No existe un subgénero mejor dentro de la ciencia ficción que el cyberpunk, siendo Matrix (The Matrix, Lana y Lilly Wachowski, 1999) una de las cintas que mejor encarnan su esencia. El cyberpunk, dentro del dicho género, constituye una especulación sobre el futuro, cercano o lejano, de la Humanidad, con la diferencia de que tal perspectiva supone un tirón de orejas a la sociedad y a la política contemporáneas. Muestra, asimismo, una visión pesimista de los tiempos que están por devenir, poniendo de manifiesto que el único e incuestionable progreso es el tecnológico, mientras que los seres humanos, en su mayoría, ven sus condiciones de vida cada vez más deterioradas.
Hasta la fecha de su estreno, el film más prestigioso y referencial de este género era, sin duda, Blade Runner (Ridley Scott, 1982), cuyo retrato mostraba una sociedad futurista socialmente alienada y decadente, atmosféricamente descompuesta y con un desarrollo de la robótica orientada a la práctica de la esclavitud exenta de todo sentimiento de culpabilidad y remordimiento.
Diecisiete años después, llegó Matrix a las salas, una película que fue más allá brindando augurios mucho más catastróficos que los que presentaba la obra de Ridley Scott. En esta reflexión sobre el futuro, no eran los seres humanos los que empleaban a robots como esclavos, sino que la inteligencia artificial llegaba a tales extremos que las máquinas se convertían en seres parasitarios que hacían de los humanos sus propias fuentes de energía y combustible. Para hacer esto posible, sumían a sus víctimas en un sueño, en una realidad virtual en la que vivían sus vidas basándose en una mentira que camuflaba los muros de su propia prisión.
No obstante, esta original perspectiva no fue el único ingrediente que hizo de esta cinta una obra inmortal. La integración de otros elementos, aparentemente incombinables, permitieron que Matrix no constituyera un film de ciencia ficción más, cargado de ingentes dosis de disparos y golpes de kung-fu. El planteamiento de su world building, su concepción del concepto de héroe, así como su orientación filosófica permitieron que se presentara al público como una película con un guion original, una visión basada en preceptos culturales occidentales y orientales que generarían una herramienta de entretenimiento que, además, invitaría a la reflexión y al aprendizaje.
Piezas fundamentales de esta obra son los preceptos filosóficos en los que se asienta la trama. A lo largo de su historia, confluyen diversas teorías y corrientes filosóficas, siendo la más reconocible la caverna de Platón. Este mito, relatado por el filósofo ateniense en el libro XII de su obra La República, tiene lugar en una cueva en la que un grupo de individuos son atados por cuello, los pies y las manos, manteniendo su mirada fija en la pared opuesta a la entrada de la caverna. Tras ellos se encuentra un muro que les impide ver qué hay a sus espaldas. Al otro lado del muro, se hallan unos hombres que elevan unos objetos en alto, con el fin de proyectar la sombra de dichos objetos sobre la pared del final de la caverna, valiéndose de un fuego que permanece ardiendo junto a ellos.
Debido a esta forzada situación, los prisioneros conciben las sombras como su única realidad. Dado que esta ha sido su situación desde que nacieron, no disponen de otra forma de concebir el mundo salvo esa, puesto que no han tenido otra oportunidad de conocer el mundo fuera de la caverna. No obstante, llega el momento en el que uno de los prisioneros logra romper sus ataduras, huir de la caverna y ver el mundo que, hasta entonces, desconocía.
Al igual que los prisioneros de la alegoría platónica, la raza humana tiene limitada su visión de la realidad, con imágenes diseñadas por ordenador proyectadas en su mente, acostumbrada sin ser consciente de la realidad a la que es ajena. Viven en una prisión que, en palabras de Morfeo, maestro de Neo sobre el mundo de Matrix, no pueden ni ver, ni oír, ni saborear, ni tocar.
De hecho, aquel individuo que consiguiera liberarse de sus ataduras, al salir de la caverna, se vería momentáneamente deslumbrado por la luz externa, a la que no está acostumbrado. Neo, al ser liberado de su cubículo siente dolor en los ojos, pues nunca antes los había usado…
No obstante, de acuerdo con Platón, el prisionero, ahora libre, debe volver a la caverna y explicar a sus antiguos compañeros de cautiverio lo que ha visto, cómo es el mundo realmente. Morfeo explica a Neo que Matrix es el enemigo y que su objetivo es liberar a la Humanidad de su yugo. No obstante, existe un inconveniente relevante, y es que la mayoría de los humanos no están listos para poder ser desconectados. Muchos son tan dependientes de Matrix y su pantomima digital, que, llegado el momento, serían capaces de luchar por defender a sus carceleros y mantener vivo el sistema.
