La idea del baile social que se ha extendido alrededor del mundo con el tema “Happy” de Pharrell Williams, es un fenómeno de catarsis colectiva que tiene varios trágicos antecedentes en la historia de Occidente.
El binomio música y baile siempre ha estado asociado, aunque la música, sobre todo la clásica careciera de la rítmica que impregnan los ritos y tradiciones de las comunidades africanas. Este binomio, a veces no se ha manifestado conjuntamente, como lo demuestra en su comienzo, la plaga del baile que aconteció en Estrasburgo, Francia. Corría el año 1518, julio concretamente, cuando un día de ese verano una mujer, llamada Frau Troffea, comenzó a bailar por las calles de esta ciudad sin música ni músicos que le incitaran a ello. Su baile interminable duró entre 4 y 6 días, tan sólo parando para comer. Una semana más tarde, se le habían unido un treintena de personas entre hombres, mujeres, y niños. Al mes eran unas 400 personas las que se fueron uniendo a esta orgía de baile y éxtasis colectivo.
Los nobles y autoridades de aquella época, contrataron a músicos para que animaran a los bailarines, incluso habilitaron varios salones y un especie de escenario de madera. Meses más tarde, en septiembre, esta extraña posesión bailarina empezó a remitir, por delante se había llevado a la tumba a la mayoría de los participantes, por diferentes causas, derrames cerebrales, infartos y sobre todo agotamiento físico. Durante siglos se asoció este fenómeno al Baile de San Vito, lo que más tarde se llamó la coreomanía, o enfermedad de Huntington. Aunque también hubo algún que otro antropólogo que lo asoció a la ingestión del cornezuelo, un hongo que se desarrollaba en el pan fermentado, que contiene sustancias psicotrópicas y que producía alucinaciones. Pero este hongo, también podía producir necrosis de los tejidos y gangrena en las extremidades, por lo que las personas participantes en este baile de la muerte no habrían podido aguantar si se hubieran contaminado con este hongo.
En la actualidad hay consenso entre psicólogos, antropólogos e historiadores, y se considera que esta epidemia fue causada por un contexto psicológico y cultural más que fisiológico. El profesor John Waller de la Universidad de Michigan, escribió un libro titulado “A Time to Dance, a Time to Die”, donde analiza este fenómeno, y su conclusión es demoledora. En aquella época la sociedad civil vivía momentos de crisis, momentos de hambruna en la población más pobre. Todo sumado a la susceptibilidad de sus creencias, donde la influencia de santos y demonios era algo habitual; esos factores fueron un buen caldo de cultivo para el contagio colectivo que sufrieron durante esos meses de verano. Para Waller, todo fue consecuencia de la desesperación, de la devoción, pero por encima de todo, de la sugestión. Hoy en día, quizás seamos menos crédulos, y menos devotos, pero puede que la desesperación de esta crisis haya producido también ciertos fenómenos masivos de baile conjunto y social.
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!