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Cine y Series

“Pacifiction”, de Albert Serra: Cuento sin moraleja en el paraíso

En Director's Cut, Film & TV, Cine y Series jueves, 23 de marzo de 2023

Eva Peydró

Eva Peydró

PERFIL

La película más lograda de Albert Serra hasta la fecha, Pacifiction, que se estrenó a concurso en la 75ª edición del Festival de Cannes y fue incluida en la lista de las 10 mejores películas de 2022 por la revista Cahiers du Cinéma, nos sumerge durante casi tres horas en una atmósfera donde la sugerencia se convierte en verdad y lo imaginado conforma la realidad. La absoluta presencia del protagonista, De Roller, un comisario del gobierno francés en Tahití, interpretado por el actor galo Benoît Magimel con una ambigüedad llena de matices, sirve de marco a lo que en manos de cualquier otro director podría haber sido un thriller político postcolonial, pero que en el caso del catalán es un soporte ampliado y perfeccionado para transmitir las obsesiones estéticas y temáticas que ha plasmado en sus anteriores trabajos.

Un breve repaso a su filmografía bastará para demostrarlo: En Honor de Cavalleria (2006), que también fue elegida como una de las diez mejores películas de 2007 por Cahiers du Cinéma, Serra adapta la obra maestra de Cervantes con la máxima estilización, es decir, con un minimalismo absoluto, para introducirnos en una de las señas de identidad estilísticas de su cine, la morosidad, el ritmo de cadencia que parece tan lento como invisible, y donde el espectador se enfrenta a una exigencia de participación activa, siempre gratificante si es capaz de percibir en esa aparente inacción un desarrollo interno, con un preciso código propio. En 2008, El cant dels ocells lleva a la pantalla un tema popular muy arraigado, el viaje de los Reyes Magos al encuentro de Jesús recién nacido, que toma su título de un villancico catalán, hecho famoso por el violonchelista Pau Casals.

En 2013, Serra rodó Història de la meva mort, un hipotético encuentro entre un personaje real, Casanova, y otro ficticio, el conde Drácula. A continuación, el díptico del Rey Sol, rodado en dos años consecutivos y compuesto por La muerte de Luis XIV, interpretada por Jean-Pierre Léaud, incluida en la lista de las 10 mejores películas de 2016 por Sight&Sound, y Roi Soleil, protagonizada por Lluís Serrat, uno de los actores/no actores favoritos del director, nos enfrenta a la agonía de uno de los personajes más emblemáticos de la historia, con un patetismo innegable y una progresión en el planteamiento estilístico, que da un importante refuerzo al esquema formal.

Finalmente, en Libertad (2019), adaptación cinematográfica de su propia producción teatral, Serra filma la historia real de Madame de Dumeval, quien, junto a un grupo de nobles libertinos franceses, huyó de la corte de Luis XVI para refugiarse bajo la protección del librepensador duque de Walchen, representando un encuentro orgiástico en la oscuridad de un bosque acogedor y cómplice.

La posible trascendencia del cine de Serra se eleva por encima de los pilares de la anécdota para superarla y conseguir contarnos una y otra vez, con nuevos matices y recursos, nuestra propia historia.

La línea que ha seguido la obra de Albert Serra para llegar a su culminación (hasta ahora) en Pacifiction es evidentemente clara y progresiva, sus películas se han acomodado en no-lugares (espacios simbólicos, imaginados, conceptuales) para no hablar de personajes extraídos de la historia europea ni del patrimonio cultural, elaborando así curiosamente un discurso de elocuencia intemporal que trasciende la anécdota, el apunte biográfico o la discusión de hechos y actos. Los espacios en las películas del director son siempre una elección deliberada, que aporta un sentido necesario a sus propuestas, para aislar, como bajo un microscopio, lo más esencial.

De este modo, el escenario, si no es el mensaje, al menos colabora en gran medida a comunicarlo, actuando como un pedestal que nos eleva sobre el suelo y nos obliga a descontextualizar lo que se nos muestra. La posible trascendencia del cine de Serra se eleva por encima de los pilares de la anécdota para superarla y conseguir contarnos una y otra vez, con nuevos matices y recursos, nuestra propia historia.

pacifiction

Pacifiction podría ser un ensayo sobre el neocolonialismo, la amenaza nuclear, la melancolía de un modo de vida decadente que se aferra a la existencia con la despreocupación ensimismada de quien se siente bien instalado en una posición de privilegio, pero también es una experiencia hipnótica y prolongada de enorme belleza.

En esta coproducción entre España, Francia, Alemania y Portugal, Serra nos ofrece un personaje extraordinario, heredero actualizado de aquellos diplomáticos y policías de la estirpe del Louis Renault de Claude Rains. El De Roller de Magimel es un demiurgo seductor y ambiguo que serpentea en un microcosmos y gravita en un mundo tan real como imaginado, y cuyo estilo mimetiza por completo el tono de la película. El comisario despliega su talento diplomático, sus dotes de relaciones públicas y su voluntad de intervenir en todos los aspectos de la vida social de la isla, como anfitrión, asesor, confidente y ejecutor, moviéndose con igual soltura en una reunión de activistas locales, en el sofá de un club nocturno o en una competición de surf.

El ruido de fondo de Pacifiction es el rumor no confirmado de nuevas pruebas nucleares en aguas polinesias, y es esta incertidumbre la que impregna la película, condensando toda la ambigüedad con la que el director nos desafía a lo largo de toda ella. Los acertados diálogos de Baptiste Pinteaux, la música de José Robinson y Marc Verdaguer, así como la bella fotografía de Artur Tort (la película se rodó simultáneamente con tres cámaras, en cada una de sus escenas, lo que dio como resultado 540 horas de metraje), nos envuelven en un misterio tan seductor como insondable, tan ambiguo como el revelador personaje de Shannah, interpretado por Pahoa Mahagafanau, la nativa que consigue ganarse la confianza de De Roller y que representa el tercer género en la tradición polinesia, donde los conocidos como «mahu», nacidos varones, se expresan y son aceptados como mujeres.

La indefinición, la incertidumbre, la confusión revelan que pretendemos acercarnos a otra realidad a través de una lente inadecuada, pero sólo rindiéndonos y dejándonos seducir seremos capaces de comprender y este conocimiento nos obligará a tomar partido. Pacifiction no pretende ser un cuento moral en el paraíso, pero consigue cuestionar el paraíso con una perspectiva diacrónica que, como un tornado tropical, integra en su furiosa turbulencia todo lo que no está firmemente anclado en la tierra. Y es esta vorágine, que aquí subyace como un temblor imperceptible, la que absorbe valores, creencias y defectos morales, cuya larga decadencia es, en el mejor de los casos, una extinción excesivamente lenta.

Pacifiction fue premiada en el 33 Festival Internacional de Cine de Tromso por el Jurado Fipresci (formado por Neil Young, Håkon Tveit y Eva Peydró. Esta crítica se publicó por primera vez en la web de Fipresci.

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