El caso de David Duchovny contra Fox Mulder y Hank Moody

David Duchovny encara otro personaje: el Duchovny cantante defiende una propuesta difícil de analizar (todavía) lejos de la anécdota.

Dicen que cuando le hablas a Dios es una oración, pero cuando Dios te habla a ti es esquizofrenia. Así de premonitorio era y ha sido siempre el personaje de Fox Mulder para el mismo David Duchovny. Su circuito multipersonal, que hasta ahora saltaba del imaginario colectivo al individual entre el agente del FBI de Expediente X y el adicto al sexo de Californication, añade ahora al Duchovny cantante. Por si no fuera suficiente. Ya en 2008, ficción y realidad se solapaban melodramáticamente cuando, en pleno éxtasis de su vuelta a la relevancia pública con el papel de Hank Moody, Duchovny anunciaba su ingreso en una clínica para tratar su adicción real al sexo.

Es posible que aprenda a tocar la guitarra, pero nunca seré capaz de cantar. Así definía en una entrevista David Duchovny, el actor, el futuro de David Duchovny, el músico y cantante. Sin embargo, años después, el que fuera la agente Denise Bryson en Twin Peaks, ha terminado dando a luz a su primer disco que, además, en este caso irá acompañado de una gira que en España sólo pasará por Madrid y Barcelona en mayo. Hell Or Highwater es el debut de Duchovny, una aproximación al rock de raíces americanas que, si bien no pasará a la historia de la música moderna por su brillantez o la reinvención del género, sí puede ser el comienzo de algo respetable. O no.

Al fin y al cabo, lo de Duchovny con la música no deja de ser la aventura de alguien que ha aprendido a tocar la guitarra hace muy poco. El resultado, sin embargo, tiene apariencia de seriedad porque, al contrario de lo que le sucede a cualquiera que se inicie en el lado serio de la música, Mulder sí ha tenido la oportunidad de rodearse de todo un aparato profesional; por supuesto, también en la promoción, empeñada en emparentarlo con gigantes como Wilco o R.E.M. sin demasiada base.

Sin embargo, si bien Hell Or Highwater es un buen inicio, no hay que olvidar que un procedimiento profesional requiere de una mirada idéntica. Y, en el caso del debut de Duchovny, su colección no resiste las comparaciones con titanes de la talla de los mencionados más arriba. A pesar de que sí cuenta con momentos realmente esperanzadores, tanto en la calma (“Let It Rain”, “Lately It’s Always December”) como especialmente en la esencia rock de la propuesta (“3000”, “Positively Madison Avenue”), la realidad es que un análisis profundo del producto del David Duchovny cantante revela que todavía hay demasiado cartón piedra; demasiada emulación y poca personalidad propia, demasiada superficialidad tanto en el sonido, muy bien producido, como en las letras.

Lo cual, por otro lado, es completamente razonable para alguien que, atravesado ya el medio siglo de vida, decide aprender a tocar la guitarra y componer y cantar sus propias canciones. En Hell Or Highwater, Duchovny recrea más que crear y lo hace, además, con bastante claridad en la propuesta; lo que, es cierto, es una de las cosas a agradecer en todo este lío de actores que se meten a músicos. Las referencias a Beatles, Leonard Cohen y al propio Bob Dylan son tan evidentes en la forma como el contenido. Y el resultado es un primer paso agradable pero poco arriesgado de un proyecto que en los próximos años deberá demostrar si está para cimas más altas que la de ser una anécdota más entre David Duchovny, Fox Mulder y Hank Moody.