The Bear aterriza por fin en zona española este 5 de octubre —Disney + España sigue retrasando sin sentido los estrenos procedentes de su filial FX—, con el merecido sambenito de serie revelación de la temporada. Tras su estreno en Hulu el pasado 23 de junio, el serial ha recogido parabienes de todos los rincones por donde ha circulado.
La acción se sitúa en el Chicago contemporáneo. Ahí se desplaza un cocinero de reconocido prestigio, quien decide liberarse de la carga exigente de un restaurante Michelin para, en su lugar, centrarse en sacar adelante un pequeño local italiano de sándwiches. A su alrededor se cruzan, en un ajetreo constante, distintos perfiles de compinches de la cocina y encargados que intentan sacar a flote este negocio familiar.
El espectador cae sobre la olla a presión de este modesto restaurante sin información ni presentaciones previas. Una inmersión frenética por las interioridades de la cocina que, poco a poco, con el reflejo de sus ocupantes en las chapas, neveras y fogones, va descubriendo la personalidad de los personajes y su conexión con una pérdida humana, que actúa como uno de los principales misterios de la trama, así como vínculo de unión entre diferentes personajes.
Lo que se descubre entre estas dinámicas aceleradas y jornadas de sobrepaso cardíaco, es también el estudio de la presión del éxito y el Make Money con el que el sistema estadounidense estrangula a sus ciudadanos. Y lo aborda desde un prisma rabiosamente contemporáneo, tratando las ansiedades, depresiones, adicciones y suicidios derivadas de este ímpetu febril por el dinero y el éxito; una sociedad que antepone el trabajo y la acumulación de dólares a otros aspectos vitales, incluyendo la propia salud de aquellos destinados a seguir girando la rueda capitalista.
A través de sus ocho capítulos de corta duración, asistimos así a la presión de sacar adelante un negocio culinario, y asentar esas dinámicas internas ajenas a los clientes. Y lo lleva a término ajustada a una carcasa dramática con algunas salidas cómicas a modo de respiradero —cuesta entender que se haya extendido la etiqueta de comedia dramática para referirse a este producto—, la misma que se va resolviendo a medida que vamos conociendo el pasado, y los tormentos presentes, del personaje central. Este cocinero que interpreta de manera formidable Jeremy Allen White (Shameless) un actor llamado a grandes gestas en los próximos turnos de casting. De entrada ya ha sido alistado para formar parte del elenco principal del nuevo largometraje de Sean Durkin.
No es el único que brilla en este febril drama culinario. Ebon Moss-Bachrach como el volcánico manager o la mirada descarada y novata de Ayo Edebiri como ayudante del chef son otras de las bazas actorales, sin contar dos cameos de entidad que preferimos no desvelar. También su banda sonora, con temas viejunos y poco recurridos de Wilco, Radiohead, Van Morrison o Genesis distinguen la singularidad de la propuesta.
Producida por A24 —ese sello del audiovisual que actúa como garante de calidad en la actual línea temporal— y con Hiro Murai en labores de productor ejecutivo, The Bear se desmarca como un producto de ficción que, bajo ese frenético dispositivo (caldeado a través de la realización y el montaje) que captura el trajín diario alrededor de la gestación culinaria, va absorbiendo un caldo dramático de cocción lenta que, sin darte cuenta, se instala en la epidermis del espectador, quien reconoce, al final de trayecto, la dimensionalidad atractiva de sus personajes, especialmente la de su protagonista.
El maestro culinario en su meritoria preparación es Christopher Storer, fogueado en especiales de stand up y como director en Ramy, que salta ahora al perfil de showrunner en esta ficción que empezó a desarrollar tras el suicido de un amigo cercano y que ya ha sido renovada para una segunda temporada.
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