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Cultura

La visión arquitectónica de la música de Iannis Xenakis y Le Corbusier

En Abandonen el edificio, Cultura lunes, 7 de febrero de 2022

Sandra Jiménez

Sandra Jiménez

PERFIL

En 2022 se ha cumplido el centenario del nacimiento de uno de los compositores más importantes de la música contemporánea, Iannis Xenakis. Este compositor, y también ingeniero civil, de ascendencia griega, nació en 1922 en Rumania, se educó en Grecia y murió en 2001 en París. Tuvo una vida personal muy intensa no exenta de emociones, ya que formó parte de la Resistencia comunista en la Segunda Guerra Mundial y también participó en la primera fase de la guerra civil griega. Durante la Segunda Guerra Mundial recibió una grave herida de obús en el lado izquierdo de la cara que casi lo mata, provocándole la pérdida de un ojo y desfigurándole parte del rostro. Pese a ello, consiguió finalizar sus estudios y graduarse como ingeniero. Siempre fue perseguido por su activismo político. Cansado de esta situación acabó por instalarse definitivamente en París donde conoció a Le Corbusier. La fascinación entre ambos fue instantánea. Xenakis enseguida entró a trabajar en su estudio como ingeniero calculista. Trabajaron juntos desde 1948 hasta 1960, momento en el cual finalizó su relación profesional cuando consiguieron el encargo del Pabellón Philips, su obra en común más conocida.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Iannis Xenakis y Le Corbusier.

Los dos entendían la arquitectura y la música como artes paralelas en razonamiento, creación y libertad: …hacer música o arquitectura es crear, engendrar ambientes que envuelven sonora o visualmente, poemas… Eso les acercó. Desconozco el motivo de su ruptura, pero me lo puedo imaginar: Si recordáis mis anteriores artículos sobre Le Corbusier sus allegados decían que como jefe era espantoso, impredecible y arrogante. Supongo que bastó un proyecto para que esa admiración mutua desapareciera y su relación profesional tomara rumbos diferentes.

Iannis Xenakis y Le Corbusier en el estudio de este último.

Al contemplar una obra de arquitectura reconocemos la unión de geometría, orden y proporción. Algo parecido sucede al escuchar una pieza musical: Si leemos una partitura vemos que los pentagramas definen el orden y la proporción sobre los que se deslizan las notas componiendo espacios sonoros y, por qué no, también visuales. Hay partituras que son de una gran belleza visual.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Convento Santa María de la Tourette en Eveux-sur-l’Arbresle (Lyon). Arquitecto, Le Corbusier.

Pero esto no es nuevo. Si retrocedemos en la historia vemos que Pitágoras ya había experimentado con estos conceptos en su Teoría de la Armonía o de las esferas:

El universo está gobernado según proporciones numéricas armoniosas y que el movimiento de los cuerpos celestes según la representación geocéntrica del universo — el Sol, la Luna y los planetas — se rige según proporciones musicales; las distancias entre planetas corresponderían, según esta teoría, a los intervalos musicales.

No es difícil comprobar que sí, que existe una relación entre la geometría, la arquitectura y la música y que en cierta medida la armonía y el orden rigen el cosmos.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Pabellón Philips, Exposición Universal de Bruselas 1958. Obra de Le Corbusier e Iannis Xenakis. © Fotografía Wikimedia commons/wonter hagens.

Esta idea de poner orden en el caos para convertirlo en un elemento ordenado, era un tema que obsesionaba a Le Corbusier tanto como a Xenakis. Para ellos el arte y, en concreto, la música era un sistema capaz de organizar sensaciones. Pero esta idea de la proporción y la medida como fundamento de la estructuración del arte, y por analogía del mundo, no es invención ni de Le Corbusier ni de Xenakis. Ya había sido utilizada desde el Renacimiento por Palladio, Alberti y otros arquitectos pero sí que es cierto que fueron ellos, Le Corbusier y Xenakis, los que utilizaron conscientemente las series de proporciones existentes en la música para componer la estructura de sus edificios.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Convento Santa María de la Tourette en Eveux-sur-l’Arbresle (Lyon). Arquitecto, Le Corbusier.

