Ninguna divinidad, ser feérico o ente sobrenatural de cualquier especie ha recibido más tributos roqueros que Satanás. No es obsesión de los grupos de presión evangélicos: el rocanrol huele verdaderamente a azufre. Pero todo tiene un comienzo. Fue durante el cambio de década de los sesenta a los setenta cuando Lucifer fue invocado en las mazmorras del rock, con grupos como Black Sabbath, Dr. John, Salem Mass, Bedemon, Lucifer’s Friend, Satan and Disciples, Death SS…
La mayoría eran profanos, satanistas de pega. Tampoco aquellas bandas “ocultistas” de las que no ha quedado gran registro histórico (como pueden ser Dies Irae, Bulbous Creation, Necromandus, The Shiver, Writing on the Wall…) nos aclaran su grado de iniciación detrás de una afición por una estética oscura que, sin duda, encaja demasiado a la perfección con los gustos del adolescente y con los disgustos de sus sufridos padres. ¿Habrá un punto más de autenticidad en las que hoy les traemos?
Coven
—Esto es un grupo que graba el primer disco ocultista de la historia del rock… Introdujeron el signo de los cuernos en la música popular, su debut empezaba con una canción llamada “Black Sabbath” y tenían como miembro a Oz Osborne.
—Los Black Sabbath, ¿no?
—Pues no: es Coven, y su álbum Witchcraft Destroys Minds & Reaps Souls (1969) culmina con la grabación de una misa negra de 13 minutos.
https://www.youtube.com/watch?v=IOGKmgDZS1c&feature=youtu.be
Black Widow
Convirtieron su debut (Sacrifice, 1970) en uno de los primeros discos satanistas de la historia, y uno de los más sinceros. Lejos de los faroles esotéricos de Black Sabbath o Led Zeppelin, los ingleses oficiaban en el escenario auténticas misas negras, que solían culminar con el sacrificio (fingido) de una mujer desnuda. Su consejero mágico era el Rey de los Brujos Alex Sanders, quien llegado el momento les advirtió públicamente de que si seguían por esa vía acabarían invocando al demonio Astaroth (nombre, por cierto, de otra banda satanista de la época).
Lo que distingue a Black Widow de agrupaciones del estilo es su habilidad melódica, apoyada en flautas y clarinetes e inspirada en el progresivo sinfónico. También es remarcable lo temprano que viraron el rumbo. Al parecer, la espiral de drogas, paranoia y satanismo llegó a su culmen cuando el batería Clive Box empezó a notar que todo le iba mal: perdía cosas importantes, se le estropeaba el coche… Aterrorizado, presionó a sus compañeros para que abandonaran las temáticas mágicas. Para el siguiente disco, Black Widow (1971), habían perdido casi todo rastro de personalidad.
Mort Garson
Un disco de nombre Misa Negra (Black Mass, 1971) compuesto por un tal “Lucifer” no pinta nada mal. Detrás se escondían los experimentos al sintetizador moog de Mort Garson, que ya había firmado en The Zodiac: Cosmic Sounds (1967) una suite en honor a los símbolos del zodíaco.
Bajo el pseudónimo Ataraxia, lanzará en 1975 The Unexplained, instrumental destinado a acompañar ejercicios de meditación, y, un año después, en Mother Earth’s Plantasia, su último lanzamiento conocido, se pondrá como objetivo componer música para ayudar a crecer a las plantas.
Anton LaVey
Al otro lado de los sintetizadores, el temido Anton LaVey, fundador de la Iglesia de Satán en la Noche de Walpurgis de 1966. Su primera prueba auditiva, The Satanic Mass (1968), era la grabación de una misa negra conducida por él mismo, que incluía el bautismo de su hija Zeena (el primer bautismo satánico registrado). Por aquel entonces, un remedo de la liturgia cristiana ya había inspirado a bandas lúdicas como The Electric Prunes y Plus, y no tardarían otros brujos, como Alex Sanders (A Witch Is Born, 1970), en grabar para la historia sus respectivos ritos de iniciación.
Tras casi treinta años de silencio discográfico, el Papa satánico irrumpió con un álbum y un EP inexplicables. El nombre del segundo les hace justicia: Strange Music. ¿El contenido? Covers de clásicos, terroríficos como cachondos, con alguna composición propia rescatada de un memorable documental sobre sus actividades, Satanis: The Devil’s Mass (1970).
El Ritual
Conocidos primero como Los Graveyard, esta banda de Tijuana es el Coven hispano… sólo que, como muchas bandas mexicanas de su momento, cantaban en inglés. Nos dejaron una sola placa homónima (1971), con una portada aparentemente inspirada en el debut de King Crimson (las fotos de los integrantes, en Grand Funk Railroad). Para muchos, es aquí cuando el rock mexicano empieza a cambiar de rumbo, prestando oídos a la psicodelia y el hard rock que tronaban al otro lado de la frontera. (Desde Tijuana incluso se distinguían los punteos.)
Ni esto, ni el maquillaje, ni los temas satánicos ni la intención polémica de sacar un single con el título “Puta” (suavizado finalmente en “Easy Woman”) consiguieron que la banda durase. Apenas lo suficiente para soñar una ópera rock (La tierra de que te hablé) y participar en el legendario Festival de Avándaro (1971).
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