Drew Struzan: la magia del cartel

Quizás, pocos conozcan su nombre, pero es imposible no haber visto su obra, ya que Drew Struzan (Oregón, 1947) es el responsable de la creación de los carteles de las películas más icónicas de los últimos cuarenta años. De sus manos han surgido posters de films emblemáticos como Star Wars, Indiana Jones, Harry Potter, E. T. el extraterrestre, Blade Runner, Regreso al futuro o La cosa: el enigma del otro mundo, entre otros.

Sus trabajos consiguieron elevarle a la categoría de icono de la cultura pop, permitiendo que  su trabajo permaneciera en la memoria colectiva de varias generaciones. Directores de la talla de George Lucas, Steven Spielberg, Frank Darabont o Guillermo del Toro se han declarado fans de su obra y no han dudado a la hora de contar con él para pintar los pósters de sus películas.

En un mundo en el que los carteles eran simples reclamos para los espectadores, Drew Struzan logró elevarlos a una dimensión superior. Mediante unos rostros hiperrealistas, capaces de retratar no solo los rasgos, sino también de penetrar en la psicología de los personajes, y con increíbles y dinámicas composiciones, ha conseguido captar en sus pósters la esencia de las películas.

Los trabajos de Struzan son algo más que carteles promocionales, encarnan una síntesis de las claves de los films a los que hace referencia. Detrás de cada uno de sus trabajos, se halla no solo un riguroso estudio de la historia que narra, sino también del público al que está destinada y de las emociones que pretende transmitir.

A Struzan debemos, en definitiva, que los carteles hayan pasado a convertirse, al igual que las bandas sonoras, en verdaderos complementos del cine, en parte de la experiencia cinematográfica. De hecho, su creatividad es perfectamente comparable a la de John Williams, ya que ambos, en sus respectivos campos, han demostrado transmitir el espíritu de las películas.

Desde muy joven, Drew Struzan manifestó una intensa pasión por el mundo del arte, así como un talento innato para el dibujo. No obstante, sus inicios no fueron fáciles, ya que la nefasta situación económica que sufrían él y su familia no admitía que dedicarse a la pintura fuera un sueño realista. De hecho, sus primeras obras las realizó en rollos de papel higiénico. A pesar de todo ello, logró formarse como ilustrador en la prestigiosa Art College Design de Pasadena (California). Tras formar una familia, no tuvo más alternativa que trabajar a sueldo para vivir.

Sus primeros pasos como artista profesional no fueron como ilustrador de carteles de cine, sino de portadas de discos para Pacific Eye & Ear. Fue así cómo dio a conocer al público su talento, con las carátulas de los discos de Alice Cooper y Black Sabbath, que no dejarían a nadie indiferente.

La obra de Drew Struzan llegó al cine gracias a la influencia de un amigo, empezando a trabajar para Pencil Pushers con la ilustración de carteles de películas de serie B. Es aquí cuando empieza a desarrollar sus primeras obras  mediante la técnica del aerógrafo, su seña de identidad.

En 1977, el mundo del séptimo arte temblaría ante el inesperado éxito de Star Wars, de George Lucas. Como el Halcón Milenario, esta discreta cinta de space opera ascendió al Olimpo del cine. Ante el impacto de este filme, se decidió reestrenarlo al año siguiente, necesitando para ello un póster que promocionara el retorno de esta célebre cinta a las salas de cine. Su elaboración sería encargada a Charles White III, quien fuera profesor de Struzan en la academia de diseño, contando con la ayuda de su antiguo alumno para llevarlo a cabo.

El diseño se inspiraba en el conocido como estilo D, que imitaba los antiguos carteles de espectáculos circenses, un póster ajado sobre un panel de madera. Aquella obra maravilló al padre de la saga galáctica de tal manera, que acabaría contratándole como ilustrador para Lucasfilm y la compañía de efectos especiales Industrial Light and Magic, para la que diseñaría su primer logo. Para Struzan, Star Wars supondría su ascenso definitivo hacia las estrellas.

