fbpx

Cultura

Parad los bombardeos o exploto

En Hermosos y malditas, Cultura miércoles, 16 de marzo de 2016

Jesús García Cívico

Jesús García Cívico

PERFIL

Disertación sobre la guerra, la novela y el mejor cine bélico a propósito de una entrevista falsa con Bela Lugosi y de un librito (de verdad) de Jacques Vaché: Parad la guerra o me pego un tiro.

En Mejor de noche, improbable entrevista mantenida por Man Ray y Bela Lugosi en el 7º aniversario de la muerte del actor magiar, el fotógrafo avant-garde y el intérprete de Drácula acuerdan frente a la oujia que la guerra, siendo antigua, terrible y al parecer consustancial al ser humano, impide a menudo disfrutar del cine y, en general, de la libertad y el placer que ocupa al arte.

Bauhaus

Es posible que la guerra sea la más antigua de las formas de relación entre grupos humanos, medita Lugosi en el interior de su otro ataúd. Esto es, la guerra siendo terrible es además… un coñazo. Hace poco leí en El País que los paleontólogos habían descubierto cerca de un hermoso lago africano una matanza de hace 10.000 años. Los cadáveres de Nataruk hablan de una masacre entre cazadores y recolectores. Varios murieron en el acto, por heridas letales en el cráneo. A algunos les partieron las rodillas o las manos (…) Hay cadáveres que conservan piedras incrustadas en la cabeza. Sobre esta carnicería temprana los investigadores proponen dos interpretaciones: la primera es una agresión por recursos, la segunda posibilidad es que se ésta fuera un comportamiento habitual cuando dos grupos diferentes se encontraban.

esqueleto

Decía Woody Allen, con lúcida amargura, a propósito de los millones de asesinatos nazis, que los récords están para superarse. Según el Libro Guinness de los récords, la guerra más breve duró 38 minutos y se declaró un día de agosto entre Gran Bretaña y Zanzíbar pero la más larga es difícil de decidir: la Guerra de los Cien años duró 116; las Cruzadas, 200; la «Guerra de Arauco», 300. Si consideramos la Reconquista como guerra (interrumpida por largas treguas), ésta sería la más larga de la Historia: 800 años. La más sangrienta fue la Segunda Guerra Mundial, con más de 60 millones de muertos, pero la Guerra de la Triple Alianza fue más efectiva aniquilando una población: los habitantes de Paraguay pasaron de 1.400.000 a apenas 30.000 varones en edad reproductiva.

Woody Allen

Las guerras no traen nada bueno. Ni siquiera sirven para controlar la población pues, como ensoñó también Woody Allen en Casino Royale, un solo hombre puede fertilizar al año a más de 1000 mujeres. En realidad, las guerras sólo sirven para hacer al hombre-guerrero socialmente necesario. Nada dice Marvin Harris, sin embargo, de cómo se hace antropológicamente imprescindible el fotógrafo, el actor o los poetas.

La guerra civil en la China de la dinastía Qing (30 millones de muertos) conocida como la «Gran Paz», rompió records fraticidas e inauguró, sin saberlo, un perverso juego lingüístico sobre el que Noam Chomsky llamaría mucho más tarde la atención: escribe el intelectual norteamericano que desde que su país cambió el nombre de Ministerio de la Guerra a Ministerio de Defensa, ellos mismos se encargarían de comenzar todas las guerras.

Noam Chomsky

Chomsky y Ali G

Hoy el fenómeno de la guerra-paz no nos es desconocido. Se prohíbe la guerra pero se consiente el bombardeo. La dominación militar y económica de EEUU no permite ya guerras reñidas, se tortura en todas partes, los muertos son, sobre todo,civiles y por ello el cine bélico ha terminado por desaparecer o se refugia en la única guerra que aún conserva su aura de justicia: la que se libró para liberar Europa. Mi película de guerra preferida es, de hecho, Uno rojo división de choque de Samuel Fuller. Hay otra que me llega mucho más al corazón. Lo diré al final.

Israel 1978 Big Red One ph Thys Ockersen Sam Fuller

La que mejor refleja el tono absurdo de su horror sigue siendo, junto a los Senderos de gloria de Kubrick, la versión deluxe de Apocalypse Now, reverso de aquella obra maestra sobre la camaradería bélica: La gran ilusión (Renoir, 1937). El neorrealismo post-bombardeo de Rosellini y los primeros minutos de Salvar al soldado Ryan deben ser las más realistas; la mejor filmada, Ran (Kurosawa, 1985) y la más romántica Lawrence de Arabia de David Lean. Entre las que muestran mejor la tragedia total de la guerra El cazador de Cimino e Incendies de Dennis Villeneuve. Si tuviera que listar alguna más incluiría algunas muy conocidas: Gallipoli, (Weir, 1981), El submarino (Petersen, 1985) y Cartas desde Iwo Jima (Eastwood, 2005). Hay películas extraordinarias con el trasfondo de la guerra, entre ellas, mis preferidas, como las de tantos de nosotros, son dos: Barry Lindon (Kubrik, 1975) y Los duelistas (Scott, 1977)

los-duelistas-

También hay un film bélico poco conocido de mi director de cine preferido, Rescate al amanecer (Herzog, 2006). En la larga entrevista que Paul Cronin hace a Werner Herzog, éste recuerda que de niño los nazis abandonaban armas en el bosque cuando huían. La mamá del niño-Herzog agarró una metralleta con la misma soltura, así lo imagino yo, con la que la mujer de Don Draper disparaba a las palomas en el mejor episodio de Mad Men, apuntó a un árbol y enseñó al niño el efecto que la bala provoca en la corteza de la vida. A Herzog se le quitaron para siempre las ganas de asociar el juego con la guerra.