Todos estos razonamientos dieron como resultado la creación del Modulor, un concepto fundamental para entender tanto la obra de Le Corbusier como la de Xenakis. El Modulor es una herramienta de medición derivada de la estatura humana y las matemáticas. Un sistema de medidas a escala humana creado por Le Corbusier a partir de la proporción áurea. Un hombre con el brazo levantado da los puntos determinantes de la ocupación del espacio –el pie, el plexo solar, la cabeza, la punta de los dedos estando levantado el brazo- tres intervalos que definen una serie de secciones áureas de Fibonacci; y, por otra parte, la Matemática ofrece un valor: lo simple, el doble y las dos secciones áureas.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Dibujo de El Modulor, Le Corbusier.

Si bien se trata de concepto constructivo, se puede apreciar en él la filosofía de Le Corbusier, la búsqueda del orden arquitectónico, ya que implicaba una definición de las medidas perfectas y bellas con la idea de una arquitectura concebida como un microcosmos fundamentado en las matemáticas. Así una vivienda creada con las dimensiones Modulor debía proporcionar al habitante una sensación de bienestar, comodidad y armonía.

La música es tiempo y espacio, como la arquitectura. La música y la arquitectura dependen de la medida.

Este conjunto de medidas armónicas tenían una equivalencia musical, que fue lo que posiblemente inspiró la obra de ambos, no solo durante los doce años que trabajaron juntos sino también en su etapa posterior. Así, la música y la arquitectura surgen como organizaciones de intervalos sonoros o de elementos métricos en el tiempo y el espacio.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Pabellón Philips, Exposición Universal de Bruselas 1958. Obra de Le Corbusier e Iannis Xenakis.

Sin embargo, Xenakis, de carácter inquieto y curioso fue un paso más allá. Su obsesión por la relación entre arquitectura y música le llevó a especular no solo con los conceptos de espacio, proporción y abstracción que las conectan, sino con otros como la simetría, las masas y el espacio-tiempo. Para él, la abstracción era un concepto estético que se podía observar en todas las actividades humanas y que es paralelo al nacimiento del álgebra moderna (hacia 1910). En música correspondería a la época del descubrimiento de la tonalidad basada en la equivalencia de los doce sonidos.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Convento Santa María de la Tourette en Eveux-sur-l’Arbresle (Lyon). Arquitecto, Le Corbusier. © Fotografía Fernando Schapochnik.

Para Xenakis el concepto del espacio está directamente vinculado a la música. Para ello utiliza todos sus conocimientos sobre el espacio Euclídeo de arquitectura/ingeniería y música, para crear un espacio musical. Un único espacio sonoro que se convierte en un universo completo en el que generar un estímulo estético para cada sentido. Pero para que esto funcione no podemos olvidarnos del ritmo. Él es el responsable de encontrar ciertos puntos en la línea del tiempo, de la misma manera que en la arquitectura se marcan puntos en el plano a lo largo de las rectas. También podemos contemplar arquitectura en las teclas del piano dispuestas de una manera constante.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Convento Santa María de la Tourette en Eveux-sur-l’Arbresle (Lyon). Arquitecto, Le Corbusier. © Fotografía Fernando Schapochnik.

Teniendo en cuenta esto, no es difícil imaginar que Xenakis y Le Corbusier proyectaran juntos el Pabellón Philips, ya que ese proyecto tenía como objetivo reunir y vincular arquitectura y música. Le Corbusier no quería construir un edificio sino un poema electrónico y así se lo planteó a Xenakis, quien estaba deseoso de experimentar y vincular estas dos disciplinas. Su idea era generar superficies curvas a partir de líneas rectas inspirándose en su reciente composición musical Metastasis, estrenada en 1955.

