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Un “Peter Grimes” modélico se estrena en la Fenice de Venecia

En Música viernes, 8 de julio de 2022

Gian Giacomo Stiffoni

Gian Giacomo Stiffoni

PERFIL

El Teatro La Fenice ha llevado finalmente a sus escenarios por primera vez una de las obras claves del teatro musical del siglo XX: Peter Grimes, del compositor británico Benjamin Britten, autor de otro título fundamental, The Turn of the Screw, estrenada por primera vez en 1954, justo en el coliseo veneciano con ocasión de la decimoctava edición del Festival de Música Contemporánea de la Bienal de Venecia.

Peter Grimes (estrenado en 1945) no es solo una obra magnífica sino probablemente la más conseguida y experimental de Britten. Uno de sus los elementos más interesantes es sin duda la transformación de la figura negativa y malvada del personaje creado por George Crabbe en su poema “The Borough” (La aldea) de 1810, en un ser atormentado y sensible, víctima de sus debilidades y contradicciones, así como del oprimente contexto social en el que vive. De esta forma, la obra se convierte en un estudio sicológico de cómo el odio y la marginación impuesta por los ‘iguales’ puede determinar el comportamiento del ‘diferente’. Sin duda, un reflejo de la notoria condición homosexual del compositor, nada aceptada en los años de la posguerra.

Peter Grimes

Un momento del tercer acto de “Peter Grimes”. Photo ©Michele Crosera

Britten consigue que el mensaje nos llegue con gran inmediatez, gracias a una dramaturgia muy efectiva a la que se suma una calidad musical no superada en sus siguientes óperas. Dicha calidad está basada en un perfecto equilibrio entre el lirismo que caracteriza la línea de canto en algunos de los momentos melódicos, y una forma original de renovar los números musicales heredados del melodrama del siglo XIX. Una impostación estilística y formal, sin duda deudora del distanciamiento brechtiano. Así, Britten reinterpreta las convenciones lingüísticas infundiendo en ellas riqueza de significados y nuevas perspectivas dramatúrgicas.

Peter Grimes

Mark S. Doss y Emma Bell en un momento del segundo acto de “Peter Grimes”. Photo ©Michele Crosera.

La puesta en escena presentada en La Fenice por Paul Curran siguió estas sugerencias ofreciendo una mirada realista de la obra con algunos elementos de abstracción, sobre todo en la escenografía, sugerentes y nunca forzados. El director de escena escocés supo asimismo trasladar la acción a una modernidad sin tiempo, sin alterar la esencia del argumento y demostrando una gran capacidad, poco habitual hoy en día, de reinterpretar el marco escénico, de mover a los actores y el coro (el verdadero protagonista de su puesta en escena) sin excesos y respetar totalmente los tiempos musicales presentes en la partitura. Igualmente efectiva fue la escena pensada por el escenógrafo Gary McCann, construida sobre paralelepípedos anónimos y grises que dejaban ver continuamente los bastidores del teatro creando así en el espectador una visión de los acontecimientos alejada y crítica.

Peter Grimes

Andrew Staples en el segundo acto de “Peter Grimes”. Photo ©Michele Crosera.

La única ausencia notable fue la del mar (representado solamente por algunas proyecciones sobre los elementos del escenario en algunos momentos), que, no obstante, se percibió felizmente gracias a la soberbia forma con que el director Juraj Valčuha dirigió los famosos interludios marinos que marcan los cambios de escena de la ópera al frente de una soberbia orquesta de La Fenice en verdadero estado de gracia. Fue la suya una interpretación admirable de la cristalina partitura de Britten; capaz de destacar las minucias instrumentales, los temas narrativos y el equilibrio formal de los conjuntos, como el que cierra la primera parte del segundo acto y que tiene como protagonistas a los personajes femeninos de la obra. Valčuha igualmente supo destacar la esencial importancia del elemento coral –fundamentalmente en las secciones donde su presencia se hace más violenta–, donde el coro de La Fenice, dirigido por Alfonso Caiani, lució en todo momento una calidad excelsa.

Peter Grimes

Un momento del primer acto de “Peter Grimes”. Photo ©Michele Crosera.

Conjunto que casi eclipsó a los intérpretes principales, todos de excelente nivel. Andrew Staples estuvo perfecto en el papel del outsider Grimes, merced a una presencia escénica de gran actor y una línea de vocal muy equilibrada y lírica, capaz de evidenciar cada inflexión del texto. No menos valiosa fue la aportación de Emma Bell (soprano con una voz brillante pero no siempre homogénea) en el difícil papel de la viuda Ellen Orford y del barítono Mark S. Doss, un Balstrode perfecto en todos los aspectos. Sara Fulgoni estuvo muy acertada como Auntie así como Sion Goronwy como Shallow, mientras Patricia Westley y Jessica Cale ofrecieron una caracterización de las dos sobrinas perfecta y escénicamente muy eficaz. Gran éxito al final de la velada frente a uno de los espectáculos más logrados vistos en los últimos años en La Fenice de Venecia.

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