El Sitges – 54 Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya ha presentado ya algunos de sus highlights, nombres que seguramente estarán en boca de todos durante los diez días del festival, que tendrá lugar del 7 al 17 de octubre. Y atención porque el asunto promete: Álex de la Iglesia, Paco Plaza, Michael Myers y Neill Blomkamp, entre otros. Vamos por partes.
Que Sitges programe a Álex de la Iglesia no es ninguna novedad. Por aquí pasaron en su día El día de la bestia y 800 balas, y eso sin olvidar un dato importantísimo: fue en Sitges en 1992 donde el director bilbaíno presentó un work in progress de 50 minutos de duración de la que, el año siguiente, sería su celebrado debut en el largometraje, Acción mutante.
Álex de la Iglesia es, creo que no cabe ninguna duda, el director español que más ha hecho por el cine fantástico en las últimas décadas, así que la inclusión en première mundial de Veneciafrenia está por encima de cualquier discusión (previa a su pase en Sitges) acerca de sus cualidades. Que, teniendo en cuenta el espléndido momento de forma en el que se encuentra De la Iglesia, no creo que sean pocas. Sus últimos créditos son, por una parte, uno de los mejores productos fantásticos jamás producidos para televisión en España, 30 monedas, y por otra parte, tres estupendas películas encadenadas una detrás de otra: Mi gran noche, El bar, y Perfectos desconocidos.
Así pues, si la presencia del último Álex de la Iglesia en Sitges se justifica por sí misma, un poco lo mismo podría decirse de La abuela, flamante confirmación de ultimísima hora para esta edición. Paco Plaza, su responsable, es en mi opinión un director que suele errar en el equilibrio entre la formalidad de sus propuestas (irreprochable) y los guiones que ilustra (mediocres).
Sin embargo, su relevancia en el fantástico nacional del siglo XXI es, (me) guste o no, incuestionable, por lo que su presencia en Sitges 2021 está fuera de toda duda. Incluso si, como es el caso, La abuela se verá unos días antes en San Sebastián. Celebro que Donostia se abra al fantástico, pero creo que el hogar natural de esta película es Sitges, aunque sea fuera de concurso (no podrá concursar precisamente por su paso por San Sebastián, la normativa del festival lo impide).
En otro orden de cosas, mucho se ha hablado estos días de que la edición de 2021 del Festival de Sitges será la primera inaugurada con una película dirigida por una mujer. Tal honor recaerá en Ana Lily Amirpour, que presentará Mona Lisa and the Blood Moon. Amirpour no es, ni mucho menos, una recién llegada aquí: sus dos anteriores cintas, Una chica vuelve a casa sola de noche y The Bad Batch, ya pasaron por el certamen. Si bien la primera naufraga, a pesar de la interesante propuesta visual, en los consabidos tics del cine de autor indie, la segunda era una relectura del universo Mad Max atravesada por un romanticismo arrebatador que la hacía realmente apasionante. A priori, una buena decisión, pues, la de abrir con una película de Amirpour.
Voy ahora con uno de los títulos que menos me motiva de los anunciados recientemente, pero que sin ninguna duda será uno de los momentos álgidos de Sitges 2021. Ángel Sala ya avanzaba en la anterior rueda de prensa del mes de junio que habría presencia de Blumhouse Productions asegurada, seguramente con más de una película. Eso invitaba a pensar, claro, en lo que ya se ha confirmado: el pase de Halloween Kills.
Cierto es, no lo cuestiono, que con el nombre de Michael Myers pasa lo mismo que con los de De la Iglesia o Plaza: su importancia intrínseca en el fantástico reciente es tan insoslayable que programarlo en Sitges es per se una decisión acertada. Ahora bien: ¿se puede esperar algo bueno de una saga que, en los últimos 25 años, ha sido totalmente desmantelada por sus responsables gracias a una concatenación de absurdas decisiones artísticas? Spoiler: NO. Esas decisiones a las que me refiero han provocado que, en el momento en el que escribo estas líneas, la saga acumule hasta cinco (¡CINCO!) líneas temporales distintas.
Para empezar, excluyamos de la saga la (estupenda) Halloween III: El día de la bruja (1982), que no tiene nada que ver con Michael Myers, y las dos (lamentables) películas dirigidas por Rob Zombie en 2007 y 2009, que configuran un reboot cuyo universo es distinto del de la saga canónica. Ahí ya tenemos dos líneas temporales diferentes. Ahora saltemos hasta 1998, que es cuando Halloween H20: 20 años después decidía ignorar por completo los eventos explicados en la saga después de ¡¡Sanguinario!! (Halloween II) (1981), es decir, se pasaba por el arco de triunfo las partes cuarta (1988), quinta (1989), y sexta (1995). Eso dejaba ya totalmente aisladas en una tercera línea temporal esas tres secuelas junto a la primera y la segunda parte. Bien, sigamos. Cuatro años después de H20 vino Halloween: Resurrección (2002), donde en sus primeros 15 minutos Michael Myers asesinaba a nada más y nada menos que el personaje interpretado por Jamie Lee Curtis en la película original, Laurie Strode. Retengan ese dato porque es capital en todo este embrollo.
