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Cine y Series

“El traidor”, mafia sin épica

En Director's Cut, Cine y Series miércoles, 4 de diciembre de 2019

Eva Peydró

Eva Peydró

PERFIL

El traidor es un magnífico fresco que recorre la historia reciente de la lucha contra la Cosa Nostra, desde los años ochenta, cuando se sella la guerra entre familias por el control del tráfico de droga. Tommaso Buscetta, un “soldado” mafioso, huye a Brasil para seguir los negocios habiéndose ganado el alias de El jefe de los dos mundos. Sin embargo, los conflictos internos en Sicilia se renuevan con una ola de asesinatos de la que son víctimas los hijos de Buscetta que quedaron en Italia. Arrestado e interrogado por la policía brasileña, el mafioso cambió la historia de Italia cuando decide colaborar con el juez Falcone y convertirse en un traidor a la Cosa Nostra.

Pierfrancesco Favino interpreta a Tommaso Buscetta a lo largo de veinte años, con una credibilidad asombrosa, perfectamente acorde con el tono de El traidor. La sencillez de la narración, que al mismo tiempo resulta muy poderosa, marca el estilo que Marco Bellocchio ha impreso a su relato. Acostumbrados a las crónicas que imitan el estilo periodístico, el reportaje, el bombardeo de datos con imágenes congeladas o la parafernalia operística con la que algunos directores gustan de aderezar los relatos mafiosos, valoramos especialmente la sobriedad, que no austeridad, de recursos bien medidos del director de Vincere. Lejos de dotar a su película del aura mítica mal disimulada que ciertos directores aplican y muchos espectadores disfrutan, Bellocchio desnuda de toda épica a la organización criminal y se centra en la figura que titula el filme. Buscetta es el protagonista y la película es Buscetta, su decisión y sus consecuencias.

El traidor (Marco Bellocchio, 2019)

La fidelidad a la historia que no cuesta seguir, incluso sin estar familiarizados con los hechos, tiene momentos cumbre en El traidor como la presión bajo tortura por parte de la policía brasileña para que colabore con la justicia, con ecos de las técnicas de represión política (estamos en 1983), la deportación y la epifanía en medio de la noche en el avión —la escena del sueño es una de las mejores del filme—, su primer encuentro con Giovanni  Falcone, y el episodio que sacudió Italia y el mundo y cambió el curso de la historia: el asesinato del legendario juez en 1992.

Buscetta es el protagonista y la película es Buscetta, su decisión y sus consecuencias.

La traición de Buscetta tiene un matiz importante, porque él nunca se consideró un traidor al juramento a la Cosa Nostra, en lugar de eso, acusa a los nuevos líderes de la organización de haber sido ellos quienes traicionaron los principios de solidaridad, de socorro a los pobres, de respeto a las reglas como no asesinar a mujeres o niños. El honor, al que hace referencia en sus entrevistas con Falcone —aceptando un cigarrillo de un paquete abierto, pero no lo habría hecho de estar intacto, por ejemplo—, sería para él una armadura que le investiría con la nobleza de enfrentarse a Totò Riina y el clan de Corleone.

El traidor

Es significativo que el director no se explaye en la violencia, aunque mostrarla sea inevitable, el historial delictivo de Buscetta es nombrado como una relación de condenas y solo vemos en una larga escena entrecortada —cuyo final solo conocemos cuando acaba la película— uno de sus asesinatos, y esto con un objetivo, mostrar que la mafia sabe esperar y que no dudará en vengarse del traidor. Las escenas del macrojuicio están rodadas con fluidez y efectividad, incluso las que incluyen a Andreotti, cuya secuencia en la sastrería es un gran acierto del guion que firma el director junto a Valia Santella, Ludovica Rampoldi, Francesco Piccolo y Francesco La Licata.

La música original de El traidor está compuesta por Nicola Piovani, y la banda sonora incluye el “Va pensiero” de Nabucco o el bolero “Historia de un amor”, en versión karaoke, el magnífico diseño de producción es de Andrea Castorina (Sangre de mi sangre) y el montaje de Francesca Calvelli (Vincere), con quienes ha colaborado Bellocchio en anteriores ocasiones, mientras que ha contado por primera vez con el bosnio Vladan Radovic como director de fotografía.

Si el espectador, a pesar de lo exhaustivo del filme, desea bucear más en la historia de Buscetta, puede ver en Netflix el documental Nuestro padrino (2019) dirigido por Mark Franchetti y Andrew Meier  que no le defraudará.

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