El Telharmonium o Dynamophone y RCA Mark II, son los antecesores directos del actual sintetizador. Sus dimensiones y sus costes aún hoy nos parecen desorbitados.
Nos trasladamos al siglo XIX, concretamente a 1897, Thaddeus Cahill patenta su invento llamado, el Telharmonium, considerado ahora el primer instrumento electrónico, además de ser polífónico en sus 7 octavas. La construcción se alargará durante 9 años por la compleja maquinaria, las dimensiones que necesita para su fabricación y su coste final. La creación de Cahill llega a pesar 200 toneladas y su longitud es de 18 metros. Su precio llegó a los 200.000 dólares de aquella época. Un precio desorbitado ahora y entonces, pero al que Thaddeus supo sacar rentabilidad.
Y te preguntarás ¿cómo se puede sacar rentabilidad a un mastodonte así? Después de su presentación en sociedad, Cahill decide trasladarlo a Nueva York. Allí, lo instala en la planta de un teatro situado en Broadway. La idea de Thaddeus fue transmitir las interpretaciones de su instrumento, a través de una primitiva línea telefónica, a teatros, hoteles, restaurantes, y casas. A cambio, él cobraba una tasa por este servicio.
Fue una nueva demostración del ingenio, creatividad y visión futura que tenía Thaddeus Cahill, el mentor de los sintetizadores y el hilo musical. En la actualidad no quedan restos ni registros sonoros del Telharmonium, pero sus tonalidades lo asemejan al órgano Hammond.
Si bien el Telharmonium supuso el disparo de salida para la creación de los primeros sintetizadores, no fue hasta la década de los 50 que no se acuñó este término a una computadora. RCA Mark II, se le considera el primer sintetizador, aunque no tuviera teclado. Radio Corporation of America había creado un departamento para la invención o perfección de elementos propios de la radio, como el micrófono.
Pero su primera finalidad no fue la musical. Su antecesor el Mark I, había sido creado por los ingenieros estadounidenses Harry Olsen y Herbert Belar. Tras leer el ensayo A Mathematical Theory Of Music, pretendían destapar la caja de Pandora. Su idea, fabricar melodías pegadizas y que llegasen a ser populares, gracias a la combinación que realizaba el computador con otras melodías que habían tenido éxito. Menos mal que no tuvieron suerte.
Con el siguiente modelo, el Mark II, se buscó la aplicación musical y se desestimó seguir por la anterior vía. Gracias a ello compositores y músicos ligadas a las vanguardias musicales de aquella época, como Otto Luening, Vladimir Ussachevsky o Milton Babbit experimentaron con el primer sintetizador.
Las dimensiones del primer sintetizador, una vez más, son mastodónticas. Ocupaba una habitación él sólo, con 5 metros de ancho y 2 de altura. Su precio, 500.000 dólares. Hasta que no llegó un antiguo colaborador del Mark II y creó su propia marca, no había una fácil accesibilidad a los sintetizadores. Su nombre Moog… Robert Moog.
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