Que Kristoffer Borgli estaba muy interesado en la fama viral ya lo podía atestiguar cualquiera que hubiera visto su anterior película, Sick of myself (2022), pero lo que ha hecho con Dream Scenario es perfeccionarlo y entregar una sátira social, surreal y metafísica, sobre fama, viralidad, redes sociales, cultura de la cancelación y demás integrantes del ciclo mediático actual que encuentra su mayor punto de referencia en la obra de Charlie Kaufman, el modelo principal de esta comedia negra sobre el absurdo en la que, como en las películas escritas por el autor de Synecdoche, New York (2008) lo importante no es tanto las cosas extraordinarias que pasan, ya sea meterte en la cabeza de John Malkovich o convertirte en la persona con la que la gente sueña, sino sobre cómo los personajes reaccionan sobre ellas y lo que éstas revelan sobre sí mismos.
La huella de Kaufman se encuentra por toda la película, pero sobre todo en su protagonista, ese Don Nadie que parece una suma de los dos personajes que interpretaba Nicolas Cage en Adaptation. El ladrón de orquídeas (2002), algo que refuerza el hecho de que Borgli haya elegido al propio Cage para interpretarlo, creo que por dos razones, su conexión con Kaufman y su propio mito como actor/meme, lo que ya llevó a su propia película El insoportable peso de un talento descomunal, algo que le hace perfecto para el papel, a pesar de que físicamente estaba más en la línea de un Paul Giamatti.
El caso es que Dream Scenario funciona a la perfección, aunque es evidente su deuda con Kaufman, desde esa escena inicial en la que nos presentan al personaje, a través del sueño de una de sus hijs donde, básicamente, no hace nada, pero pronto vemos que esa es básicamente su actitud ante la vida.
Nos lo presentan como la descripción casi exacta de un perdedor total, es un tipo calvo, con voz irritante y una ligera chepa, aunque, pese a ello, su vida tampoco está mal, tiene dos hijas que le quieren, una mujer que parece la reencarnación de Shirley MacLaine (la actriz Julie Nicholson) y un trabajo de profesor en la universidad. Pero Borgli sabe que el estado natural en el ser humano es la insatisfacción, siempre anhelando algo más de lo que se tiene, el que no tiene nada quiere algo, el que tiene poco quiere mucho y el que tiene mucho quiere más. Sea esto lo que sea, dinero, reconocimiento, fama… Ya puedes ser Michael Jordan y ser reconocido como el mejor de todos los tiempos, que te puedes pasar la vida carcomiéndote por dentro por no haber podido ganar un título más.
En el caso de Paul, lo que quiere es destacar algo más, aunque solo sea para que le reconozcan sus logros académicos, o que sus hijas sean capaces de dejar el móvil en la mesa para poder hablar durante la cena, quiere dejar de ser anónimo, aunque solo sea un poquito. Eso lo conseguirá sin tener que hacer nada, cuando comience a aparecerse en los sueños de muchas personas, siendo un objeto pasivo. Paul querrá utilizar este golpe de suerte para publicar por fin el libro que nunca tuvo tiempo de escribir en los últimos 20 años, pero para ello tendrá que pasar por la reunión de negocios más bizarra, con un tipo —un excelente Michael Cera—, que quiere meterle en los sueños de Barack Obama o que venda refrescos Sprite en el subconsciente.
El caso es que, a pesar de que como profesor evolutivo debería saber que una vez que destacas quedas al margen de los predadores, Matthews no puede sonreír ante un poco de reconocimiento, dejando de ser invisible para los demás. Así que pasa a ser una especie de anti Zelig, aquel personaje de Woody Allen que se mimetizaba como un camaleón humano, con lo que tuviera delante, ya fuera un rabino o un nazi, y Matthews se convierte en una celebridad viral.
Dream Scenario explota a la perfección su humor sutil, como el hecho de que mientras Paul se mete en los sueños de millones de personas, su mujer nunca tenga sueños sobre él, hasta que llega a la escena más divertida e incómoda de la misma, con un Cage simplemente perfecto, en el momento en el que la película pasa a su tercer acto.
A partir de aquí, Dream Scenario aborda la cultura de la cancelación, Matthews se convierte en una especie de Freddy Kruger y los sueños se transforman en pesadillas. Esta parte no funciona tan bien, porque a pesar de que Paul es tan patético y molesto como cualquiera de las personalidades online que surgen de continuo en nuestro ordenador, él no ha hecho nada conscientemente.
Al final, Borgli nos presenta la pesadilla definitiva que incluye influencers, sueños y publicidad, es entonces cuando Dream Scenario deja clara su teoría sobre los actuales 15 minutos de fama viral de Warhol y sobre cómo la tecnología nos ha invadido por completo haciéndonos olvidar que lo más importante que ocurre en nuestras vidas no suele pasar sobre una pantalla, sino en el cara a cara con los que realmente importan. Algo así como nunca mil ‘me gusta’ podrán sustituir a un beso, un abrazo o a una caricia de alguien que realmente nos importa.
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