Entre copas (Sideways, 2004) y Los descendientes (The Descendants, 2011), pero contará con otro guionista para su próxima película The Holdovers, protagonizada por Paul Giamatti. Le preguntamos cuál es la diferencia al trabajar sobre un guion que no has escrito tú mismo: “Llevo ocho largometrajes y hasta ahora mi nombre está en el guion de seis de ellos, pero incluso en los otros dos (Nebraska y The Holdovers) sigo involucrado en la escritura y reescritura. Y en el caso de la última, yo tuve la idea original de la película pero se trataba de una experiencia que yo no había tenido, así que encontré un escritor que sí la tuviera. La experiencia de vida y que a la vez fuera un buen escritor. Así que lo escribió, pero los dos seguíamos hablando del guion todo el tiempo. Y luego, por supuesto, yo también reescribo”.
Han pasado seis años desde el estreno de su última película, nos intriga el motivo por el que ha tardado tanto a rodar su nuevo filme, “Quieres decir que han pasado muchos años en medio… sí. Me encanta hacer películas. Me siento muy afortunado de poder hacerlo, pero la parte lenta para mí es el guion. Me gustaría estar haciendo una película todos los días de mi vida. Y al mismo tiempo, creo que uno debe hablar solo cuando tiene algo que decir. Y yo no soy súper rápido con los guiones. Es todo sobre el guion y y tú tienes que poner tus ideas en el guion. Me encantaría si sintiera que hay uno lo suficientemente cercano a mi propia sensibilidad como para poder arreglarlo un poco. En toda mi vida solo encontré uno: Nebraska. Alguien lo escribió (Bob Nelson) y no fue cuestión de arreglarlo, fue solo hacerlo más dirigible por mí, para que tenga mi propia discusión con el material, mi propia sensibilidad”.
Si en el caso de los guiones Alexander Payne ha tenido el reconocimiento de la Academia, en lo que respecta a sus actores estos han optado a siete Óscars (Jack Nicholson, Kathy Bates, Thomas Haden Church, Virginia Madsen, George Clooney, Bruce Dern, y June Squibb) y es innegable el trabajo de dirección que ejecuta con sus intérpretes, el grado de naturalidad que obtiene en sus actuaciones, así que le pregunto sobre su implicación en el proceso del casting y los requisitos que exige de un actor, “Me implico al cien por cien, el requisito es si me creo al actor, ¿me lo creo? Sí o no. Entonces no lo hago. Confío mucho, mucho en las audiciones. Hoy en día puedo ver primero la grabación, ponen sus audiciones en video, y las puedo ver. Y luego me reúno con unos cuantos para cada parte. Y me gustan las audiciones también, porque nunca puedo predecir cómo va a ser una persona. Por ejemplo, tengo una idea del guion, y tal vez pienso en este actor o ese amigo mío. Pero entonces alguien nuevo viene y dice…, ya sabes… nunca podría haber predicho antes de conocerte. Genial.”
Pero, ¿cómo consigue que sus interpretaciones sean tensas y naturalistas? “Simplemente eliges a la gente adecuada y si actúan demasiado, dices, actúa menos, haz menos. No, no, no fuerces, ya sabes, permite, relájate. Quiero decir, y luego en el set, creo que el trabajo de un buen director es hacer que todo el mundo esté relajado. Sí. Para que puedan sentirse seguros y ser ellos mismos. Pero incluso Matt Damon, para ser una estrella de cine, a veces daba momentos muy naturalistas. Tiene sinceridad. Había sinceridad en lo que hacía, y había algo en sus ojos. ¿Y sabes lo que yo creo también? Anoche…, y yo no he pensado en la película durante años…, pero, cuando hacen el amor finalmente en el barco, él le está frotando el muñón en la pierna y están unidos en su deseo de cuidar a otras personas. Me pareció muy bonito. Sí. El tipo de conexión. Sí. Ella es una perra, sabes, ella te muestra la diferencia entre ser agradable y ser amable. Ella no es agradable, pero es amable y él quiere ayudar a la gente, pero está un poco perdido en la vida y como diciendo ¿cómo puedo ayudar? Ella ve algo en él, y obviamente él ve algo en ella que admira. De todos modos, no es gran cosa. Yo solo quería decir que había olvidado esa parte, en otras palabras, me lo creí cuando se besaron. Absolutamente. Y no he hecho muchas escenas de amor”.
Alexander Payne no puede ocultar su infinita admiración y afecto por Paul Giamatti, “La verdad, esta parte fue escrita para Paul Giamatti. Pienso en Paul Giamatti para todo. Pero no pude conseguirlo. No pude conseguir un presupuesto con Paul Giamatti, así que tuve que pensar, bueno, ¿qué estrella de cine podría pasar por normal? como una estrella de cine que tal vez no se ve como tal y tiene sentido del humor y podría ser agradable trabajar con ella. Y entonces Damon estuvo genial. En la nueva película está Giamatti, que es una razón para mantener los presupuestos bajos, para que puedas tener más libertad con los temas de la película y más libertad con el casting”.
The Holdovers se estrenará en otoño y se presentará a varios festivales, el director confirmó que estaría en Tesalónica, “Estará allí si les gusta, de momento no en Venecia, quizá en Londres, ya veremos, aún estamos confirmando”. Payne no puede revelar dónde se estrenará, pero llegará a Estados Unidos y Grecia en noviembre. Aunque le encanta el festival, tampoco estará en San Sebastián. Al parecer la estrategia de marketing del filme es no mostrarla demasiado, más bien abrir el apetito por su nueva obra. Lo que tiene claro es que la presentará en los festivales de Tesalónica (que estrenó Citizen Ruth) y Göteborg, dos festivales que le apoyaron en el inicio de su carrera.
