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Naima: Intensidad sonora

En Música martes, 29 de marzo de 2016

Corina Preciado

Corina Preciado

PERFIL

Si la creación de un sonido inequívoco es el objetivo último de un conjunto de jazz, el trío español Naima está en su camino hacia asegurarse un lugar como uno de los principales grupos de la escena europea contemporánea.

Enrique Ruiz en el piano y en los sintetizadores, Luis Torregrosa en la batería y Rafael Ramos Sania en el contrabajo integran el grupo electro-acústico afincado en Valencia, que ha afilado un sonido dramático, enigmáticamente romántico, marcado por texturas astringentes, fascinantes melodías y ritmos fuertemente enroscados.

Mientras la banda se ha sometido a varios cambios desde su formación hace una década, Naima ha mantenido el corazón fundador con Ruiz y Torregrosa, que escriben y arreglan la mayoría del material juntos. Evitando los lugares comunes de los tríos de jazz consistentes en un tema seguido de una serie de solos, se han concentrado en un enfoque de grupo, que a menudo borra distinciones entre solista y acompañante. El reflujo y el flujo de energía y dinámica interior, sutilmente calibrada, a veces recuerdan a The Bad Plus, pero en manos de Naima los resultados alcanzan un terreno emocional muy diferente.

La banda hace su debut en el sello estadounidense Cuneiform -reconocida casa de discos independiente que se ha ganado una reputación por su espíritu aventurero- con Bye, el cuarto álbum del grupo, que basa sus composiciones en la creación de intensidades sonoras entre los tres integrantes, que construyen una simbiosis perfecta entre el ritmo y la melodía y entre la experimentación y la narrativa.

Bye llega tras Uno (2006); Buscas (2010) y A Trio Conspiracy (2013) y representa un salto cualitativo para Naima, palpable desde el proceso de mezcla y masterización, que se ha realizado en Londres a cargo de Tony Platt y Ray Staff respectivamente. Ambos tienen una dilatada trayectoria y son responsables del sonido de discos de The Bad Plus, The Clash, Muse y Led Zeppelin.

Naima

El álbum empieza con la perforadora y visceral “A Father’s Anthem”, una melodía magnífica y desgarradora, que se abre como una elegía triste. La canción que da título al disco recoge un humor similar, pero más en la tristeza que en la cólera. La pieza central emocional del álbum podría ser “Al llegar sabríamos tanto como ella”. Con su gradual aumento de tensión y liberación y sus texturas lapidarias; la pieza sugiere un destino que tanto invita como prohíbe.

Aparte de la intensidad de ópera de algunas piezas, Naima posee un don para reinterpretar material, así, cierra el álbum con dos versiones reveladoras: “Animal Chin” de Jaga Jazzist, a la que dan el tratamiento conciso y detallado con su zumbar de texturas que contrastan alegremente con la animada melodía. Y, por último, la versión de Elliott Smith “Can’t Make a Sound” que de alguna manera trepa por la desesperación de la canción, añadiendo una capa adicional de angustia existencial a una súplica ya en el original.

La banda, que ha pasado los últimos diez años creando un repertorio original y un distintivo sonido, que consigue eludir las clasificaciones simples en el mundo del jazz, defiende su nuevo álbum el viernes 1 de abril en el Café Mercedes Jazz a las 22:30 horas para luego viajar al Festimad donde se presentarán el 28 de abril.

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