Algo cambió en él cuando vio Café Müller. Una sacudida intensa de sentimientos recorrió al coreógrafo, bailarín y artista plástico Dimitris Papaioannou cuando, hace ya muchos años, vio la mítica pieza de Pina Bausch, con ella comprendí el gran poder del arte escénico, diría más tarde. Admirador de la artista alemana, con la que se encontró y tuvo ocasión de charlar en varias ocasiones durante los años de su consolidación como creador, a ella dedicó en 2010 la pieza central de su aclamada Nowhere.
En 2017 Adolphe Binder, director del Tanztheater de Wuppertal, sede de la compañía de Bausch, pidió al griego un nuevo trabajo que se estrena el 12 de mayo en la ciudad alemana y será uno de los acontecimientos escénicos del año por varios motivos: es la primera vez que un coreógrafo externo crea una pieza de larga duración para el grupo; es también la primera vez que Papaioannou trabaja para una formación que no es la suya; pero la expectación es máxima porque al gran talento y capacidad de generar poderosas imágenes del invitado se suma la marcada personalidad del elenco de la compañía. Una combinación que promete belleza y sensaciones de alto voltaje.
La responsabilidad es enorme, por un lado él se encuentra en un momento excelente de su ya larga carrera, su reputación, a la que sin duda ha contribuido el poder dedicar largos periodos de trabajo a cada una de sus piezas, sigue al alza; por otro, la compañía de Wuppertal preserva el legado de Bausch como un tesoro de piezas sensibles, humanas y sorprendentes que siguen cautivando a espectadores de todo el mundo.
Otra de las fechas a destacar en el calendario es el 3 de febrero, día en que Sergei Polunin ofrece la que podría ser una de sus últimas actuaciones. Será en el Teatro Regio de Parma con el proyecto Satori, en el que participan también otros bailarines británicos y rusos.
Con este mismo programa, compuesto por la pieza propia que le da nombre y dos más, ha abarrotado el London Coliseum durante cinco días de diciembre, convocando en cada ocasión a más de 3000 personas, lo que en danza viene a ser equiparable a tener audiencia de rock star. Si en el cerrado mundo ballestístico Polunin era famoso hace años por motivos artísticos, pero también personales, tras el estreno de la película documental sobre su vida, Dancer, su legión de fans ha seguido creciendo.
También en febrero, una especie de terremoto sacudirá el Sadler’s Wells de Londres. Su festival flamenco acoge una oportunidad única para ver a una de las más libres bailaoras flamencas. El reciente documental La Chana de Lucija Stojevic rescató del letargo a la artista, retirada hace años. Aunque baile sentada por los problemas con sus piernas, La Chana es capaz de llenar de poderío y energía el espacio en el que está.
En marzo se estrena en España (Teatro Central de Sevilla), War and Turpentine, la última creación de los belgas Needcompany a partir de la novela de Stefan Hertmans, una epopeya sobre una vida rota por la Gran Guerra que cuenta con 11 intérpretes músicos, actores y bailarines.
Arrancan también este mes las celebraciones del bicentario del nacimiento de Marius Petipa (Marsella 1818-Gurzuf, Rusia, 1910). El coreógrafo de La bella durmiente, El Cascanueces, Raymonda, La Bayadera o Don Quijote, fue el más destacado y prolífico de los coreógrafos de su época, renovó el ballet romántico y dio vida al ballet ruso tal y como pasó a reinar en los escenarios mundiales. Su legado revivirá en este año de festejos, empezando por la ciudad donde desarrolló gran parte de su carrera, San Petersburgo.
Tendremos en marzo ocasión de ver en Madrid y Barcelona Three Times Rebel de Marina Mascarell, creación de la coreógrafa valenciana afincada en Holanda que trata sobre el tema de la desigualdad de género, de la que hablamos extensamente en este artículo del pasado mes de enero.
Pluto es una superproducción del Bunkamura de Tokyo dirigida y coreografiada por Sidi Larbi Cherkaoui basada en el famoso manga Astro Boy, una visión futurista sobre las relaciones de humanos y máquinas. Estrenada en 2015, la obra aúna tecnología con marionetas, actores y bailarines, una puesta es escena inusual que por primera vez llega a Europa en el primer semestre del año. Se podrá ver en diferentes teatros de Inglaterra, Bélgica y Holanda.
Después de crear para el Beijing Dance Theater Manolita Chen, un acercamiento al mundo del flamenco desde la distancia geográfica y cultural de la capital China, con referencias a la mítica artista madrileña, Marcos Morau estrenará nueva obra para su propia compañía La Veronal. Pasionaria se presenta en junio en los Teatros del Canal de Madrid.
La pieza para cinco bailarines atenderá las pasiones humanas como vía para rescatar la humanidad de cada uno, el equipo quiere encender la llama para que el espectador avive una pasión dentro de sí y hacerle descubrir algo que desconocía sobre sí mismo y sobre el mundo.
El mes de julio se presenta estimulante, ya que en la larga lista de festivales que tienen lugar encontramos en Barcelona la propuesta de un nuevo Grec que nos ofrecerá un recorrido por la creación asiática actual, desde Japón a la India, gracias a la alianza con el Singapore Arts Festival. Una ocasión excelente para conocer la creatividad en la danza contemporánea de aquellas latitudes.
Cesc Gelabert estrenará en noviembre un solo inicialmente creado para Baryshnikov. Unidos por una relación personal y profesional ya trabajaron juntos cuando el catalán creó In a Landscape para Misha en 2003.
En 2016 iniciaron una nueva colaboración que se vio suspendida por una lesión de Baryshnikov, alterando el calendario y también el plan inicial ya que finalmente será Gelabert quien cree y baile el solo, aunque el estreno será será en el neoyorquino BAC, el hogar artístico del ruso.
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!