La obligación moral del estos rebeldes es la de concienciar a los reos de Matrix, al igual que el hombre liberado de la caverna, deben volver para convencer a sus antaño compañeros de prisión sobre el mundo en el que se encuentran realmente, con el fin de librarles de esa alienación sistémica que les mantiene sometidos.
Matrix es una caverna digital, en la que toda experiencia y recuerdo son imágenes generadas por ordenador, una máquina de enajenación bien engrasada, de la que es difícil escapar y que, sin embargo, en ocasiones, se echa de menos hasta el punto de añorar la anterior vida de esclavo inconsciente. Ahí está el ejemplo de Cifra, cuya historia trataremos más adelante.
Pese a la íntima y evidente relación entre la caverna de Platón y Matrix, caeríamos en el más profundo simplismo si nos limitáramos a señalarlo como el único concepto filosófico presente dentro de la trama, pues son varias las corrientes filosóficas, diferentes y distantes en el tiempo, que confluyen a lo largo de la aventura cyberpunk de Neo.
La idea de la percepción y el discernimiento de aquello de lo que es real de lo que no, son dos de los temas clave dentro de la historia en Matrix. René Descartes, en su Discurso del método, manifestó su interés por el mundo de la fe y la percepción, sobre cómo se puede creer en algo que no se puede percibir con nuestros sentidos. Con el fin de convencer a Neo sobre la susceptibilidad de lo perceptible, Morfeo le plantea la siguiente reflexión:
¿Alguna vez has tenido un sueño, Neo, que pareciese muy real? ¿Qué ocurriría si no pudieras escapar de ese sueño? ¿Cómo diferenciarías el mundo de los sueños de la realidad?
Esta frase sigue las idea del filósofo francés, quien afirma que en sueños uno experimenta las sensaciones como si estuviera despierto, como si efectivamente fueran reales. No obstante, no es hasta el despertar cuando nos damos cuenta de que eran realmente sueños. Entonces ¿cómo podemos diferenciar aquellos que son reales de los que no? Tanto Descartes como Morfeo llegan a la conclusión de que la percepción no es una evidencia que pruebe la veracidad de aquello en lo que se cree.
Para diferenciar aquello que es real de lo que no lo es, Descartes habla de un demonio poderoso y astuto que trabaja constantemente con el fin de engañarle. Esta idea de la existencia de una entidad dedicada al engaño de la mente a través de las sensaciones está muy presente en Matrix, constituyendo la base fundamental de su trama. La Humanidad está sometida a un continuo bombardeo de sensaciones generadas por ordenador, dentro de un sueño permanente ideado por parte de una inteligencia artificial con el fin de alimentarse de su energía.
Además de Platón y Descartes, dentro del guion de Matrix, así como en sus secuelas, encontramos guiños a Jean-Paul Sartre, máximo exponente del existencialismo. Dos de las ideas principales que el filósofo parisino aborda en su obra son la libertad y la elección. En su primera conversación con Morfeo, Neo rechaza la existencia del destino, negando la idea de no ser él mismo quien controle su vida. Sartre afirma que el ser humano está condenado a tomar decisiones, a elegir, hasta el punto de que la no elección implica por sí misma una elección. Neo tiene que tomar continuamente decisiones complicadas. Debe elegir entre la pastilla azul o la pastilla roja y, además, hacer frente a sus decisiones, que incluso llegan a provocarle arrepentimiento.
Además del marcado papel que juega la filosofía en este film, la religión y la mitología son también dos elementos muy presentes en Matrix. A lo largo del metraje, pueden percibirse diversos elementos y referencias a diferentes figuras tanto del cristianismo como de la cultura occidental (especialmente de la grecolatina), con algunos componentes relacionados con el budismo.
Por un lado, Morfeo representa la figura de un mentor y líder, cuyo principal rol en la cinta es el de instruir a Neo en los fundamentos esenciales de Matrix. Su nombre coincide con el del dios griego de los sueños y su significado etimológico es el que forma, evidenciando su labor dentro de la historia, hacer saber a Neo que ha vivido toda su vida en un sueño, con el fin de darle una nueva forma, la forma del elegido, de héroe liberador.
Por otro lado, Trinity encarna un elemento fundamental dentro de la cultura cristiana: la Santísima Trinidad. Probablemente haga también referencia al triunvirato que representan ella, Morfeo y Neo, los tres héroes principales del film.
