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The xx: el amor y la ansiedad vital

En Música lunes, 10 de abril de 2017

Inés Calero

Inés Calero

PERFIL

Cuando a Romy Madley Crotf, cantante y guitarrista de The xx, le preguntan por el título I See You, el tercer y nuevo disco de la banda, ella primero contesta en Pitchfork se debe a que en ocasiones un amigo puede verte mejor que tú mismo. Luego también explica que está extraído de una línea de I’ll Be Your Mirror, de The Velvet Underground.

La amistad entre el trío londinense es una suerte de fortaleza inquebrantable, sin fisuras. Una conexión ya sabida cuando debutaron en los escenarios, ahora esta estima fraternal se torna palpable en su último trabajo.

Romy y Oliver Sim se conocieron con sólo tres años en el parvulario. Jamie Smith, aka Jamie xx, llegó pocos años después durante su etapa en la escuela secundaria Elliott, donde también estudiaron Hot Chip, Burial y Four Tet. Desde entonces han pasado prácticamente toda su vida juntos.

I See You (Young Turks, 2017), su tercer álbum, supone una nota de color en su expediente musical. La banda de Londres es uno de los grupos del siglo XXI que mejor han relatado los claroscuros de las relaciones amorosas, a través de un minimalismo instrumental evocador y sombrío, de los diálogos susurrados entre sus dos cantantes y de unas letras bastante enigmáticas y desprovistas de género para facilitar que cualquiera se identifica con ellas.

The XX

No obstante, The xx no están solos en su atmósfera pop de corte taciturna. Artistas como James Blake, Bonobo, Wet, London Grammar o Lapalux han optado por proyectos similares.

Conservan su estilo lúgubre, sin embargo han superado el aura oscurantista postadolescente que reinaba en su primer disco homónimo, xx (Young Turks/XL Recordings 2009), con el que ganaron el Mercury Prize en 2010 y del que vendieron cerca de 1.700.000 copias en todo el mundo. Un álbum en clave pop-dub con temas muy válidos como “Infinity”, “Shelter”, “Heart Skipped a Beat”, “Islands” o “Crystalised” que hablaban de las inseguridad que esconden las relaciones pasionales y separaciones dolorosas. Consecuentemente, la crítica los tachó de góticos, no obstante su estética no era más que un reflejo de la profunda ansiedad que les generaba –o genera- la sociedad.

La grabación de Coexist (Young Turks, 2012) los dejó mentalmente exhaustos, según explica Slim al reconocer la propia presión impuesta por el grupo durante el proceso de creación. La reflexión sobre su música, sobre qué es lo que se esperaba de ellos y sobre qué querían lograr se convirtió en obsesión. El trío se encerró en el estudio de Jamie en North London y no dejaron escuchar el disco a nadie hasta que ellos lo creyeron terminado.

¿El resultado? Acabaron sonando como una parodia de ellos mismos, según reconoce Sim en la citada entrevista. Más, a pesar de su continuismo, ofrecieron declaraciones de amor inquebrantables “Chained”, “Angels” o “Fiction”; y maravillas instrumentales en “Sunset”, “Swept Away” o “Reunion”. Aire fresco a su música de cámara.

Tras cinco años de gestación, I See You es el reflejo de quién ha sobrevivido a tiempos oscuros y ha alcanzado una nueva etapa vital. Es un álbum pop de gran luminosidad que ofrece aborda nuevas perspectivas estilísticas como contrapunto a la asfixiante experiencia anterior. En cierta ocasión Leonard Cohen afirmó que debe haber una fractura en todo, así es como se consigue que la luz entre. Así, su manager se los llevó a Marfa (Texas) a iniciar la grabación, después seguirían en L.A., Reikiavik, Londres y Nueva York. En sus dos primeros trabajos, ellos mismos se habían limitado a grabar sonidos que sólo pudiesen ser interpretados en directo, premisa con la que Jamie se sentía limitado. Con el cambio de aires y el nuevo bagaje creativo de Jamie xx el trío rompió sus reglas y se permitió mayor libertad. Así fue como la luz se filtró en sus composiciones.

La desgastante gira de Coexist fue la antesala que propiciaría que Jamie se alejase, para permitirse explorar otros sonidos y salirse por la tangente, de donde emergería In Colour (Young Turks, 2015), el sobresaliente debut en solitario que llevaría al éxito al miembro más tímido de la banda. Romy se centró en su relación personal con la artista visual Hannah Marshall, con quien recientemente ha anunciado su compromiso, lo que le proporcionó estabilidad emocional para detenerse y asimilar la pérdida de sus padres (máxime la de su padre, que falleció cuando ella tenía 20 años y estaba en plena gira del primer disco; a su madre la perdió a los once). Del amor paternal nacerá “Brave For You”, el solo de Romy hacia su padre y que, gracias a los samples de Jamie, se convierte en un canto a la esperanza de vida y no en un llanto a la pérdida.