Y ya acabo y vamos para bingo: en 2018 entra Jason Blum en escena y produce La noche de Halloween, cinta que olímpicamente ignora TODAS las películas de la saga y continúa directamente donde lo dejó John Carpenter en la primera parte, es decir, con el personaje de Laurie Strode viva. Con esta jugada surgen automáticamente las dos líneas temporales que restan: la cuarta, que comprendería las dos primeras partes de la saga, H20, y que quedaría truncada en Halloween: Resurrección con la muerte de Laurie Strode; y una quinta línea temporal que conformarían la película original de 1978 y las que ha producido Jason Blum a partir de 2018 con Strode viva de nuevo.
A estas alturas, y viendo la desvergüenza épica de los responsables de la saga a lo largo de más de 20 años, el único consuelo que nos quedaba era el hecho de que John Carpenter cobra un cheque cada vez que alguien hace una película de Halloween. Claro que eso, bien mirado, ya ni siquiera es consuelo: cobrando este dinero fácil se reducen las (ya de por sí escasas) posibilidades de que el maestro del terror se decida algún día a volver a agarrar una cámara.
El resto del batallón de títulos anunciados en agosto es realmente atractivo y podemos encontrar propuestas para casi todos los gustos, como suele ser habitual en el certamen sitgetano. Imposible reseñarlas todas en este texto, pero algunas, sin embargo, conviene destacarlas aquí por motivos distintos. En el caso de Demonic, porque supone la primera incursión de Neill Blomkamp, el director de Distrito 9, en el género de terror. Es cierto que su carrera posterior no ha terminado de cuajar, pero Distrito 9 atesoraba suficientes puntos de interés como para albergar expectativas acerca de cómo se desenvuelve Blomkamp en el género de terror.
En cambio, el principal aliciente de The Deep House, al contrario que el de Demonic, no es el nombre de sus directores, Alexandre Bustillo y Julien Maury. Es más: diría que precisamente Bustillo y Maury, directores de los que Sitges ha programado absolutamente todas sus películas previas, constituyen el peor reclamo de la propuesta. Al menos teniendo en cuenta que casi toda su filmografía previa bascula entre el artificio splatter sin mayores consecuencias (caso de su mediocre debut, A l’intérieur), el intento más o menos serio, pero fallido, de afrontar un cine referencial moderno (caso de Livide o Aux yeux des vivants), o la más ridícula ausencia de ideas propias (Kandisha, película que Clive Barker pondrá en manos de los tribunales algún día, supongo…).
Muy temible, pues, el dúo francés presenta sin embargo una de las premisas argumentales más atractivas de este Sitges 2021: una pareja se desplaza al sur de Francia con el objetivo de grabar para sus redes sociales una casa sumergida en el fondo de un lago y perfectamente conservada… casa que alberga una fuerza demoniaca. Lo que Bustillo y Maury habrán hecho con un punto de partida tan curioso lo descubriremos en octubre. Tengamos fe.
En lo que respecta al cine procedente de países orientales, tradicionalmente muy numeroso en Sitges y que a lo largo de estos últimos años ha dejado verdaderas perlas, cabría destacar por lo menos una película: la tailandesa The Medium, de Banjong Pisanthanakun. Enésimo caso de película que llega precedida de la etiqueta “película más aterradora del año”, en este caso sería prudente andar con cuidado porque, en el año 2004, Pisanthanakun dirigió (junto a Parkpoom Wongpoom) una cinta verdaderamente aterradora, Shutter. Solo con que The Medium fuera capaz de recuperar un tercio de la capacidad turbadora de Shutter, probablemente sí podríamos estar ante la película de terror de 2021.
Por último, y enmarcada dentro del leit motiv de este año que gira en torno al mito del hombre lobo, Sitges proyectará una cinta de la que se viene hablando mucho en redes sociales y que, por lo visto, tiene todos los ingredientes para encandilar al prototipo de asistente al festival fantástico sitgetano: Werewolves Within, basada curiosamente en un videojuego, y donde el típico pueblo de montaña (nevado, of course) es el escenario de una serie de misteriosos asesinatos que parecen cometidos por un hombre lobo.
Lo aviso con la suficiente antelación para todos aquellos que tengan muy poca disponibilidad para ir este año a Sitges y, aún así, no quieran perderse alguno de estos highlights: tiene toda la pinta de ser el Noche de bodas de Sitges 2021. Humor negro, citas al terror clásico, y pinceladas de gore. Un coctel que en este festival, en años anteriores, ha desatado sesiones absolutamente inolvidables.
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