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Te mereces regalar Brava

En Lifestyle martes, 20 de diciembre de 2016

Chloé Hasgaard

Chloé Hasgaard

PERFIL

Si el binomio imprescindible en una prenda de vestir era, hasta hace unos años, el diseño y la calidad, o sea, bonita y buena, ahora sería impensable admirar los productos de una marca que recurriera a mano de obra infantil y plantilla precaria, explotada en condiciones laborales inaceptables en el primer mundo.

Las imágenes horripilantes de fábricas derrumbadas en el sudeste asiático y poco menos que esclavas frente a una batería de máquinas de coser, al otro lado del estrecho de Gibraltar, no son un mundo aparte, son parte de nuestro clóset. Si para ti esto no es importante, no serás capaz de apreciar ni merecerás vestir de Brava, una empresa que no se entendería sin el fairtrade y que ha apostado, desde la honestidad, por una forma de crear arraigada en nuestro tiempo, y el tiempo futuro que todos desearíamos ver.

Brava

Si en el principio fueron las camisas masculinas las que nos sedujeron por la frescura de sus diseños, y que más de una nos remangábamos con estilo después de sacarlas del armario de un hombre, al que se las habíamos regalado o nos las había descubierto, ahora podemos lucirlas también en blusas femeninas y vestidos. Por eso, os puedo garantizar que el contacto del algodón 100% made in Green, franela o lana 100% merino de sus prendas de calidad premium es algo que debéis experimentar.

Brava

Brava no sigue las tendencias ni los colores de moda, tampoco contrata modelos profesionales ni intenta que te adaptes a sus tallas, porque los protagonistas somos nosotros y su creatividad, por eso sus piezas parecen obras de arte, diseñadas por artistas e ilustradores, que aplican su imaginación a quienes nos atrevemos a cubrirnos con gambas, bicicletas, sifones o con azules olas Shibuya, pero mediterráneas, eso siempre. Las paletas de color de Brava son puro arte.

La gente de Brava dice que se droga con creatividad, por lo que sus colocones son felizmente compartidos; El primero que disfruté fue un maravilloso camisero, uno de mis imprescindibles, un tipo de prenda que crecí adorando en el ropero de mi elegante maman.

Me froto las manos enguantadas en piel púrpura, imaginando a un ser querido (anónimo para vosotros, si lo contáis tendría que mataros), mientras abre el original envoltorio de su regalo Brava: una camisa cubierta de arriba a abajo de liliputienses foodtrucks, que darán diversión a los toddlers de la familia, hasta que llegue mi momento de desabrocharla (pensando que envían y puedes devolver sin gastos hasta el 15 de enero). Así de fría puedo ser a veces.

Brava

Frente al árbol de Navidad, o junto a los vasos vacíos de akvavit, como el que el año pasado dejé para reconfortar a los Magos, este año se abrirán muchos regalos Brava, para extender esa sensación de viernes al salir del trabajo, ser elegante camino de la playa o informal en una cena con quien quieras, pero siendo más tú que tú mismo o tú misma, siempre.

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