Los años 80 serían para Struzan su edad de oro, ya que fue entonces cuando desarrolló sus creaciones más célebres, a las órdenes de Lucasfilm y de Amblin, la productora de Steven Spielberg  entre otros. Si bien el diseño del cartel de En busca del arca perdida fue encargado a Richard Amsel, Struzan elaboró el póster para el estreno en Italia. Spielberg quedó tan fascinado, que contaría con él para las futuras entregas del famoso arqueólogo y otras cintas como E.T., el extraterrestre. Destaca también en esta fase, el primer cartel de El retorno del jedi, que en ese momento llevaba como título La venganza del jedi, muy criticado por los warsies al invertir los colores de las espadas de Luke Skywalker y Darth Vader.

Póster de Revenge of the Jedi, con los sables láser invertidos.

Fuera del dúo Spielberg-Lucas, Struzan ilustraría para otros grandes directores, produciendo los pósters tan conocidos como el de La cosa: el enigma del otro mundo, Los Goonies o la trilogía de Regreso al futuro. No obstante, puede que su trabajo más destacado fuera el que presentó a Ridley Scott para Blade Runner, sin duda, su obra más evocativa, la que más representa la esencia de una película. Aunque finalmente no sería seleccionado como cartel oficial, es también cierto que se emplearía para posteriores reediciones, convirtiéndose así en su producto mejor valorado.

Los años 90 supusieron el inicio del fin de la carrera de Struzan. En ese momento, la tecnología digital se incorporó al mundo del cartelismo, lo que supondría el declive de los afiches pintados a mano. A pesar de todo, continuaría con su labor como cartelista, trabajando de nuevo para Spielberg en Hook, con los pósters promocionales de las ediciones especiales de Star Wars u otros films como Los Picapiedra o La milla verde, uno de sus mejores trabajos que, sin embargo, tampoco se utilizaría como cartel oficial. La llama de Struzan aún seguía viva y prueba de ello sería el contrato que firmaría con el Servicio postal de los Estados Unidos, para la ilustración de una colección de 30 sellos con retratos de las estrellas del Hollywood dorado.

En la década de los 2000, triunfaron definitivamente los murales digitales y, sin embargo, Struzan continuó deleitando al público con sus carteles. En el año 2001, presentó el de la primera entrega de otra de las grandes sagas del cine: Harry Potter y la piedra filosofal. Diseñaría otro para la secuela en 2002, siendo finalmente sustituido por un fotomontaje. Una curiosidad es que retrataría incluso para Santiago Segura la tercera aventura del policía más asqueroso de España: Torrente 3, el protector.

Sus clientes habituales, Lucas y Spielberg, recurrirían a él para la trilogía de precuelas de Star Wars e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Con este último anunciaría su retirada, alegando que continuaría trabajando para su propio disfrute.

Pese a su retiro, en los últimos años ha trabajado puntualmente para algunos proyectos cinematográficos, por ejemplo en el cartel de Batkid Begins, documental sobre un niño enfermo de cáncer que sueña con ser Batman, y el póster promocional de Star Wars: el despertar de la fuerza.

En un mundo en el que los pósters de cine han pasado a ser montajes fotográficos vacíos, los carteles de Drew Struzan son obras a reivindicar. Una poderosa nostalgia invade al espectador con la visualización de una de sus pinturas, que nos retrotrae a una época en la que tanto directores como cartelistas eran verdaderos artistas, dotados de una inmensa libertad creativa.

Struzan consiguió transmitir la magia de las películas en cuadros de 30×40 pulgadas. Gracias a él, se ha podido reconocer la labor artística de los diseñadores de carteles, a pesar de que, actualmente, sean muy pocas las entregas de premios cinematográficos en las que se incluye una candidatura a mejor póster del año.