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“La caída de la Casa Usher”: la adaptación total

En Cine y Series lunes, 13 de noviembre de 2023

Javi Cózar

Javi Cózar

PERFIL

Es muy probable que el camino que Mike Flanagan ha trazado con su filmografía en los últimos años le estuviera llevando inevitablemente hasta La caída de la Casa Usher. Sus recientes aproximaciones —en formato de miniserie de televisión y para Netflix—, a los universos de Shirley Jackson (La maldición de Hill House, en 2018) y Henry James (La maldición de Bly Manor, en 2020) dejaban entrever a un director inquieto por adentrarse en los dominios del terror gótico.

Adaptar, pues, el universo de Edgar Allan Poe, inscrito como uno de los mejores baluartes del romanticismo y la ficción gótica del siglo XIX, era un paso natural. Y hacerlo de la manera brillante en la que Flanagan lo ha hecho con esta serie confirma el genio creativo del director de Massachussets. Su opción ha pasado no por adaptar La caída de la Casa Usher, sino más bien los temas principales no solo de este relato sino de este y muchos otros más. Es por eso que no estamos ante una adaptación ortodoxa de la novela corta homónima, con la cual guarda poca relación (los nombres de los protagonistas, básicamente), que es exactamente lo que sí que hizo Roger Corman tanto en La caída de la Casa Usher como en las otras seis maravillosas películas que rodó entre 1960 y 1964 adaptando diversos relatos de Poe.

Esta manera peculiar de trasladar a Poe al medio audiovisual, de entrada, revela lo inteligente que es Flanagan: consciente de que, en el imaginario colectivo, las adaptaciones de Corman son vistas ampliamente como “definitivas”, no corre el riesgo de intentar emularlas (una opción lícita, por otra parte) y exponerse a comparaciones. Primer punto para Flanagan.

La caída de la Casa Usher

A partir de ahí, La caída de la Casa Usher se expande como un relato de corte clásico centrado en las sucesivas (y anunciadas ya en el primer episodio) muertes de los seis hijos de Roderick Usher, el presidente de una corrupta compañía farmacéutica. De la misma manera que el retrato de una familia sirvió en su día a Francis Ford Coppola para redefinir un género, el de gánsteres, con su monumental El padrino, Flanagan utiliza nuevamente el concepto de familia para, si no revolucionar, desde luego sí aportar una mirada única sobre otro género, el fantástico: La caída de la Casa Usher se aleja casi siempre de convencionalismos del fantástico para componer una odisea a medio camino entre el drama familiar, el relato de terror, y el alegato anticapitalista.

Es en este pretendido pastiche donde Flanagan se desliza sin complejos y obtiene unos resultados ciertamente excepcionales que brillan en absolutamente todas las caras del producto. En la del drama familiar, lo hace a partir de un dibujo despiadado de sus personajes en el que sus seis hijos no salen demasiado bien parados: desde el ególatra abandonado a su vida hedonista gracias al dinero de papá hasta el primogénito insensible a todos los que le rodean, todos los hermanos son seres miserables, algunos incluso criminales, que encuentran un destino fatal que salda sus cuentas pendientes con sus actos o sus errores.

La caída de la Casa Usher

En la faceta de alegato anticapitalista es fácil leer el declive de la familia Usher, que es también el de la farmacéutica que regentan, como un furibundo ataque al sistema capitalista. La familia es depredadora en lo que a términos empresariales se refiere, y algunos de sus miembros no dudan incluso en realizar actividades al margen de la ley. La empresa familiar es descrita como un nido de corrupción y arribismo en el que brilla con luz propia un siniestro personaje, el que interpreta un inmenso Mark Hamill, una especie de abogado/detective sin escrúpulos que realiza todo el trabajo sucio para la familia y que, en verdad, es quien sustenta el imperio familiar. Y, por si no queda del todo claro este asunto, tenemos el detalle de que la empresa de los Usher es, como no, una farmacéutica: posiblemente no haya otro tipo de empresa más adecuada, salvo quizás un banco, para canalizar este mensaje anticapitalista.

La caída de la Casa Usher

Por último, es en la faceta de relato fantástico donde Flanagan, claro, se muestra más certero. Las referencias a los relatos de Poe bombardean al espectador con nombres extraídos directamente de los textos del genial escritor. Y algunos de los grandes conceptos en la literatura de Poe aparecen de manera preeminente o tienen algún tipo de presencia por anecdótica que sea.

Por ejemplo, la obsesión del autor con la descomposición física y sus efectos puede rastrearse sutilmente en las constantes apariciones de los cadáveres de los seis hijos de Roderick, todas ellas espeluznantes. El tema de la muerte como presencia, como eje central que casi impregna muchos de los personajes de la literatura de Poe, por otro lado cristaliza en La caída de la Casa Usher en un personaje como es el que interpreta de manera magistral Carla Gugino, una mujer cuya fantasmagórica persistencia en la familia se va desentrañando poco a poco a lo largo de la serie.

Aunque secundaria, ciertamente es esta misteriosa mujer la que guía el destino de toda la familia Usher, como queda expuesto en el tercio final de la serie, lo que añade ese halo romántico de fatalidad también tan caro a la prosa de Poe y en general a la literatura de horror gótico en la que se inscribe su obra.

La caída de la Casa Usher

Finalmente, pues, La caída de la Casa Usher deviene no solamente un demoledor homenaje a algunas de las imágenes más icónicas ligadas a Poe (el cuervo, el péndulo, las máscaras, y el corazón delator, por poner algunos ejemplos, están integrados en el relato de manera fluida y natural), sino que es, sobre todo y por encima de todo, una de las más osadas operaciones de trasladar literatura a lenguaje audiovisual que jamás se hayan ejecutado: adaptar sin adaptar, capturar esencias y temáticas de un determinado autor, en este caso Poe, para inyectarlas en un argumento a priori desconectado de su universo, contaminando ese relato y convirtiéndolo en una obra que, sin ser en esencia de Poe, sin ningún género de duda habría firmado el escritor de estar vivo en 2023. La adaptación total.

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