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Hormonas a todo ritmo

En Escenas 6 noviembre, 2014

Sara Esteller

Sara Esteller

PERFIL

Coger a un grupo de adolescentes y hacerles expresarse mediante el baile tiene resultados tan explosivos como hermosos. La película Five Days to Dance se estrena esta semana y recoge este proceso, pero tenemos otros filmes recientes que tratan el tema con resultados increíbles.

La muchacha expresa sus dudas con la mirada, esquiva y algo escéptica. Como ella, muchos otros chicos y chicas del grupo miran a Amaya y Wilfried mientras explican qué van a hacer y, sobre todo, por qué. En cinco días, estos dos granados coreógrafos montarán con el grupo de adolescentes una coreografía; cinco días en los que surgirán las dudas y los miedos a expresarse, en los que cambiarán los roles, y a los que además se suma el desafío de sacar adelante una pieza que se representará en público.

Esta confrontación con uno mismo y con el grupo a través de la danza es lo que buscan exactamente ambos artistas. Amaya Lubeigt ha desarrollado gran parte de su carrera en Alemania en compañías como la de Pina Bausch o Susanne Linke, Wilfried van Poppel es bailarín y coreógrafo con compañía propia en Alemania; ambos metidos en harinas complejas de amasar, adolescentes que no saben que hacer con sus propios cuerpos y con su expresividad y que deben ponerse en materia dentro de su instituto, sin escapatoria.

Lo que comienza siendo un ejercicio fastidioso y algo frustante termina siendo un proceso colectivo entusiasta y vivificante. Emociones a flor de piel, excitación, todos a una en el proyecto, sensación de trabajo colectivo, prueba conseguida. La danza como elemento de cohesión del grupo en un instituto de Donosti, esto es lo que retrata la película de la productora valenciana SUICAFilms y la vasca REC, dirigida por Rafa Molés y Pepe Andreu.

En febrero de 2011 pudimos ver en algunas salas españolas Dancing Dreams (2010, Tanztraüme en su título original en alemán), película de Anne Linsel y Rainer Hoffman que recoge de forma emocionante el montaje que Pina Bausch hizo dos años antes de la obra Kontakthof para adolescentes de Wuppertal, ciudad donde residía Bausch y su compañía, la Tanztheater Wuppertal.

La cinta no solo retrata los ensayos de la pieza, también se adentra en los sentimientos de algunos de sus protagonistas de manera magistral recogiendo las turbulencias de unos jóvenes en proceso de crecimiento, enfrentados a sus traumas y miedos. La propia Pina interviene en la película con algunas declaraciones, siempre manisfestando su confianza en ellos. La escena final del estreno de la pieza en el teatro de la ciudad encoge y agranda corazón y estómago a partes iguales.

Cuando semanas después del pase en cine pudimos ver en el escenario del Mercat de les Flors la obra en vivo y a los chavales que la protagonizaban en escena conocíamos sus motivaciones, sus dudas y sus grandezas, toda una experiencia para el espectador.

Otra película que, aunque muy diferente, se mete en el mismo berenjenal es Esto es ritmo! (2007) dirigida por Thomas Grube y Enrique Sánchez Lausch, aunque en esta las proporciones son mucho mayores: 250 alumnos de institutos de Berlín trabajando con el director de su filarmónica, el más que popular Sir Simon Battle, y con el coreógrafo Royston Maldoom (con quien también ha trabajado Wilfried van Poppel) una partitura como La Consagración de la Primavera, tan grandiosa y compleja a un tiempo. Bien tejida y muy reveladora por las personalidades de sus protagonistas, la película presenta la cultura y el compromiso social como elementos indispensables para una vida mejor.

PD:El pasado mes de octubre se celebraba en Barcelona la segunda edición del festival de cortos de danza Choreoscore. Hay muchas y muy buenas películas documentales de danza de las que hablaremos en próximas entregas. Tal vez pronto el género podría lanzarse a tener su propio festival, idea que viene a la cabeza tras la recién acabada edición de In-Edit, festival especializado en cine documental musical. Por cierto, en Freddy Mercury, The Great Pretender, pudimos ver al artista bailando en el Covent Garden de Londres (1979) junto al cuerpo de baile del Royal Ballet al completo mientras cantaba Bohemian Rhapsody. ¡Impagable!

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