O de cómo la tecnología digital ha arrinconado nuestras añoradas cámaras fotográficas.
Situemos la acción: calurosa tarde verano tras una siesta épica. Nuestro protagonista se levanta sudoroso pero lleno de energía y decide ordenar ese armario recogetodo. Ese armario que todos tenemos repleto de trastos que han sobrevivido a incontables limpiezas y traslados, casi siempre por motivos sentimentales. Pero de hoy no pasa, hoy es el día, se va a emplear a fondo en limpiar ese agujero negro. La operación limpieza ha comenzado y nada ni nadie la puede parar.
Y lo primero que nos encontramos es esa vieja y conocida caja de cartón que hemos visto mil veces pero que ya hace muchos años que no abrimos. Y dentro la vieja cámara fotográfica, nuestra primera cámara analógica. Los más afortunados incluso puede que guarden dos o tres, e incluso los hay que guardan viejos objetivos que servirían hoy en día de contrapesos. Cámaras que vimos como la tecnología digital las arrinconaba sin remedio y que, poco a poco, han ido engrosando la población de esos armarios. Cámaras que sopesamos en nuestras manos con cariño mientras recordamos fotos que hicimos con ellas. Cámaras que en muchos casos evocan recuerdos del familiar que la regaló, legando así una afición o un oficio.
Viejas cámaras que un día decidimos vender pero que al conocer el bajo valor que nos ofrecían por ellas decidimos volver a casa con ellas y guardarlas en el mismo sitio en que estaban mientras murmurábamos para lo que me dan por ella me la quedo y la uso como pisapapeles. Algunos incluso las volvían a embalar cuidadosamente mientras albergaban la vana esperanza de poderla legar a un amigo que se iniciaba en la fotografía y que volvería a tenerla entre sus manos, dándole una segunda vida.
Pero lo digital está aquí para quedarse y no admite añoranzas. Aunque creo justo reseñar las fuertes corrientes de moda para recuperar viejas técnicas fotográficas a través de estos venerables aparatos. Basta acercarse al mundo Polaroid o Lomo para constatar que siguen activos gracias a sus fieles seguidores. Pero me temo que en nuestros armarios seguirán viviendo toda la familia Canon AE, junto a la Nikon FM2 o sus primas Pentax MZ y Yashica 635… no importa el nombre; todas ellas, cámaras que han sido superadas por la tecnología digital y ahora descansan en los estantes junto a venerables Rolleiflex o adoradas Hasselblad.
A ver si tengo tiempo y un día de estos monto de nuevo el laboratorio y… pero hoy no puedo; me voy a comprar una nueva tarjeta de memoria…
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!