Pero el tercer eje del trío comenzó a descender. Oliver, sin proyecto personal ni artístico propio, quedó algo desubicado, más teniendo en cuenta el éxito que sus dos amigos, cada uno en su terreno, estaban obteniendo. En 2015 el alcoholismo del cantante se hizo evidente, así lo plasmó en “Stranger in a Room”, la colaboración en el disco de Jamie xx. Romy y Jamie le abordaron por separado para pusiera remedio a su comportamiento. Ahora, lleva casi un año sin probar el alcohol y los directos que ofrecieron en la pequeña gira por Europa del Este el pasado mes de noviembre fueron los primeros, en toda su trayectoria, en los que Oliver actuó sobrio.

El amor en sus diferentes demostraciones cohesiona todo su repertorio. El psicólogo y filósofo alemán Erich Fromm en su obra El arte de amar estipuló los diferentes tipos de amor que el ser humano debe aprender a cultivar: el amor fraternal, el erótico, el materno, el amor a sí mismo y el amor a Dios.

Acepción religiosa a parte, las diez nuevas canciones del grupo de la doble X abordan las mismas perspectivas. El amor se vuelve clave en la aceptación de los fantasmas que asustaban a cada tercio del grupo. Romy encaró la pérdida de sus padres; Oliver, su falta de autoestima y su consecuente alcoholismo y Jamie, consolidado como productor, encontró definitivamente su voz a través de unos samples más que imprescindibles, para que el ADN del banda siga intacto.

Con este álbum, The xx oxigenan su repertorio de cámara y perfeccionan su sonido. No por ello es un disco reposado; más bien al contrario. A diferencia de los dos trabajos anteriores, I See You es más vibrante y expansivo; y el más arduo en digerir. Aunque “On hold”, “Lips” o “Dangerous”, con aires caribeños, soul y reminiscencias de house, sean los temas más bailables que han escrito hasta la fecha, los versos continúan siendo una reinterpretación de las torpezas del corazón.

Su single “On hold”, que incluye un cuestionado sample de Hall & Oates, ya anunció la temática global del trabajo –My young heart chance to believe we were destined, young hearts all need love, call it a lesson. Con el lanzamiento del largo, en “I Dare You” Romy reforzaría su tesis con confesiones como I’ve never been a romantic for so long.

Cada canción está cuidadosamente medida y ningún letra es casual. “Say Something Loving” habla de la extraña y abrumadora obsesión por pensar continuamente en esa otra persona; al tiempo que uno se siente vulnerable en caso de que los sentimientos mengüen. Los temas interpretados en solitario por Romy, “Performance” y “Brave For You”, traspasan lo más hondo del ser, gracias al terciopelo de voz y a unos samples limpios, elegantes y dolientes.

Como fruto del renacimiento de Oliver, “Replica” y “A Violent Noise” critican la vida nocturna con una doble lectura: el cantante habla francamente de quedarse solo por no dejarse ayudar y de autoengañarse –I’ve looked away, cowardice. Una confesión que alcanza su asimilación en “Naive”, un tema reservado a bonus track tan delicioso como doloroso, donde Jamie acierta, sorprende y responde a su amigo con el sample de un verso de Drake –That’s the wrong thing to do.

Si bien Coexist termina con “Our Song”, una carta de amor melancólica de The XX hacia los otros dos amigos donde se aprecia cuán dañina y desgastante fue la elaboración del cedé, el tercer álbum cierra con “Test Me”, una canción sobre la propia fortaleza del grupo, que difícilmente habría sido escrita sin unos cimientos sólidos.

The XX

I See You no sólo se basa en experiencias traumáticas, pero sí que se abordan con la profundidad indispensable para sanarlas y así poder avanzar. Si, como decía el ensayo de Fromm, el amor es un arte, y como todas las disciplinas artísticas necesita de aprendizaje, dedicación, esfuerzo y paciencia, el tímido trío ha aprendido de la distancia y ha salido reforzado.

Superado el desasosiego, un nuevo horizonte de madurez, seguridad y estima cohesiona el álbum tanto a nivel discursivo como musical. Si lo personal difícilmente puede separarse de las creaciones artísticas, I See You es ejemplo de que los procesos creativos no se deben forzar. Un trabajo creado en un momento vital más estable, propio de quién se perdona, se acepta y encuentra el bienestar en uno mismo y en quienes les rodean. El universo de The XX se ordena: dejan de ser debutantes y consolidan su identidad musical y, de paso, cierran heridas. Algunas de ellas amorosas.

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