Uno de los hitos del 64º Festival Internacional de Cine de Tesalónica fue el estreno de la última película de Alexander Payne, Los que se quedan. Durante su visita al Evia Film Project el pasado mes de junio, el director ya nos ofreció unas pinceladas sobre la película, que tenía previsto presentar en el festival. En nuestra entrevista, se deshizo en elogios hacia su protagonista, Paul Giamatti.

La película, ambientada en un internado masculino en las Navidades de 1970, cuenta la historia de un grupo de personajes que, en una época tan apropiada para las reuniones familiares, se encuentran desubicados y no tienen más remedio que adaptarse a regañadientes para pasar las vacaciones en el colegio: niños cuyos padres no pueden recoger, Mary Lamb (Da’Vine Joy Randolph), la cocinera que ha perdido a su hijo en Vietnam, y Paul Hunham (Paul Giamatti), el profesor de Historia con una personalidad muy peculiar. Las vacaciones de Navidad son finalmente un viaje de autodescubrimiento en un momento crítico de sus vidas, descrito por Alexander Payne con ternura y humor.

Antes de la proyección pública, que tendría lugar horas más tarde en un abarrotado Olympion, Payne ofreció una rueda de prensa moderada por Yorgos Krassakopoulos, responsable de programación del Festival, que fue también una espléndida clase magistral del director de Nebraska (2013).

Preguntado por la génesis de su nueva película, el cineasta ganador de dos Oscar nos dijo: «La película nació de una película antigua y de una serie de televisión. La idea surgió cuando vi una película francesa relativamente desconocida de 1935 de Marcel Pagnol [Merlusse], hace doce años, en un festival. Pensé que la premisa era muy buena y que podía ser la base de una nueva película. La puse en mi lista de ideas para futuros proyectos, sin hacer nada, hasta que hace cinco años leí la propuesta de piloto de un guionista para una serie de televisión ambientada en un internado, un mundo en el que no tenía experiencia. Así que llamé a David Hemingson y le pregunté si estaría interesado en escribir algo para mí».

The Holdovers

Alexander Payne y Yorgos Krassakopoulos en la sala John Cassavetes. Foto © Thessaloniki International Film Festival.

Los que se quedan es la segunda película del cineasta greco-americano en la que no ha participado en la escritura del guión. En respuesta a si se sentía cómodo dirigiendo el guión de otra persona en lugar del suyo propio, Payne comentó que escribir es un proceso difícil y que lleva mucho tiempo. «Digamos que ésta es mi primera película en la que dirijo el trabajo de otro guionista. Encontré al guionista y le di la idea del argumento. Juntos ideamos la historia; me mostró numerosos borradores. Me involucré en el guión, aunque no me atribuyo el mérito. El resultado, sin embargo, tenía un toque personal para los dos, tanto para David Hemingson como para mí».

En cuanto a los aspectos autobiográficos de la película, el director, que creció en Omaha, declaró: «Una vez que tienes el esqueleto de la historia, añades el esqueleto del personaje, el sentido del humor, el sentido del drama, el sentido de la pasión, el sentido de cómo acaba la historia. Así es como la película se vuelve personal. Hay que separar lo personal de lo autobiográfico. Esta película en concreto era más autobiográfica para David [Hemingson], que procede de ese mundo, de Nueva Inglaterra, y de los internados de la época. Para mí, era personal sólo por su sensibilidad».

La elección del protagonista, un estudiante adolescente con problemas familiares, no fue fácil, y fue una gran oportunidad para el actor principal, el recién llegado Dominic Sessa, elegido tras considerar a centenares de candidatos. La interpretación de Sessa es sobresaliente, especialmente como compañero del inmenso Giamatti. Payne también repasó el proceso de casting. «La dificultad de hacer un casting de jóvenes, niños o adolescentes es que los profesionales de series de televisión o películas parecen demasiado ‘hollywoodienses’. Desde luego, no parecen niños de verdad en una película de adolescentes. Sin embargo, no quiero actores veinteañeros que pretendan ser adolescentes. Quiero adolescentes de verdad», afirma el director. «El director de casting había visto a 800 candidatos. Puede que yo haya visto a unos 80. No nos gustó ninguno. Entonces contactamos con los colegios donde íbamos a rodar y llamamos a los profesores de arte dramático. Fue entonces cuando dimos con Dominic», mencionó Payne.

The Holdovers

Sobre su reencuentro con Paul Giamatti, el actor protagonista de la oscarizada película Entre copas (2004), Alexander Payne aclaró que el papel fue escrito específicamente para él. «Desde el principio», dijo el director, hablando en griego. «Absolutamente desde el principio. El personaje se llama Paul [Hunham]. Le dije al guionista desde el principio que estábamos escribiendo un papel específicamente para Paul Giamatti. Luego le llamé y le dije que estábamos trabajando en algo para él». Respecto a lo que Paul Giamatti aporta a la película, Alexander Payne dijo: «Es el mejor actor. No hay nada que no pueda hacer. Es como darle un papel a Meryl Streep o Laurence Olivier. Tienes curiosidad por saber qué hará este gran actor con el papel. Realmente es así de bueno».

Al menos política y socialmente, es difícil sentir nostalgia por una época concreta.

En la película aparecen muchas referencias a la cultura y la historia griegas de forma muy orgánica, teniendo en cuenta que su protagonista es un profesor de Historia. Sin embargo, Los que se quedan también podría interpretarse como un comentario sobre la sociedad moderna y el sistema educativo «Es la primera película que hago en la que alguien habla en griego antiguo. Creo que las referencias a los pobres que van a la guerra, frente a los ricos que no van, reflejan también la actualidad. Así era hace 50 años, así es siempre. Pero no creo que constituyan necesariamente un comentario sobre la actualidad. Ni siquiera es un comentario. Es el reconocimiento de una situación establecida desde hace tiempo».

Hablando de películas de época y de la nostalgia que transmiten por una época pasada, con motivo de su película ambientada en los años 70, el cineasta fue claro: «Cuando abres una cámara, metes el tiempo en una cápsula, metes el tiempo en una botella. Pero política, social y culturalmente, no sé cómo se puede sentir nostalgia. Al menos política y socialmente, es difícil sentir nostalgia por un periodo de tiempo concreto».

Uno de los momentos más celebrados de su charla fue el consejo que Alexander Payne dio a los cineastas griegos: «Hagan más comedias». Incluso se refirió a las comedias de la época dorada del cine griego. «Si encontráis gente con la que queréis colaborar, intentad tenerla cerca todo lo que podáis», añadió. Para concluir, Alexander Payne mencionó que entre sus planes de futuro figura rodar una película en París, en francés, mientras que no descartó una película en Grecia si encuentra un guión que le fascine.

En colaboración con la Oficina de Prensa del Festival Internacional de Cine de Tesalónica.