Emin Alper, ya considerado uno de los directores turcos más destacados del momento, fue uno de los invitados en la tercera edición del Evia Film Project, el evento cultural y sostenible que tuvo lugar en el norte de la isla de Evia entre el 2 y el 6 de julio. Durante su estancia, el ganador del Premio Fisher del Público en el 63º Festival de Tesalónica, asistió a la proyección de Burning Days, dialogó con el público y también ofreció una masterclass en Agia Anna, junto al renombrado productor griego Yorgos Tsourgiannis (Canino, 2009), moderada por Yiannis Palavos.
El director artístico del festival, Orestis Andreadakis, presentó al realizador, y explicó por qué se había escogido una sede tan particular para el evento, la taberna Kanatakia, porque las clases no tienen muros. Durante la charla, a la que asistieron profesores, alumnos de ANT1 Media School, una iniciativa de Fanis Mouratidis, y críticos, se habló del significado de hacer películas en tiempos y contextos geográficos inciertos, y desarrollar metodologías alternativas para superar las limitaciones.
Emin Alper y Yorgos Tsourgiannis presentan Burning Days en Limni.
En relación con la escritura de guiones, a lo largo de la conversación, Alper afirmó que la única forma de distanciarte realmente de tu propio guion es escuchar una crítica consistente de gente en la que confías y Tsourgiannis es una de esas personas y sus comentarios le llevan a adaptar lo escrito. Entre las anécdotas que contó, bromeó con su experiencia con la IA, a la que pidió escribir un guion en su propio estilo: A pesar de mis esfuerzos, por desgracia, dio un final feliz a la historia. El director turco reconoció ser muy paciente en el proceso de escritura, escribe su primer borrador deprisa, en dos o tres semanas y luego comienza a hacer correcciones. Toma una distancia de un par de meses y vuelve al guion con otra perspectiva: El guion también sigue cambiando a lo largo del proceso de montaje. Creo que lo único que realmente detiene los cambios en una película es una invitación de un festival, comentó con humor, ya que después de cuatro o cinco meses de cambios, considera que ya ha agotado todas las posibles alternativas en el guion.
Respecto a la presión del Ministerio de Cultura turco durante la filmación de Burning Days, Emin Alper explicó a la audiencia que tuvo que devolver el dinero que le habían facilitado, ya que no les satisficieron los cambios al primer borrador: Me culparon del contenido homoerótico de mi película porque en Turquía la homofobia es ahora la práctica política oficial, aunque por suerte, la reacción del público fue muy positiva. En cuanto a la situación en su país, Alper admitió sentirse más como un inversor o burócrata que un artista, debido a los obstáculos y aplazamientos, llegando al límite emocional en múltiples ocasiones, incluso considerando abandonar Turquía, a pesar de ser una de esas personas que no pueden vivir fuera, como reconoció.
Emin Alper en la masterclass que tuvo lugar en Agia Anna.
Por ello, es natural que en su trabajo busque amigos, no socios, por la necesaria solidaridad en una industria que puede llegar a decepcionarte y donde tus películas pueden desaparecer entre millares de otras. El coraje que necesita esta profesión no está al alcance de cualquiera, según Alper, que aconsejó a los jóvenes cineastas que no permitieran que el fracaso les amargara de modo permanente. Entre sus recomendaciones, también les instó a ser realistas con sus guiones, especialmente al principio, él mismo tiene siempre dos o tres como alternativas y siente que su apuesta como cineasta y miembro de esta sociedad es proteger la justicia: Con mi cine, quiero formar parte de esta modesta lucha contra los opresores, afirmó. Por otra parte, confesó haber ignorado sus propios sueños durante años, ya que tenía un trabajo normal, pero descubrió que la única forma de ser feliz era rodar una película, ese había sido su sueño desde la infancia, crear historias y películas.
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