A estas alturas todo el mundo lo sabe ya: Gomorra es una de las series del año. Tan brillante es esta ficción italiana (en emisión en La Sexta) que el agravio comparativo es terrible: ¿Por qué no se puede hacer una serie así en España?
Sucede en el capítulo 6: Ciro di Marcio, algo así como el Guardiola de la camorra napolitana, viaja a Barcelona en una visita que nunca olvidará (y no me extraña: a punto está de morir tres veces). Allí se encuentra con Sebastiano Conte, el repeinado y aguileño boss de un clan rival que vive exiliado a España, aunque continúa manejando el cotarro del hachís desde la lejanía; concretamente, desde L’Hospitalet de Llobregat (intuimos por las informaciones que suele filtrar Roberto Saviano cuando habla de los tentáculos y las sedes internacionales del crimen organizado italiano). Las salvajes negociaciones que Ciro y Conte establecen en el capítulo Roulette spagnola son como un MBA intensivo de corrupción, codicia y metodología expeditiva. Aunque, sobre todo, son un ejemplo de que en España se puede hacer buena ficción televisiva… si es que vienes de fuera a hacerla, claro.
¿Tanto costaría hacer una serie como Gomorra en España? Hablo de una serie con factura de canal por cable, con holgura de medios de producción y a la vez con rigor creativo. Lo más parecido que se ha hecho aquí en este sentido es Crematorio, de Jorge Sánchez-Cabezudo, a partir de la novela de Rafel Chirbes, que estaba bien, pero… se tomaba demasiado a la tremenda (quizá a la americana) a sí misma. Gomorra es otra cosa: puede mirar a los ojos sin apartar la mirada a cualquier drama de la HBO, precisamente, por no querer parecerse a la HBO. Es decir: no sólo se apoya en el célebre libro del 2006 de Roberto Saviano y en la adaptación al cine de Matteo Garrone del 2008 en los que se inspira, sino que hunde sus raíces en el neorrealismo y en un sentido de la progresión dramática (bebiendo de, por ejemplo, Rocco y sus hermanos de Luchino Visconti) que forman parte fundamental de la Historia de la ficción audiovisual en Italia. Vaya, que parte de su propia tradición. Como si aquí no tuviéramos también una…
Así que repito, porque duele: ¿Tan difícil es hacer una serie así aquí? ¿Tan complicado sería tomar como modelo el episodio barcelonés de Gomorra como modelo para un spin-off patrio sobre las redes del crimen organizado en nuestras ciudades? ¿No podríamos liar, para que lo capitaneara, a Enrique Urbizu, a Daniel Monzón o a Alberto Rodríguez, todos ellos cineastas con una sensibilidad noir y a la vez sentido del entretenimiento riguroso? Aaaah, soñar es gratis…
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