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Lana del Rey y los ecos de Laurel Canyon

En Música martes, 1 de diciembre de 2020

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

En 2019, los dos mejores discos del año, Norman Fucking Rockwell! de Lana del Rey y Titanic Rising de Weyes Blood, miraban al vecindario angelino más famoso para la historiografía rock. Por esas mismas fechas, aparecen dos documentales sobre ese mismo sitio, Laurel Canyon, Echo In The Canyon de Andrew Slater y Laurel Canyon de Alison Ellwood.

En octubre las dos primeras se unían, junto a la joven Zella Day, en una versión del “For Free” de la reina del lugar en los 60, Joni Mitchell. Precisamente una canción que aparecía en un disco titulado Ladies Oof he Canyon. Los suaves y femeninos ecos de Laurel Canyon volvían al primer plano.

Pero ¿qué es Laurel Canyon y cuál es su sonido? Pues bien Laurel Canyon es un barrio de Los Ángeles que, a mediados de los años 60, se convirtió en el epicentro del movimiento musical angelino. Se puede decir que el sonido de Los Ángeles tiene dos claros componentes, las barrocas melodías y cuidadas armonías de Brian Wilson y el sonido tintineante de la guitarra de 12 cuerdas de Roger McGuinn y sus Byrds, una mezcla entre folk y beat, Dylan y los Beatles.

Lana del Rey

Joni Mitchell en su casa de Laurel Canyon.

Ambas se unirían en ese barrio para dar ese distintivo sonido llamado Folk Rock, al que otro miembro de los Byrds, y vecino del barrio, acabaría dando un tercer elemento, lo que el propio Gram Parsons llamó Música Cósmica Americana, que no era otra cosa que una mezcla entre blues, rock&roll y, principalmente, country. Una música que perfeccionaría con sus Flying Burrito Brothers y que acabaría dominando las listas en su versión light a mediados de los 70, con los Eagles, otros residentes del barrio.

El caso es que a finales de los 60 la mayoría de los músicos californianos vivían en Laurel Canyon, casi todos compartían ese sonido, aunque había grandes excepciones como el gran iconoclasta que era Frank Zappa que vivía puerta a puerta con uno de los miembros de los Monkees o Jim Morrison, el cantante de los Doors, que sí que se vería lo suficientemente influido por esta escena como para atemperar el sonido de su banda y sacar una de sus canciones más bonitas como resultado, Love Street, sobre la calle en la que vivía junto a Pamela Courson en Laurel Canyon, Rothdell Trail.

Para finales de los 60, la escena se centraba en un grupo que se formó allí y que se iba a convertir en uno de los más famosos del mundo, Crosby, Stills & Nash. Se trataba de uno de los primeros supergrupos formado por miembros de antiguas bandas famosas, David Crosby venía de los Byrds, y siempre ha afirmado que fue de los primeros en mudarse al barrio, Stephen Stills había liderado otra de las bandas fundamentales del folk rock, Buffalo Springfield, mientras que Graham Nash venía de los ingleses The Hollies. Al poco tiempo se les unió otro ex Buffalo Springfield, Neil Young, y se convirtían en una de las bandas más importantes del momento.

Una de sus canciones más conocidas era Woodstock, firmada por Joni Mitchell, una cantautora canadiense que fue la verdadera reina del sonido Laurel Canyon. Y es que, a pesar de tener que sufrir el machismo imperante de la época, que la veía como una especie de groupie de Crosby, Stills, Nash & Young, ella era la compositora más importante del género. Si tenemos en cuenta que su compatriota Young encontraría su sonido definitivo fuera de las dulces armonías californianas, en las cabalgadas salvajes junto a Crazy Horse, podemos decir que Mitchell fue la artista más talentosa de la escena, por encima de los propios Crosby, Nash y Stills. Siendo la inspiración para otras residentes como la gran Carole King, que sacaría el exitoso Tapestry espoleada por la canadiense, o Judee Sill, otra de las grandes voces del barrio.

La casa que compartía junto a Graham Nash, que este inmortalizaría en “Our House”, fue el epicentro musical del cañón, junto a la de Mama Cass, la ex Mamas & The Papas que ejercía de amable anfitriona para todos los músicos que pasaban por allí, una de las cosas de las que habla Mitchell en su Ladies of the Canyon, otra de las canciones fundamentales de la época. Ese sonido dulce de cantautoras como Mitchell, King o Sill, junto a compañeros masculinos como James Taylor o Jackson Browne acabaría definiendo el final de los 60 y el principio de los 70, pero el movimiento ya estaba herido de muerte.

Durante los años 60, Laurel Canyon había sido una verdadera comunidad, en la que las casas estaban abiertas y los músicos tocaban unos con otros, pero para los 70 todo eso había cambiado por dos principales razones, Charles Manson y la cocaína. Los asesinatos relacionados con la familia Manson conmocionaron a todo el país pero en Laurel Canyon, a escasos 20 minutos del lugar de los hechos, las puertas se cerraron para siempre. Por otro lado el éxito comercial trajo kilos de polvo blanco al cañón y la indulgencia campó a sus anchas.

Lo curioso del caso es que fue cuando la escena ya estaba muerta cuando se convirtió en el sonido dominante en las listas estadounidenses, cuando los Eagles, que siempre fueron por detrás de Gram Parsons y Crosby, Stills, Nash & Young, se convirtieron en el grupo más vendido del planeta. Poco después otros hijos del Cañón, los Fleetwood Mac de Lindsey Buckingham y Stevie Nicks, rompían todos los récords de venta con el espléndido Rumours.

