Tras 5 años en barbecho, ha vuelto 24. La serie de Fox titula su novena temporada como si fuera una de James Bond (Live another day es como se apellida) y vuelve a someter al agente Jack Bauer a una intriga de acción laberíntica a contrarreloj. Nuestro consejo: no os acerquéis demasiado a él…
A Jack Bauer le pesan los años, y quizá también los kilos. Aunque, para ser más justos, sería más apropiado decir que en realidad es a toda la serie 24 a la que se le nota que ya tiene una edad. Han pasado demasiadas cosas (el boom de las series de prestigio, la proliferación de ficciones sobre el ataque a los mandos de poder de USA, la reformulación de la figura del agente especial…) desde que arrancó este título en 1999.
Hoy, nueve temporadas después y con un parón de un lustro por agotamiento de fórmula (esto es: súper-intrigas de espionaje, terrorismo y acción en 24 episodios de, ejem, una hora en tiempo real), 24 es casi un fetiche vintage. Sigue teniendo gracia y sigue enganchando (con tanto cliffhanger por capítulo, qué menos), pero se echa de menos algún conato de renovación, más allá de cierto tono crepuscular, en un formato que sigue siendo una jaula creativa.
Quizá no sería tan importante seguir incorporando y/o eliminando pantallas partidas o innovaciones en los smartphones (¿hubiera sido posible esta serie antes de la existencia del móvil?), sino algún planteamiento argumental que le abriera Jack Bauer la posibilidad de meditación y balance sobre el tipo de vida que ha llevado y las consecuencias de su perfil workaholic como agente salva-presidentes.
En un improbable spin-off inspirado por Las memorias de Maigret de Georges Simenon, Jack Bauer mantendría una larga entrevista de 24 horas ajustando cuentas con Joel Surnow y Robert Cochran, creadores de la serie. Este ejercicio de metalenguaje verité debería incluir un confesionario en plan reality show (o quizá una intervención como a la que se somete a algunos adictos tóxicos con su entorno de allegados) con testimonios de todos los afectados por su azarosa carrera profesional. Porque, ya se sabe, en 24, una trama de la vida personal de Jack siempre se acaba cruzando con fatales consecuencias con la trama principal. Es decir: que si eres familiar, amante, colega de trabajo, amigo o conocido de Bauer, acabas pillando.
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