Uno de los conceptos centrales de un museo es que el mañana nunca está determinado. La construcción de su día a día es obra en la que todos participamos, para bien o para mal. Su desarrollo diario es laberíntico, problemático y poético, como un relato de Borges. Y si además añadimos que cuenta con una gran ambición, volcándose en el presente para tarazar un plan futuro, sin perderse en el pasado, su perspectiva tiende al infinito. Estas son las aspiraciones del IVAM, Institut Valencià d’Art Modern, que remarca su director José Manuel G. Cortés en la celebración de su aniversario, después de tres intensas décadas de arte moderno.
El IVAM fue el primer museo de arte contemporáneo descentralizado de un país que había salido de la dictadura y quería ser tan moderno como los de su entorno europeo. Lejos de ser un edificio mediático, se representaba como un edificio sobrio que tenía un plan de uso, con unos profesionales talentosos, una colección incipiente y una programación rigurosa que muy pronto lo convirtió en una referencia, tanto más allá del ámbito artístico nacional, como para los amantes del arte y la cultura de Valencia y la Comunidad Valenciana; pero, también, constituyó una carta de presentación de la Valencia más vanguardista al mundo.
El IVAM, nacido en 1986 con la aprobación de su ley de creación como entidad de derecho público por las Cortes Valencianas, se impulsó con el objetivo de divulgar conocimiento, tutela, fomento y difusión del arte moderno y contemporáneo. Tomó forma de la mano de Tomàs Llorens y Vicente Todolí, que fue director artístico de la institución. Llorens diseñó el centro a partir de la colección Julio González, a la que se añadió el legado de Ignacio Pinazo. Llorens se fue al Reina Sofía como primer director sin poder inaugurar su criatura. Pero por su dirección han pasado también personajes tan ilustres del ámbito de la cultura y la política como Carmen Alborch (1989-1993), quien sería nombrada ministra de Cultura por el último Gobierno de Felipe González. Posteriormente, José Francisco Yvars (1993-1995), que durante su año y medio como director actuó con sentido común e imprimió su carácter serio y riguroso. Historiador del arte vinculado al museo desde sus inicios, apostó por el carácter didáctico del instituto, potenciando la vertiente didáctica, pensando en el público más joven, porque, según él, era capaz de asimilar los universos creativos que transmite la obra de arte.
Escultura de Andreu Alfaro en la explanada del IVAM.
El paso de Juan Manuel Bonet (1995-2000) por el IVAM fue intenso, con numerosos aciertos expositivos y errores como el abandono de la colección Pinazo. La pelea por el cierre del Centre del Carme y la imposición de la escultura El esclavo que promovió Consuelo Císcar le enfrentó al PP local, hasta encontrar acomodo en el Reina Sofía. El siguiene director del museo, Kosme de Barañano (2000-2005), propuso una ampliación premiada internacionalmente que ahora se ha abandonado; más tarde, Consuelo Ciscar (2005-2014) consiguió dejar el prestigio de la institución por los suelos, en una década, felizmente cerrada con la llegada de José Miguel García Cortés, su actual director.
Cada uno de sus responsables ha aportado una nueva dimensión al museo, que hoy disfrutamos y celebramos, como el Centro Julio González, inaugurado por Alborch, espacio donde se albergan los fondos del museo y otras obras de carácter temporal. En 2001,, ampliaría su espacio dedicado a la exposición con dos salas nuevas. En realidad, la mayor parte de su espacio se usa para albergar un total de siete galerías de carácter museístico clásico.
Han sido miles obras de distintas disciplinas las que han pasado por sus salas, y que van desde la Modernidad, la Abstracción analítica, las Poéticas oníricas y Dadá, la Gestualidad informalista, La realidad y sus crónicas, Cartografías urbanas, Mitologías individuales, hasta las Contemporaneidades 1980-2019, con el objetivo de aunar lo moderno y lo contemporáneo, lo global y lo local, lo discursivo y lo participativo.
Artistas de la talla de Sam Taylor-Wood, Gregory Crewdson, Martin Parr, Julio González, Ignacio Pinazo, Cristina Iglesias, Helena Almeida, Bruce Nauman, Ana Peters, Harun Farocki, Grete Stern, Rafael Canogar, Carmela García, Cabello/Carceller entre otros, han expuesto en este singular espacio. De estas épocas fue importante el grupo inaugural de exposiciones sobre las colecciones y focos de interés del IVAM: Julio González, Informalismo español, Renau y el fotomontaje –la fotografía ha sido uno de los focos de atención del centro–, los dibujos de Picasso, Equipo Crónica y José María Sicilia.
Julio González
Fueron hitos importantes las compras y donaciones de los años 84 al 89, cuando Llorens forma el germen de la colección; la exposición de Sorolla le dio una enorme popularidad al IVAM; Paris, 1930, sobre el entorno de Julio González; las dedicadas a Rosenquist, Oldenburg y los Barceló, Quejido, Tony Cragg; Bonet incluyó exposiciones memorables sobre Erik Satie, el Ultraísmo, Infancia y Arte Moderno, e incidió en fotógrafos como Plossu, Larrain y Horacio Coppola.
Ahora, con un pasado apabullante, lleno de aciertos y desaciertos, se plantea una programación que reflexiona en torno a la colección del museo y sus circunstancias, como parte de la celebración de su 30 aniversario, con muestras como Tiempos convulsos. Historias y microhistorias en la colección del IVAM, una nueva lectura centrada en el Pop Art y los realismos españoles, obras que utilizan las técnicas e imágenes de la cultura de masas para manipular la iconografía producida por las sociedades industriales.
Otra exposición del mismo talante será 1989. El fin del siglo XX, comisariada por Sandra Moros y Sergio Rubira que pretende poner en contexto el nacimiento del IVAM, siguiendo la línea de los Casos de Estudio en un año que puso final a una época definida por la guerra fría y en enfrentamiento entre occidente y oriente, entre las democracias europeas y norteamericanas y las dictaduras comunistas. Se trata de un repaso al origen del museo, con material artístico, fotográfico y documental, dando protagonismo a los primeros directores, Tomàs Llorens, Carmen Alborch y José Francisco Ivars; al político que lo promovió, Ciprià Ciscar, y a su primer director artístico, Vicent Todolí, entre otros, y que marca el inicio de una nueva programación y línea museística, que pretende situar al IVAM en el marco global, lejos también de algunas de las pretensiones iniciales. Una transformación discutible para muchos, en definitiva, que conectará con un “nuevo público”, ¡larga vida al IVAM!
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