Para algunas películas interesantes el mercado digital es el único. In a world…, debut tras la cámara de la actriz Lake bell, es una de ellas.
Por desgracia, volvemos a los viejos tiempos. Hay un porcentaje irrisorio de mujeres en la profesión cinematográfica. Anna Soler Pont, de la productora Ponta Films, reflexiona sobre ello este mes en la revista Fotogramas, a raíz del informe anual que elabora Celluloid ceiling, en torno a las 250 películas americanas más importantes, que a principios de 2014 presentaba las cifras más bajas en 16 años. Y lo mismo ocurre en el resto del mundo. Una película como ésta, escrita, producida, dirigida y protagonizada por Lake Bell no sólo es la excepción, sino que, sin ser ajena a esta situación, aborda este mundo de dominación masculina de forma autocrítica y muy inteligente. Nada de basura agresiva pseudofeminista, al que le dedica alguna broma, sino más bien al contrario.
Al retratar el ambiente curioso de los locutores de trailers, los artistas de la promoción, plasma un universo paralelo donde la belleza y las cualidades físicas de sus estrellas son irrelevantes, donde el encanto femenino, tan explotado por el cine, deja de ser un arma. Un universo fascinante pero también imperfecto, cuando sigue latiendo la ambición, donde lo sonoro prima sobre lo visual. Y por eso, los primeros segundos son en negro. Una maniobra no muy distinta al arranque de Imagine. Por una vez, nuestro sentido de la vista tarda en funcionar. La voz está on, y la imagen en off. Es preciso, si hay que preparar nuestros oídos. Numerosas secuencias aparecen vacías, pendientes de aquello que suena fuera del encuadre.
In a world… enfrenta dos mundos: el antiguo y el moderno. El de un padre y su hija. La música soul acompaña a Sam Sotto frente a la new wave ochentera que define a Carol Solomon, la joven protagonista. Como cantaban Tears for fears: Everybody wants to rule the world. Todos quieren dominar el mundo. Pero si el consagrado quiere devorar a la aspirante, ésta no entiende esa lucha, ese eterno y sobado conflicto intergeneracional. Le preocupan más las voces chillonas, aniñadas, ridículas, de un grupo femenino, la voz de una generación que, a falta de un timbre más grave y profundo, de una dicción más trabajada, nunca alcanzará sus sueños y objetivos. Ganadora del premio al mejor guión en el Festival de Sundance, esta comedia de puertas cerradas, de pasiones a media luz, de fascinación sonora, como Perfect sense o Rabbit Hole, llega directamente al mercado del DVD, una decisión escasamente popular, que no debería impedirnos descubrirla.
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