A pesar de haber acabado hace ya 6 años, el recuerdo de The Wire no se agota. Pocas series han dejado tanta huella como este opus criminal de Ed Burns y David Simon. La memoria de esta obra de la HBO no sólo no mengua, sino que genera monstruos: porque, ¿cuántas otras ficciones podrían spin-offarse de The Wire?
Como The Wire, dicen los exegetas, tenía la densidad de un novelón-río (pongamos que de un mil-páginas ruso con algo de Dickens y otro algo de James Ellroy, va), uno fantaseaba con los posibles argumentos que se enramaban fuera de campo de cada una de las temporadas. Además, Simon y Burns eran tan astutos que jugaban con ese espacio en off y sabían que el poder de seducción de la serie estaba en su condición de iceberg: esos 60 episodios sólo eran una octava parte de todo lo que podía llegar a ser The Wire. Tantos ejemplos saldrían de posibles spin-offs que incluso vale la pena separarlos en precuelas, ficciones en paralelo y secuelas.
En la primera categoría, un “Avon Barksadale: Kingpin begins”, podría tener más épica que “American gangster” de Ridely Scott (y podría utilizar incluso la BSO de Jay-Z para esa película). Puro relato de sueño americano en los projects. Si, por el contrario, quisiéramos indagar en el terreno de la mitología, entonces nos iríamos a un romance de ciego (o sea un cómic) sobre el carisma de Omar, en plan leyendas de un bandolero roba-corazones. Y si quisiéramos un docu-show: “Empeños a lo bestia con Proposition Joe”, un Jordi Pujol del gueto que daría clases de empresariales, negociación y política callejera en el backstage de su tienda de reparación de cachivaches.
La rama de hipotéticas series en paralelo es la más florida. Basta con anunciar sólo algunas posibilidades para empezar a salivar. Maurice Levy, el abogado favorito del crimen organizado en Baltimore, daría de sí para un atípico procedimental, que en las series de abogados (casi) siempre se defiende a inocentes. Del lío entre Cedric Daniels y Rhonda Pearlman, cargo medio policial enrollado con asistente de fiscal, también saldría una buena ficción de juicios. Aunque, ¿qué es eso comparado con un “A la caza” protagonizado por el superintendente William Rawls (de quien en la tercera temporada se insinuó su afición a los bares de ambiente)? ¿O con una deslocalización de la trama al Nueva York de Brother Mouzon, el asesino a sueldo del black power (combinación tremendísima)?. A todo esto, ¿Soy yo el único que se quedó con ganas de saber más de El Griego? ¿O de saber qué tipo de estudiante era Stringer Bell en las clases del MBA que compaginaba con sus trapicheos a alta escala?
Las secuelas: bufff… Lo fácil es estirarse con una ficción política alrededor de Carcetti o Clay Davis o fantasear con la carrera de McNulty tras su (falso) entierro y su (real) expulsión del cuerpo policial. ¿Será ahora, no sé, detective privado? ¿Carpintero? ¿Gigoló? ¿Mejor padre? Para el caso, prefiero pensar en una prolongación de la serie siguiendo los líos de faldas de Bunk, que así podría exprimirse incluso comedia de The Wire. ¿Y los niños de la cuarta temporada o Marlo? Pues… si las aguas siguen su curso y el ciclo vuelve a empezar, me temo que una continuación de la serie con ellos de protagonistas sería como ver The Wire completa otra vez, que tampoco no es mal plan. Así podría imaginar más spin-offs sobre los personajes que me he dejado: Bubbles, Colvin, Prez, Lester Freamon, algún Sobotka, Kima, Cutty… Inagotable.
¿Y a ti? ¿Qué spin-off te hubiera gustado ver de The Wire?
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!