En contraste a los tres personajes anteriores, está Cifra, el traidor de la historia, el que fue desconectado sin estar preparado, el que se pregunta por qué no tomó la pastilla azul. Cifra es un hombre que identifica ignorancia con felicidad, que apuesta por la alienación como elemento fundamental para ser feliz. Es capaz de asesinar a casi toda la tripulación de Morfeo y traicionar a los humanos liberados con el fin de volver a ser cultivado y ser, de nuevo, un esclavo.
A lo largo de los años, se ha especulado mucho acerca del simbolismo que encarna este personaje. Una de las interpretaciones está íntimamente relacionada con el cristianismo. En inglés, el nombre de Cifra, Cypher, coincide con parte de una de las encarnaciones del mal en la Biblia, Lucifer (Lucypher), quien seduce a sus víctimas con placeres superfluos para alejarlos de la palabra de Dios y la revelación de la verdad. Cifra vende su alma al enemigo por volver a disfrutar de aquellos vicios que la esclavitud antes le proporcionaba, yendo más allá, exigiendo ser una persona importante, como un actor. Teniendo en cuenta que su verdadero nombre es Reagan, es probable que haga referencia también al presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan, un actor mediocre convertido un peor político.
En contraste a Cifra está Neo, el héroe de la historia. Siguiendo el testigo de los protagonistas de otras grandes sagas como Frodo, Luke Skywalker, Paul Atreides o Harry Potter, la historia de Neo se estructura siguiendo los parámetros del conocido como viaje del héroe. Este término, acuñado por el antropólogo y mitólogo Joseph Campbell en su célebre obra El héroe de las mil caras, se basa en un patrón que han seguido la inmensa mayoría de los héroes de ficción. De acuerdo con Campbell, el héroe comienza con una vida ordinaria, que se ve truncada al recibir una llamada a aventurarse en lo desconocido.
Neo (Keanu Reeves), conocido oficialmente como Thomas A. Anderson, experto en programación que trabaja para una importante empresa de software y que compagina su faceta de trabajador ejemplar con otra dedicada a la piratería informática, verá su monótona vida truncada en el momento en el que recibe un extraño mensaje en su ordenador. Al seguir esta pista y tomar la pastilla roja, atravesará lo que se llama el umbral hacia lo desconocido (los campos de cultivo de humanos y la revelación de Matrix), iniciando una nueva fase que moldeará su nueva identidad, proceso en el que intervendrán un mentor (Morfeo) y un ayudante (Trinity). Neo atravesará una serie de desafíos que le curtirán para convertirse en el héroe que aspira a ser: el esperado líder que liberará a la Humanidad de la esclavitud.
La figura de Neo está cargada de un marcado carácter mesiánico, como otros muchos protagonistas de grandes sagas. Su propio nombre de hacker ya da pistas sobre su destino (Neo es the One al revés, el elegido en inglés). En la cultura de Sión, el único reducto de presencia humana libre en el mundo, existe una profecía sobre la llegada de un elegido, un hombre dotado del poder de manipular Matrix a su antojo que liberaría a la Humanidad de la prisión. Esta condición de Mesías liberador se reafirma en el desenlace de la tercera entrega, donde Neo sacrifica su propia vida con el fin de alcanzar su objetivo liberador.
Al final de sus peripecias, cuando Neo es plenamente consciente de su condición de elegido, se dirige a las máquinas en un monólogo final, en el que pone de manifiesto su intención de acabar con el sistema represivo creado por estas. En Neo confluyen la figura de Jesús de Nazaret y el exreo de la caverna de Platón. Un Mesías llegado al mundo para revelar la verdad a la Humanidad, redimirla y liberarla, prometiendo un reino en el que no exista ningún tipo de límite o represión.
A pesar de la ingeniosa construcción del concepto de héroe en Matrix, en las dos entregas posteriores, la faceta mesiánica de Neo se muestra de un modo muy superficial, centrándose más en dibujar un superhéroe que destaca por su poder y sacrificio final, en clara referencia a Cristo, en vez de mostrar esa faceta de mensajero revelador de la verdad. Tal vez uno de los mayores errores de Matrix Reloaded y Matrix Revolutions sea una visión tan banal de Neo, presentándolo como un héroe de acción, cuyas únicas habilidades para salvar al mundo son dar palizas de Kung-fu y desafiar a las leyes de la naturaleza.
