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“Misericordia”, tragicomedia transgresora

En Cine y Series miércoles, 19 de marzo de 2025

Eva Peydró

Eva Peydró

PERFIL

Albert Serra coproduce la última película del director de L’inconnu du lac, que fue estrenada en Cannes Première, durante el 77º Festival de Cannes, donde compitió por la Queer Palm. Su paso por el festival de Valladolid se saldó con la Espiga de oro y el premio al mejor guion. Protagonizada por Félix Kysyl, Catherine Frot y Jacques Develay, Misericordia es una tragicomedia, cargada de humor negro, que desafía todas las convenciones. Argumentalmente, Alain Guiraudie reformula tanto el absurdo como el terror gótico, en una historia rural de muerte y sexo, en las antípodas del noir.

Desde el arranque aparentemente banal de Misericordia, percibimos algo inusual, que contradice de modo imperceptible lo que la cámara nos muestra. La presencia de Jérémie (Félix Kysyl) conduciendo hacia el pequeño pueblo en el que asiste al entierro de su antiguo jefe, el panadero Jean-Pierre, ya se adivina inquietante a pesar de su aspecto tan común. La bienvenida calurosa de la viuda, Martine, que trata al joven como si fuera un hijo y su insistencia en que pase un tiempo en la casa familiar también altera de algún modo a Vincent (Jean-Baptiste Durand, director de Perro feroz), su propio hijo y amigo de Jérémie que ve invadida su habitación de soltero. Sin embargo, los intereses del joven Jérémie no son claros, sus avances oscilan entre otro de sus antiguos compañeros, Walter (David Ayala), un granjero con sobrepeso y confusa sexualidad, y el párroco del pueblo, padre Philippe (Jacques Develay), en un hilarante flirteo.

El deseo sexual nunca es inadecuado en los filmes de Guiraudie, y su espontaneidad y transgresión se ejercen con una naturalidad que pasma al espectador, llevándole a aceptar con humor y desenfado cualquier opción que a priori resultaría inverosímil. La banda sonora de Marc Verdaguer acompasa a la perfección las peripecias reiterativas de un protagonista con el que es difícil simpatizar, pero cuyo bizarro poder de seducción traspasa la pantalla mientras corretea por el pequeño pueblo, sus alrededores, el bosque, comparte el aperitivo u oculta el rastro de su crimen. El director subvierte el concepto de perversión y los límites del delito, con un aroma de surrealidad dentro de la norma que inevitablemente asociamos tanto a Chabrol como a Buñuel en un filme divertido, macabro y con una celebrada dosis de desobediencia.

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Félix KysylAlain GuiraudieJacques DevelayCatherine Frot

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