Otoño en Helsinki para los amantes del diseño

En el imaginario popular, Finlandia es conocida por los innumerables lagos que alberga, la frondosidad de sus bosques, las increíbles auroras boreales y su coherente sistema educativo. No obstante, aunque muchos todavía no lo sepan, Helsinki se ha situado a la vanguardia del diseño sostenible, un reconocimiento más que tangible, desde que en 2012 se convirtiese en la tercera Capital mundial del diseño, distinción que lució después de ciudades como Turín y Seúl, por utilizar creativamente el diseño como herramienta de desarrollo social, económico y cultural.

La omnipresencia que goza el diseño nacional es respirable en el corazón de la capital ártica. Y todavía más desde que en 2005 se formase el germen que abriría el diseño finés hacia el mercado internacional. Aquel año, una red de empresarios junto con el Design Forum Finland –la entidad nacional que promueve el diseño finlandés desde hace más de 130 años–, crearon el Helsinki Desing District, una zona que constituye un punto de encuentro de personas creativas, emprendedores y comerciantes locales que nutren, actualizan y renuevan constantemente la escena artística de la capital. O lo que es lo mismo, un verdadero gueto de creatividad pues en sólo un kilómetro cuadrado desdibujado en 25 calles se distribuyen actualmente más de 200 talleres, galerías, hoteles-boutique, tiendas de moda e interiorismo y comercios alternativos.

Helsinki Design Week

Convertida ya en la milla de oro del diseño, el Helsinki Desing District -el distrito del diseño- se extiende desde el núcleo de la zona de Punavuori hasta Kamppi -el barrio alternativo- y Esplanadi, la verde avenida situada cerca del puerto, que concentran clásicas firmas de moda y diseño finlandés como Marimekko, Iittala, Artek, Pentik o Aalto, que junto con los talleres emergentes sumergen al visitante sin darse cuenta en un tour artístico. Una experiencia temática completa, pues el barrio también alberga el Museo del diseño, el Museo de arquitectura y el Design Forum Finland.

Paralela y consecuentemente, también en 2005 comenzó a organizarse la Helsinki Design Week –la semana del diseño–, el festival finlandés de la creatividad contemporánea que comenzó con el objetivo de alentar la demanda nacional e internacional, pues la pureza y la autenticidad de los materiales y productos son valores apreciados en el país y que fortalecen y diferencian la industria en el comercio exterior. Desde entonces, cada septiembre, Helsinki enfoca el diseño desde una amplia perspectiva, y este abarca todos los procesos que motorizan las mejoras sociales, económicas y culturales.

Lámparas de Sebastian Jansson

Este año acoge del 1 al 11 de septiembre la duodécima edición bajo el lema Better (mejor), con el fin de atraer a figuras influyentes de la industria, a medios de comunicación de más de 20 países y a turistas y amantes del sector. Así, a través de más de 250 eventos, la ciudad polar centra toda su atención en las industrias creativas, difunde nuevas ideas y estimula la discusión, colocándose a la vanguardia del sector y siendo todo un escaparate para los design lovers.

Una concepción más humana que fría

Muebles de Artek, las amapolas y estampados de Marimekko, la cristalería y el menaje de Iittala, los floreros Savoy de Alvar Aalto presidiendo la mesa en ocasiones especiales, las tijeras y cuchillos Fiskars, la ropa de IvanaHelsinki, los originales zapatos de Minna Parikka, las prendas deportivas de Halti… El diseño se integra con facilidad en el día a día de cualquier hogar finés y es inconscientemente un código de cohesión, en tanto que es entendido como un producto más democrático, cercano y accesible, desprovisto de cualquier connotación de exclusividad sin por ello perder calidad.

Así lo explicaba Annamari Vänskä, investigadora de la Universidad de Estocolmo y profesora adjunta especializada en cultura, moda y artes visuales, cuando describía su concepto del diseño finlandés en Helsingin Sanomat, el principal diario del país: Los finlandeses están acostumbrados a tener tazas, cubiertos, vajillas y muebles bien diseñados. Es casi un estándar. En ninguna otra parte del mundo el diseño está tan presente en la vida diaria como en Finlandia, donde el diseño no es un lujo como sucede en muchos otros países.

Nada más lejos de la realidad, la omnipresencia de esta industria trasciende más allá de la capital. Bajo la preocupación e interés por el soporte al comercio local y por fomentar y democratizar su uso, los propios colectivos de diseñadores organizan cada vez más ferias semestrales, mercados pop-up o revistas especializadas para promocionar y dar a conocer las marcas finlandesas, como ocurre en la ciudad de Tampere.

IvanaHelsinki

Si la diferencia marca el éxito, éste se debe a los estandartes sobre los que se sustenta la cultura finesa: la estima y el respeto que sienten por la naturaleza marca su cosmovisión, en la que también entra el entendimiento del diseño. En este sentido, el arquitecto y diseñador finlandés Alvar Aalto ponía sobre la mesa la quintaesencia del arte de su nación: Deberíamos esforzarnos en la producción de artículos sencillos, buenos, sin decoración, pero artículos que estuvieran en armonía con el ser humano y que se adaptasen orgánicamente al hombre de la calle.

Bajo esta premisa, quien es considerado como padre del diseño nórdico moderno, dejó su sello en Helsinki en edificios como Finlandiatalo –la casa de Finlandia–, donde plasmó su idea sobre la sensación de espacio y luminosidad, y su respeto por la funcionalidad y el medio ambiente. Un abecé intrínseco en la mentalidad y la manera de vivir de una nación que peca de ser tan fría como consciente del mundo en el que habita.