Pero adelantémonos unos años, en concreto a 2008, la joven Lizzy Grant se está intentando abrir un hueco en la escena de su ciudad, Nueva York. En sus propias palabras Esperaba conocer gente y enamorarme y empezar una comunidad a mi alrededor, como solían hacer en los 60. Pero la potente escena neoyorquina de principios de siglo, capitaneada por los Strokes, con grupos como los Yeah Yeah Yeahs o Interpol, estaba dando sus últimos coletazos.

Además, lo que Grant tenía en mente era el ambiente hippie de Los Ángeles, su comunidad soñada era Laurel Canyon. Primero se puso un nombre diferente, Lana del Rey, algo que ya sonaba a Hollywood y a California por los cuatro costados y, finalmente, en 2012 dio el paso definitivo y se mudó allí, convirtiéndose en pocos años en un icono de la ciudad, tanto es así que en Venice Beach hay un enorme mural con su cara.

Lana del Rey

Norman Fucking Rockwell!, su último disco y gran obra maestra, es un homenaje gigante a su ciudad de acogida, la ciudad de sus sueños, Los Ángeles, lleno de referencias a muchos lugares de la ciudad y, como no, a su querido Laurel Canyon, All the ladies of the canyon / Wearing black to their house parties / Crosby, Stills and Nash is playing / Wine is flowing with Bacardi (Todas las damas del cañón / Vistiendo de negro en sus fiestas en casa / Crosby, Stills y Nash están sonando / El vino fluye con Bacardi), canta en uno de los momentos.

En la canción titular habla de un Poeta que se odia a sí mismo / un sabelotodo residente Laurel Canyon: una referencia en la que muchos han querido ver a Josh Tillman, mejor conocido como Father John Misty, otro gran cantautor contemporáneo con muchos ecos del cañón. Su maravillosa “Chateau Lobby #4 (in C for Two Virgins)” podría haber aparecido en el colosal Forever Changes de Love, otro de los grupos que vivían en Laurel Canyon en los 60.

Tillman tuvo su primer contacto con la fama como batería de Fleet Foxes, un grupo de folk rock liderado por Robin Pecknold que, a pesar de ser de Oregon, son hijos del sonido y las armonías de Brian Wilson y Crosby, Stills, Nash & Young.

Y es que la escena angelina vuelve a girar hacia esos sonidos como bien se puede ver en el maravilloso sonido de Weyes Blood, o lo que es lo mismo la californiana Natalie Merring. Sus dos últimos discos, Front Row Seat to Earth y, sobre todo, Titanic Rising, son dos obras maestras de pop barroco en los que es fácil ver huellas de Brian Wilson o los mencionados Love, pero también toques de Joni Mitchell y Carole King. En el último cuenta con la producción de otra figura fundamental en la vuelta de esos sonidos soft rock, Jonathan Rado de Foxygen.

En esta época de Zoom ya no es necesario vivir en el mismo barrio para formar un movimiento o una comunidad, pero es evidente que ahora mismo en Los Ángeles hay una comunidad de músicos en la misma onda que, además, están colaborando entre ellos, Weyes Blood fue la telonera de Father John Misty, además de colaborar como vimos al principio con Lana, de la que ambos, tanto Tillman como Merring han hecho versiones. Y es que el aura de del Rey sigue creciendo como se puede comprobar en esta versión de otra joven de la zona con talento, Molly Tuttle, que no duda en calificar este The Greatest como una de sus canciones favoritas.

Y es que ahora que las mujeres están ganando mucha más visibilidad y hueco en la escena musical, el sonido Laurel Canyon parece cobrar nueva vigencia, como también se puede escuchar en otro de los grupos fundamentales de L.A., Haim. El trío de hermanas acaba de publicar su tercer disco, el notable Women in Music Pt. III, este mismo año y le dedican la primera canción a su ciudad y a su sonido, con una divertida alusión a la otra gran ciudad del EEUU, Nueva York es fría, intenté pasar el invierno allí una vez, no. Claramente la ciudad más grande del mundo pero no es mi casa... Hasta han conseguido que uno de los grandes grupos neoyorquinos de los últimos años haya abandonado su ciudad para mudarse a Los Ángeles y sacar su disco más californiano, se trata de Vampire Weekend y Father Of The Bride, un disco con carias colaboraciones de Danielle Haim.

El caso es que esta vuelta a Laurel Canyon no es totalmente nueva, ya que hubo otro hombre que hizo todo lo posible por crear una escena de músicos que tocaran juntos en el cañón. Se trata de Jonathan Wilson y sus famosas jams, por las que pasaron músicos de Wilco, Black Crowes, Pearl Jam o los Heartbreakers de Tom Petty. En su carrera en solitario también se pueden trazar líneas hasta Laurel Canyon y, además, ha sido el productor de los discos de Father John Misty y ha contado con la colaboración de Lana del Rey en los suyos propios.

https://www.youtube.com/watch?v=idg3cQszjhY

Parece claro que ha encontrado esa comunidad de músicos con la que fantaseaba cuando intentaba abrirse un camino en Nueva York. Ahora es ella la nueva reina de las damas del cañón y parece encantada con su posición, intentando dar oportunidades a nuevos talentos como Zella Day, y hacer que estos ecos del cañón vuelvan a resonar.

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