Bale-Herzog

Herzog es una excepción de la humanidad y cuando pongo la TV y veo, detrás de Trump, el odio de los seguidores de Trump; detrás de los refugiados, el odio europeo de PEGIDA; pero también… el odio de mi vecino, pienso en Herzog, en la guerra, listo films y elucubro falsos encuentros de Lugosi con Man Ray. El otro día tras escuchar a Aldo Alcota hablar de Roland Topor en el ciclo de la revista Canibaal Literatura y alcohol busqué Parad la guerra o me pego un tiro de Jacques Vaché que es el libro y la persona que mejor (más artísticamente) estuvo en guerra y le pedí al grupo de pájaros borrachos que picoteaba en la barra del Slaughterhouse que escribieran algo en las páginas en blanco de Vaché. No me dormí hasta terminarlo. Al día siguiente releí lo que Vila-Matas escribió sobre este Bartleby particular. Vaché sólo vivió 24 años, se pegó al terminar la guerra su tiro metafórico particular, justo cuando los tanques ya habían escalado los taludes para tomar el té.

Alcota & Topor en el ciclo Revista Canibaal. Foto: Ximo Rochera

Alcota & Topor en el ciclo Revista Canibaal. Foto: Ximo Rochera

Esa noche pensé escribir una entrada en el Hype sobre la guerra en el cine y en las novelas. No conozco ninguna que movilice a la guerra, no hay novela que la consienta siquiera. En Johnny cogió su fusil, el valiente Dalton Trumbo deja en una bandeja metálica los restos de un joven reducido a masa de carne informe y pensante. En La roja insignia del valor, Crane describe los estragos en la mente de los jóvenes. Thomas Pynchon pinta con ironía negra El arco iris de la gravedad. También se recomienda leer el desaliento de El pájaro pintado de Jerzy Kosinsky y la ironía lúgubre de Matadero Cinco de Kurt Vonnegut (de donde viene el nombre del local Slaughterhouse). Para mí la guerra es, sobre todo, una carnicería como en los ensayos de Élie Faure, historiador del arte francés o en El hacha de Wandsbek de Arnold Zweig, donde la ejecución de unos comunistas por parte de los nazis corre a cargo de un carnicero que termina suicidándose. Mucho más recientemente, la conocida escritora belga-japonesa Amélie Nothomb recurría al maltrato deliberado del cuerpo (el soldado en busca de su obesidad mórbida) como forma de pegarse un tiro en la guerra de Irak: Una forma de vida.

Desde Cervantes no hay novela que ensalce el honor de la guerra sino su ridículo y su naturaleza de encierro para ratas, como en el Viaje al fondo de la noche de Céline. Es cierto, sin embargo, como teorizó Kundera, que la novela no es el terreno del discurso apodíctico y del juicio dogmático sino el de la relatividad esencial de las cosas humanas. La sabiduría de la novela (la sabiduría de la incertidumbre) es difícil de aceptar y comprender. De acuerdo con Herman Broch, descubrir lo que sólo una novela puede descubrir es la única razón de ser de la novela: El conocimiento es la única moral de la novela. La novela, como la gran guerra, es obra de Europa. La última gran novela popular, Las aventuras el valeroso soldado Schwejk transcurre en la guerra, pero sus horrores se han convertido ya en motivo de risa. Con Homero y Tolstoi, la guerra tenía un sentido: se luchaba por Helena o por Rusia. Schwejk va al frente sin interesarse por ello (Kundera, El arte de la novela).

jacques vaché

La guerra es un asunto brutal cercano a la idiotez y la locura y en ella todo lo malo puede pasar, al contrario que en la canción de The Clean “Anything could happen”, donde sólo pasan cosas buenas. No hay cosa peor que la guerra y de ella es difícil escapar, no podemos escapar ni siquiera de “Me sube la bilirrubina” el tema de Juan Luis Guerra, ni del impacto, siempre renovado, de la foto del hermano de Alfonso Guerra con flotador, pero noto que estoy divagando idiotamente.

Nadie va a parar la guerra de Siria, pues a las guerras no las para ni Dios. La guerra en Siria rompe el record de la complejidad y la peculiarísima entidad de sus bajas: a los cientos de miles de muertos y millones de refugiados habría que sumar la muerte del proyecto político-moral de la UE y, al fin y al cabo, la misma muerte de la primavera. Sólo nos queda amenazar con explotar si siguen los bombardeos o recordar, con Vaché, la posibilidad de pegarnos un tiro en mitad del tiroteo. Un tiro metafórico, por supuesto. Gritar más fuerte que todos los cretinos en mitad del delirio y el embrutecimiento, exiliarse del mundo de Trump y Tele5, viajar sin moverse del sillón (el único viaje que ya hago es ese día al mes que viajamos al Centro de Internamiento de Extranjeros a protestar con el librito de Schwejk entre las manos).

"Superhero" Agan Harapap

“Superhero” Agan Harapap

Creo que la mejor forma de explotar para protestar por el bombardeo es hartarse de reír, incluso en mitad de la carnicería, sin olvidar el compromiso urgente con los heridos (con todos los heridos), igual que en M.A.S.H (Altman, 1970), aquella película que faltaba por citar, aquella que permite, según lo veo, entender mejor que ninguna qué es eso de amenazar al enemigo con pegarse un tiro en mitad del tiroteo.

M.A.S.H. (la serie)

M.A.S.H. (la serie)

 

Malditas: bombas

Hermosos: dibujos y cartas de Vaché

Suscríbete a nuestra newsletter

* indicates required

Compartir:

novelaMilan KunderaM.A.S.H.Guerra Siriacine béliconoam chomskiparad la guerra o me pego un tirolos duelistasJacques Vaché

Artículos relacionados

Comentar

Debes ser registrado para dejar un comentario.

Sin comentarios

Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!