El némesis principal de Neo en esta historia es Smith (Hugo Weaving), una especie de agente del FBI, bajo cuya apariencia de oficial de la ley se esconde un programa informático capaz de sentir, cuyo fin no es otro que el de mantener el orden en Matrix. Curiosamente, Smith es un pieza más del engranaje, no es el señor oscuro responsable de todos los sufrimientos que debe soportar la Humanidad. Es un títere más, un carcelero mental de un sistema dotado de larguísimos tentáculos.
El principio del control, como fundamento esencial de Smith, gira en torno a una idea clave: la inferioridad del ser humano, una especie esclava de sus propios instintos y pasiones, un código ideológico que bien podría relacionarse con la escuela filosófica del estoicismo, especialmente a la idea de la apátheia, la apatía o el dominio de las pasiones, o incluso el principio de Thomas Hobbes de que el hombre es un lobo para el hombre, de ahí la necesidad de la existencia de una autoridad controladora.
Smith cree firmemente en su causa, es un férreo defensor del control, un símbolo de la confianza ciega exenta del fantasma del raciocinio. Según su propio código, el control de la mente es una herramienta necesaria para la garantía de la felicidad, puesto que el ser humano no puede ser feliz siendo dotado de la capacidad de tomar sus propias decisiones. De hecho, Cifra compra este argumento al señalar la ignorancia como elemento equivalente a la felicidad.
Otro personaje presente en la historia, y el más reconocible referente a la Antigua Grecia, es el Oráculo (Gloria Foster). Encarnada como una apacible y entrañable señora repostera de galletas, no es más que un programa informático, único aliado de la raza humana dentro de Matrix. Al igual que Pitia, su homóloga de Delfos, está dotada del poder de la predicción del futuro, por lo que los diferentes héroes de la trama acuden a ella a consultarle acerca de su destino.
Irónicamente, Neo no cree en el destino y, aún así, acude a una pitonisa para averiguar si verdaderamente es el elegido. El interés de esta escena radica en el mensaje principal que conserva. Al igual que en la pronaos del templo de Apolo en Delfos, sobre la puerta de la cocina de este programa informático, puede leerse la frase Temet Nosce, conócete a ti mismo en latín. Esta idea, seguida por numerosos filósofos, defiende la necesidad de averiguar las condiciones propias de uno mismo, sus capacidades y defectos.
Neo no está completamente seguro de ser el elegido, por lo que el Oráculo decide mentirle y advertirle de los eventos que están a punto de acontecer. Tendrá en una mano la vida de Morfeo y, en otra, la suya propia y tendrá que elegir. Posteriormente, Neo, consciente de no ser el elegido, decide arriesgar su propia vida para salvar la de su mentor. Es en ese momento cuando se conoce a sí mismo, cuando ya es plenamente consciente de sus capacidades, reafirmando, además, el principio de la libertad de elección de Sartre.
Más allá de la brillantez del diseño del universo de Matrix, en lo referente a sus bases filosóficas y sus vínculos con figuras esenciales de la cultura occidental, su calidad como obra de ciencia ficción no solo se circunscribe a este aspecto, sino que se aprecia también en el modo en el que concibe estéticamente sus bases narrativas, especialmente a la hora de representar aquellas escenas que tienen lugar en el mundo real y las que se desarrollan en Matrix, uno de los recursos estilísticos más sutiles y, al mismo tiempo, más inteligentes. Las secuencias que tienen lugar dentro del mundo de Matrix, cuentan con un filtro verde, clara alusión a las pantallas de ordenador del momento, mientras que en el mundo real no existe tal filtro. De hecho, el agente Smith, pieza clave dentro del mundo de los sueños, luce un traje negro de cierto tono verdoso.
Además, como detalle final, siempre que los personajes se encuentran en Matrix, lucen unas gafas de sol, indicando que su visión está limitada y filtrada por la influencia del mundo de ilusiones en el que se encuentran. De hecho, al final del film, las gafas de sol de Neo son casi transparentes, indicando que él, como elegido, es capaz de ver lo que los demás no pueden, las entrañas de Matrix.
La ciencia ficción, en definitiva, puede entretener más o menos, puede criticar o predecir con mayor o menor acierto el futuro que especula en sus historias. Pero en el caso de Matrix no solo nos invita a reflexionar sobre el futuro, sino sobre la propia existencia del ser humano desde diferentes prismas, valiéndose de ingeniosas y sutiles referencias filosóficas, aderezadas de increíbles escenas de acción. Entretenimiento y aprendizaje, no se puede pedir más.
Ahora cabe preguntarse, ¿estamos despiertos?
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!