El pabellón Philips fue una construcción efímera que se realizó con motivo de la Exposición Universal de Bruselas de 1958. El proyecto fue un encargo de la empresa holandesa Philips. El director artístico de la firma, M. Louis Kalff, quería un espacio que albergara un moderno espectáculo multimedia en el que resaltaran los productos de fabricación propia mediante efectos de sonido, iluminación, y los últimos avances tecnológicos.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Pabellón Philips, Exposición Universal de Bruselas 1958. Obra de Le Corbusier e Iannis Xenakis.

El pabellón es un auténtico poema visual. Una composición asimétrica formada por 9 paraboloides hiperbólicos, cada uno de los cuales estaba formado a su vez por piezas rectas de hormigón prefabricado de aproximadamente 1,5 m de anchura y 6 cm de grosor, y que estaban sustentados por cables tensores por ambas caras. Estos tensores de acero exteriores quedaban a la vista, mostrando una superficie reticulada, un maravilloso pentagrama tridimensional sobre el que la música se deslizaba. Las paredes interiores del pabellón se recubrieron de amianto para generar un efecto de caverna y potenciar la sensación acústica. Para llevar a cabo todo esto y poder ejecutar el complejo proyecto a nivel técnico contaron con la ayuda del ingeniero Hoyte Duyster.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Bocetos del Pabellón Philips, obra de Le Corbusier e Iannis Xenakis.

El edificio alcanzó notoriedad por la radicalidad de su planteamiento y porque fue la primera construcción que reflejó la intensa fusión artística entre arquitectura, imagen y sonido. Pero supongo que para dos personas tan obsesivas, y con las ideas tan claras tanto a nivel arquitectónico como musical les ocasionaría algún que otro roce profesional y decidieron finalizar su relación profesional.

A partir de este momento, Xenakis siempre intentó que en sus composiciones posteriores interaccionaran la física, la arquitectura y las matemáticas. Un ejemplo de esto son sus obras: Polytopes, Diatope, Oriente-Occidente y Diamorfosis.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Convento Santa María de la Tourette en Eveux-sur-l’Arbresle (Lyon). Arquitecto, Le Corbusier. © Fotografía Fernando Schapochnik.

Por su parte, Le Corbusier centró su carrera profesional en la arquitectura convirtiéndose en uno de los grandes exponentes de la arquitectura moderna. Aun así no se olvidó de la etapa compartida con Xenakis, un ejemplo de esto es el Convento de Santa María de la Tourette en Eveux-sur-l´Arbresle (Lyon), también conocido como El convento de Xenakis. Se trata de un edificio cuya fachada era una progresión de rectángulos de diferentes anchos, situados en filas y con cambios de densidades e intervalos para dar una apariencia asimétrica. En ella, los elementos abstractos eran la línea recta y su repetición, la oscilación rítmica entre verticalidad y horizontalidad, como en los templos griegos. Utilizó las proporciones del Modulor para diseñar un sistema combinado de las ventanas con el fin de crear una secuencia de ritmos musicales de cristal en honor a Xenakis.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Convento Santa María de la Tourette en Eveux-sur-l’Arbresle (Lyon). Arquitecto, Le Corbusier. © Fotografía Fernando Schapochnik.

Por su parte, Xenakis se centró más en la música y siguió experimentado hasta fundar en el año 1966 un Centro de Estudios Matemáticas/Música (CEMAMU) en París, en el que se diseñó el UPIC (Unidad Poliagógica de Información del CEMAMU), un aparato en el que se podía dibujar sobre una pantalla cualquier trazo, y la máquina lo transformaba en música.

Le Corbusier Iannis Xenakis

Iannis Xenakis y el UPIC (Unidad Poliagógica del Información del CEMAMU).

La música de Xenakis es admirada e imitada, porque a través de ella manifestaba su sentido de libertad e inconformismo. Su actitud disidente y su intensa participación en movimientos de resistencia influyeron directamente en la música de artistas de la escena experimental “alternativa”. Al igual que ocurre con la obra de Le Corbusier que marcó un antes y un después en el mundo de la arquitectura.

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