El viaje de Keta es una de las películas más sorprendentes que nos ha traído 2018. Dirigida por Julio Bekhór y Fernando Sama, esta comedia mejicana producida entre otros por Santiago Ortiz-Monasterio y Beto Cohen (también autor del guion) tiene el gran mérito de abordar el uso recreativo de las drogas con la frescura y creatividad de un joven Almodóvar y la franqueza didáctica de un manual de Youtube. Si las premisas del filme son subversivas y polémicas, sin límites, el vehículo visual y narrativo se adapta con coherencia para que el filme sea un feliz tripi.
Keta, la protagonista, es una maquilladora profesional, adicta a a marihuana, dealer por necesidad, que recorre la ciudad con su corpulenta carrocería y su peculiar estilismo, visitando a todo tipo de clientes, desde la enloquecida casera a la actriz de culebrones o el ama de casa beata. Los beneficios y las consecuencias del consumo de drogas se despliegan como en un manual de uso desprejuiciado por completo.
Durante el 17 Transilvania International Film Festival, Cluj (Romania), donde se estrenó mundialmente El viaje de Keta, Julio Bekhór nos contó cuál fue el origen proyecto: La película nace de una necesidad creativa, tanto mis amigos como yo hemos vivido malas experiencias con las drogas, cocaína cortada, malos viajes o consecuencias más graves… queríamos exponer honestamente que te lo puedes pasar bien consumiendo y que la cuestión con el tema no es solo el narcotráfico, hay una parte a visibilizar que es el uso, más común de lo que se muestra normalmente. Sin ser adicto hay que saber a qué te enfrentas y qué es lo bueno que puedes sacar con un uso recreativo. Por eso pedimos al guionista Beto Cohen que contara una historia sobre drogas en clave de comedia.
La estructura episódica del filme podría hacerla funcionar por fragmentos independientes, de hecho, según nos desvela Julio Bekhor, la película se desarrolló muy orgánicamente, empezó como cortometrajes, pequeñas historias, pensamos en cortometrajes, porque ninguno de nosotros tenía experiencia en el cine, pero según fuimos pasando los guiones a los actores (todos figuras reconocidas en Méjico) y viendo sus reacciones, contemplamos la posibilidad del largo, porque había un interés evidente en una historia más importante.
En el reparto de El viaje de Keta se encuentran Leticia Huijara, Patricia Reyes Spindola (Fear the Walking Dead), Alberto Estrella, Regina Orozco (Profundo carmesí), Mónica Dionne, Gabriel Retes y la legendaria Angélica María, la “novia de América”, quien tiene una estrella en el Walk of Fame del Hollywood Boulevard desde 2016. En este sentido, Bekhor comenta: Puedo decir que el cast es pura celebridad, viene de radio, televisión cine, video home, música, tienen la oportunidad de interpretar papeles que nunca nadie les hubiera ofrecido. Se sienten estereotipados y lo vieron como una experiencia referescante, eran pocos días de rodaje y les resultó atractivo participar en el proyecto.
A pesar de contar con leyendas del cine y un equipo técnico excepcional, la temática dificultó enormemente la financiación, ni siquiera una marca de condones quiso apoyarnos, temiendo la mala imagen que pudiera darles patrocinar una película que no criminaliza el consumo de drogas. Todo fue en crowdfunding, en especie… todo muy duro… con pequeñas aportaciones, casi en cooperativa con los actores, pero lo importante es que la producción tiene un resultado en apariencia mucho mejor que lo que cabría esperar de un presupuesto extraordinariamente bajo.
Santiago Ortiz-Monasterio siguió El viaje de Keta cuando ya llevaba alguna distancia recorrida, me incorporé más tarde, cuando vi el colorido, el cast… me fascinó y ahí estuve un año cerrando el corte con el montador Antonio Briviesca (que trabajó con Michel Franco en Después de Lucía, con el colorista de Carlos Reygadas, Ernie Schaeffer… se unió mucha gente como yo, que veía el proyecto y decían yo quiero estar ahí…
El propósito desmitificador, incluyendo didáctica de youtuber con tono de comedia enloquecida, convierte El viaje de Keta, en palabras de Ortiz-Monasterio, en un encuentro entre Monty Python y Trainspotting en un mundo psicodélico que se ubicara en Méjico… es muy transmedia, muy what-the-fuck…
La filmografía sobre el tema incluye iconos de la transgresión, pero los autores han incluido otras fuentes en un homenaje cinéfilo que rinde tributo a su educación cinematográfica: No hemos querido parodiar, pero sí rendir pleitesía en clave de comedia a clásicos como “Carrie” (Brian de Palma, 1973) o “2001, una odisea en el espacio” (Kubrick, 1968).
Hay que reconocer que se necesita coraje y perseverancia para gestar un proyecto de estas características y, sobre todo, para destinarlo a una audiencia que traspase los circuitos underground, la gente no se atreve a hablar de drogas fuera del narco, como algo positivo en algún sentido, como una tradición de uso desde el inicio de los tiempos, más allá de la criminalización. Por contra, el alcohol que es una una droga dañina y causa más muertes está bien visto, de lo que se trata es de estar a favor de pasarlo bien, afirma Ortiz-Monasterio, en cierto sentido es como la comedia, que está desacreditada, criminalizar las drogas recreativas es lo mismo, solo son buenas cuando las prescribe un médico porque es lo serio.
En la línea de la normalización de un cierto uso de drogas, El viaje de Keta incluye todo tipo de consumidores, incluyendo burgueses de “buenas costumbres”, acercándose así a una realidad cuya visibilidad es todavía imposible. En el filme también hay personajes fuera de la norma estética o políticamente correcta, por su aspecto físico, en cuanto a orientación sexual, estilo de vida, los protagonistas pertenecen a todas las clases sociales. La droga es un factor igualitario y alguien tenía que decirlo.
En este punto, les preguntamos si mas allá de las dificultades de financiación y distribución, el público está preparado para emprender este viaje. Cuándo ya teníamos terminada la postproducción, aun necesitábamos dinero y la primera persona a quien mostramos la película fue Mónica Lozano, la productora de “Amores perros”, que conocimos a través de Claudia del Castillo y del guionista Beto Cohen, la vio y se quedó como… ok… ¿esto lo vamos a pasar en los cines?… El recorrido de Keta por los festivales no ha podido tener mejor feedback, se pasó en Morelia fuera de programa, en un pase con prensa, aunque no era una película propia del perfil del festival. Tengo que decir que estábamos muy nerviosos, porque invitamos a Daniela Michel, directora del Festival internacional de cine de Morelia —una de las 100 mujeres más poderosas de Méjico, según Forbes— a un pase previo, en un pequeño cine-club de Mónica Lozano, donde vio la película junto a una de las actrices y estábamos atentos a todas sus reaccciones y no paró de emitir pequeños gemidos de sorpresa y aprobación… al salir nos invitó a una cerveza y nos propuso incluir la película en el evento. Esa reacción es la que me ha sorprendido.
Santiago Ortiz-Monasterio confía en que El viaje de Keta sea largo, deleite a los convencidos e interese a todas las audiencias, en Morelia dijeron que era la película más polémica del festival y una joya de humor negro. A partir de ahí, la expectación fue enorme y ha ido aumentando con su presencia en otros festivales. La gente tiene interés pero existe esa inseguridad, por la temática y el miedo a la reacción y las consecuencias, no saben cómo venderla. Estamos siendo pacientes. Lo que está fuera de discusión es que Keta ya se ha convertido en una bola de nieve.
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