Payne también expresó su preocupación por la deriva ultraconservadora que está tomando América y también Europa, “Hablando de esas películas con tema político que uno pensaría que han pasado de moda, pues no, ¿sabes que en América el tema del aborto sigue candente? El mundo se está moviendo en la dirección equivocada”.
La historia de la nueva película de Alexander Payne tiene lugar en Massachusetts en 1970 en un internado privado para chicos, durante las vacaciones de Navidad. “Y cada año hay algunos chicos que no tienen a donde ir. Ya sabes, el chico de China y el chico cuyos padres se están divorciando y algo así. Así que se trata de esos chicos, uno en particular. Y el profesor muy antipático elegido para quedarse con los chicos este año. Exacto: Paul Giamatti. Y la cocinera, la chef negra de la escuela, cuyo hijo asistió a la escuela con una beca, pero no tenían el dinero para que fuera a la universidad y fue reclutado y acaba de ser asesinado en Vietnam”. El director parece estar muy satisfecho con el resultado “Sí. Sabes, salió bastante bien. Yo no suelo decir eso de mis películas, pero es anticuada. Ya sabes, es una película pasada de moda. Espero que de tan vieja sea nueva otra vez. El truco que traté de hacer es que no solo tiene lugar en 1970, sino que la película se ve como si y suena como si se hubiera hecho en 1970”. La elección del director de fotografía habrá sido decisiva ¿cómo lo eliges? “Alguien con quien me lleve bien. Alguien cuyo trabajo me gusta. Alguien (él o ella) que traiga un buen equipo, como el gaffer, el key grip, el asistente de cámara. Aquí acabo de trabajar con uno nuevo, un danés, Eigil Bryld (Escondidos en Brujas, Aguas profundas)”.
Rememorando su filmografía, Payne destaca que las películas que atesora en su memoria no lo son tanto por su calidad como por la experiencia que tuvo filmando “Porque esa es tu vida. Ya sabes, cuando veo una película, es como mirar a través de fotos, ya sabes, desplazarse a través de fotos en mi teléfono… ¡Oh! tuvimos un montón de diversión… se ve que fue muy divertido. Sí. Los Descendientes, fue dura, difícil, pero fue divertido”. Fue duro rodar en una isla (Kauai, Hawaii), “Y también tratar de conocer una cultura que no era la mía. Uhhuh, ya sabes, es, es americana, pero es diferente. Sí. Y también, siempre estoy pensando en la clase y fue en esa extraña clase alta blanca, en ese lugar muy mezclado racialmente y su historia de imperialismo y estos ‘buenos para nada’ que ahora tienen todo el dinero. De todos modos, fue interesante, dura e interesante. Todas son duras. Y la nueva fue muy divertida de hacer, disfruté trabajando. Sobre todo por trabajar con Giamatti. Conoces la historia de John Ford con John Wayne o de Fellini con Mastroianni, Scorsese con De Niro, se han conocido durante tantos años, que realmente no necesitan decir nada el uno al otro. Ambos entienden qué película están haciendo. Yo no había tenido esto hasta ahora, empiezo a probarlo con Giamatti. Sí, es el mejor actor. Y una última cosa sobre Giamatti, lo entrevisté públicamente para mi cinemateca en Omaha. Cada año invito a alguien para una entrevista y ganar algo de dinero. Ya sabes, es muy bonito. Así que vino un año y lo estaba entrevistando, y le dije, sabes Paul, dicen que eres tan buen actor que incluso podrías leer la guía telefónica”. El actor soltó una carcajada y se lo tomó a broma hasta que Payne sacó una de verdad y se la dio. “Le dije, por favor haznos el honor. La abrió y empezó a leer los nombres y números de la gente”. Quién hubiera podido compartir el ambiente de esa sala, boquiabierta ante su talento.
Alexander Payne es un cinéfilo que ha llegado a costear la restauración de películas clásicas, así que le preguntamos por la película o el director que admira y que haya influido en su cine. La respuesta nos sorprendió: “No puedo decir solo una, pero ¿sabes de quién he vuelto a ver películas recientemente? De Luis García Berlanga, me entrevistaron para un documental sobre él (Berlanga!!, Rafael Maluenda, 2021) y aproveché para volver a ver su cine. He defendido El verdugo (1963) durante años, y también Plácido (1961) algunas personas prefieren Plácido. Yo prefiero El verdugo, mil por cien. Es una gran película, coger un tema serio y convertirlo en una sátira desternillante, que cuanto más graciosa es, más seria es, y el humor negro es fantástico. Esa película lo es, y luego está la actuación, no solo Pepe Isbert, Emma Penella (que creo que ha muerto hace pocos años), Manfredi… Es una película que hay que ver, esa puesta en escena… Como director quieres tener no solo actores delante de la cámara, sino algo detrás de ellos y algo detrás y algo detrás… Berlanga era un maestro en esto. Y su uso del sonido…”
Antes de despedirnos, le conté a Payne la triste historia detrás de Emma Penella y sus dos hermanas que tuvieron que cambiar sus apellidos, por la implicación de su padre, Ramón Ruiz Alonso, en la detención de García Lorca. Así, junto a las termas que hicieron célebre a Edipsos hace dos mil años, nos despedimos hasta noviembre en Tesalónica, donde volveremos a ver a Giamatti dirigido por Alexander Payne, 19 años después.
Foto cabecera © Evia Film Project
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