La banda de Jad Fair, santo y seña del rock independiente norteamericano desde finales de los 70, recala esta semana en Valencia y Barcelona para presentar el notable Overjoyed, su primer álbum en 13 años.
La recta final del año, en cuanto a visitas internacionales, se perfila pródiga en viejas glorias. Especialmente, por lo que atañe a la facción más heterodoxa de la generación del 77: la que desvencijó los preceptos originales del punk desde la divergencia, sirviéndose de aquella eclosión creativa como punto de partida para carreras de muy largo recorrido. Trayectos de repercusión esquiva y casi siempre ajenos a los cauces de la comercialidad, lo que no fue obstáculo para que su influjo se extendiera durante décadas desde sus respectivas bases de operaciones, alejadas de los dos grandes focos de irradiación del fenómeno a ambos lados del charco: Nueva York y Londres. Ya sea desde Brisbane (Australia), Cleveland o Ann Arbour (EEUU).
Porque Half Japanese son los primeros en ese listado de visitas de postín que nos aguardan en los próximos días, y que completarán más tarde Pere Ubu y The Saints. Si alguna vez tuvo sentido la ética DIY (Do It Yourself), fue, desde luego, a la hora de definir la labor que los hermanos Jad y David Fair comenzaron a llevar a cabo cuando la década de los 70 enfilaba su recta final. Desde entonces, más de quince álbumes de estudio engrosan su carrera, esencialmente influyente para entender algunas cosas que años más tarde fueron de dominio público. Porque si ellos habían asumido el legado de Jonathan Richman o The Velvet Underground, fueron otros quienes se invistieron como albaceas de la esencias de Half Japanese muchos años después.
Kurt Cobain, por ejemplo, les idolatró, hasta el punto de que las referencias a Half Japanese en sus Diarios póstumos (publicados por Random House/Mondadori en 2003) son recurrentes. Su forma anárquica, angulosa y descarnada de entender el rock, marcada por la incontinencia creativa y renuencia a pulir cualquier clase de arista, transitó en paralelo a la de los británicos Swell Maps o The Fall. Y reveló su influencia años más tarde sobre la independencia norteamericana de principios de los 90, aquella que mostraba mayor apego por la espontánea rudeza del llamado lo fi: con Sebadoh y Pavement a la cabeza.
“Con los auriculares puestos, Jad y yo compartimos nuestro pequeño secreto paseando por centros comerciales y aeropuertos”: esto es lo que decía el líder de Nirvana acerca de Greater Expectations (1996), uno de los muchos álbumes que Jad Fair ha compuesto también durante más de tres décadas al margen de Half Japanese. Su carrera en solitario dispone de un rosario de álbumes a su nombre y en colaboración con músicos de referencia del mejor rock indie norteamericano y británico: desde el productor Kramer a la Danielson Famile (banda de acompañamiento de Sufjan Stevens en su mejor etapa), pasando por Yo La Tengo, Teenage Fanclub o The Pastels. El completismo discográfico con Jad Fair y con Half Japanese puede suponer directamente la ruina para cualquier fan de ánimo enciclopédico.
Su excusa para la gira que les acerca el sábado 29 a Valencia (Loco Club) y el domingo 30 a Barcelona (Almo2bar) es la publicación este año de Overjoyed (Noiseful Joy Recordings), un estimulante y accesible álbum que llega tras trece años de silencio por lo que respecta a su marca, y que les muestra en plena forma. La banda la integran, en esta gira, Jad Fair, Jason Willett, Mick Hobbes y Gilles Vicent Rieder.
No se pierdan este mini documental, aparecido con ocasión de la edición del álbum, en el que Peter Buck (R.E.M.), Lee Ranaldo (Sonic Youth), Moe Tucker (The Velvet Underground), Douglas T. Stewart (BMX Bandits) o Jenn Wasner (Wye Oak) dan su visión acerca de lo que para ellos han significado Half Japanese.
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