Cesc Gelabert se muestra encantado de presentar una nueva creación en el BAC-Baryshnikov Arts Center de Nueva York. Framing Time es el nombre de la pieza, que aúna la composición de Morton Feldman, la interpretación al piano de Pedja Muzijevic, la instalación lumínica de Burke Brown y la danza de Gelabert. El día 1 de noviembre es el estreno mundial en el marco del White Ligth Festival del Lincon Center.
Reconocido como figura clave de la danza contemporánea en España, Cesc Gelabert (Barcelona 1953) se formó en su ciudad primero y en Nueva York después. A lo largo de su carrera ha establecido colaboraciones con los directores de teatros y personalidades más importantes de la escena mundial. Entre esos vínculos se encuentra uno muy especial con Mikhail Baryshnikov, la gran estrella de la danza que en 2005 abrió el BAC para el apoyo a artistas de disciplinas variadas. Una relación que incluye colaboraciones artísticas como In a Landscape, la coreografía que Gelabert creó para Baryshnikov en 2003.
Aunque el proyecto inicial entre ambos artistas, anunciado en 2016 por el propio Baryshnikov, consistía en una creación conjunta en la que ambos bailarían, una lesión del ruso obligó a posponer el proyecto primero y a reconvertirlo en una producción del BAC en la que el bailarín es Gelabert. Sobre ello hemos podido hablar con el coreógrafo catalán.
¿En qué momento surge la idea de llevar adelante esta pieza?
Framing Time parte de un concierto que hizo el pianista, Pedja Muzijevic, director musical del BAC, que incorporaba la instalación de luz. Hablando con Misha [como se conoce familiarmente a Baryshnikov] vieron que sería interesante incorporar un bailarín, pensaron en mí, me ofrecieron la posibilidad de bailarlo y ahora estoy aquí ensayando.
¿Como describiría la composición de Feldman?
La música es muy importante; de hecho, es un concierto, se presenta con el pianista, pero incluye tres acciones, la coreografía, el concierto y la instalación de luz. A Feldman se le conoce como discípulo de John Cage y esta obra, Triadic Memories (1981) es muy valorada. Tiene que ver con la música repetitiva, pero a diferencia de Steve Reich o Philip Glass, que crean un tipo de repetición que van modulando y diferenciando progresivamente, la intención de Feldman era otra: evitar esa parte repetitiva; de hecho nada es igual, va cambiando todo, está dando vueltas a diferentes ideas, es un tipo de fraseo, de sensibilidad, como la de Debussy o John Cage, que casi no se conserva. Tiene un misterio, es una obra muy compleja, pero es uno de los retos para mi. Muchas compañías de danza utilizan un ambiente musical, un fondo que tu adaptas como quieras, la música no te marca. En este caso, la música tiene intención en todas sus variantes, no puedes ignorarla, tienes que entenderla, pero no puedes estar ilustrándola, porque no tiene sentido; el discurso coreográfico que me permite independencia solo lo puedo hacer una vez supero la música.
¿Conocía el trabajo de Burke Brown?
Es un diseñador de luces que trabaja mucho con compañías de danza [Alvin Ailey, English National Ballet, American Dance Teather]. En este trabajo, ya existente, a partir de un punto de luz desarrollaba transparencias y con diferentes elementos creaba un fondo; ahora tiene que crear además luz sobre el escenario. Será una versión diferente de la misma instalación.
¿Cómo ha sido la participación de Baryshnikov en el proyecto?
Participó mucho las primeras semanas, estuvo conmigo y me ayudó mucho. A partir de ese momento, quien lo lleva soy yo y su equipo de producción y técnico.
Vivió en Nueva York durante varios años, ¿qué supone estrenar allí?
A mi edad estrenar en Nueva York y con estas condiciones está muy bien. Desde hace seis meses conozco todos los detalles, los horarios… trabajan con un nivel de precisión muy grande. Esta vez no me encargo de la producción, que es lo que hago siempre; me dedico solo a mi faena.
¿Qué representa esta pieza en este momento de su carrera?
Siempre he creado cosas para la compañía [la Gelabert- Azzopardi] o encargos para otros, he hecho opera, teatro… pero me ha gustado, en paralelo, hacer solos, para mí o para otros. Framing Time me coge en la madurez, físicamente no puedo hacer algunas cosas, pero tengo una experiencia de 50 años en el escenario que me permite plantearme cosas que me interesan mucho y que tienen que ver con estar en el escenario y comunicar con el público. Es como volver a las esencias, los movimientos son muy míos, movimientos esenciales. Aquí está lo que he trabajado durante muchos años e intento presentarlo de la manera más honesta posible.
Tras cerrar la compañía con la que alimentó la escena dancística nacional e internacional durante tres décadas (el cierre de la estructura, hasta ese momento estable, fue consecuencia de la crisis económica), Cesc Gelabert ha dedicado los últimos años a diferentes proyectos. Es el caso del ramillete de solos de Tríptic (2014); Soleá (2016), a propuesta de Israel Galván para el festival Ciutat Flamenco de Barcelona; Al lloc, inespecífic, creado para ser bailado en el edificio La Pedrera de Gaudí; La cueva de piedra del cielo (2014), junto a la bailarina japonesa Chieko Kojima, o Escrit en l’aire, un solo de 2016 que le está reportando muchas satisfacciones.
En 2019 Framing Time se podrá ver en Alemania. Esperemos que también llegue a teatros españoles.
Foto de portada ©Ramón Eguiguren
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