El director mexicano Michel Franco está acostumbrado a levantar una polvareda de controversia y animadversión en cada nuevo paso de una trayectoria que alcanza ahora su sexto largometraje; una filmografía que, por otro lado, ha quedado ampliamente respaldada en los certámenes cinematográficos más prestigiosos del globo.
Sin ir más lejos, con su última película, Nuevo orden, se alzó con el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Venecia. El jurado presidido por Cate Blanchett premió esta bomba de relojería de 85 minutos alrededor de una revuelta popular de las clases bajas contras las clases pudientes. Una distopía devastadora y violenta que dibuja un nuevo colapso: uno promovido por la desigualdad de clases, y accionado por la ira descontrolada de los más pobres.
La manera en que estamos viviendo es insostenible.
La visión de Franco sobre estos estallidos adquiere una familiar resonancia con nuestro presente y pasado reciente desde la irrupción de la pandemia. Una casualidad, dado que la película fue escrita seis años atrás y rodada en 2019, pero que pone de manifiesto las señales de alarma que se reproducen en los noticiarios. Su incendiaria visión resulta menos ficticia de los deseable.
Hablamos al respecto de su película en las interioridades de los cines Verdi, uno de los bastiones de la cinefilia barcelonesa en pleno Covid.
La sucesión de diversas crisis (la climática, social, política, económica) presagia, según diversas voces autorizadas, no solo un punto de inflexión en la historia, sino un posible colapso del mundo como lo entendemos, ahora agravado y evidenciado con la crisis de la pandemia. En tu película, también apuntas en esa línea…
Es insostenible. La manera en que estamos viviendo es insostenible. Lo principal que quiero decir con la película es que el status quo es insostenible. Si no cambiamos, va a reventar. Pero la gente privilegiada, la que está en la posición de impulsar cambios, no quiere que las cosas se muevan, prefieren mantener todo tal y como está. Te interrumpí, pero ese es el problema…
Buñuel siempre está presente en mi vida.
…bueno yo te quería preguntar precisamente por eso: ¿Si crees que ese cambio vendrá en forma de revuelta popular como en tu filme, o, por el contrario, serán unos ajustes promovidos por la élites que ostentan el poder?
Tengo muy poca fe en las élites. Nada de fe. Cuanto mayor rango uno ocupa, mayor es la corrupción. Además la empatía es nula con quien está pasándolo mal. La prueba es ahora con la pandemia, por algunas ayudas que se estén dando. Los que más están sufriendo son los de abajo. En México hay 60 millones de pobres, y viven sin tener unas condiciones dignas. En Chile, que parecía que estaban mejor, ha habido un fuerte estallido social, y platiqué con periodistas de ahí con motivo de la promo y no vieron venir todo eso.
Nuevo orden se escribió y dirigió antes de la pandemia, pero la primera parte, porque la segunda toma otros derroteros más caóticos y salvajes, quizá en una línea más cercana a Punishment Park, se podría inscribir en esto que ahora denominamos como cine confinado. Es indudable la huella de El ángel exterminador en este subgénero, si es que se lo puede llamar así. En tu caso, ¿fue una influencia la obra de Luis Buñuel o partiste de otros referentes?
Buñuel siempre está presente en mi vida. Es mi director favorito por mucho. Creo que Viridiana y Los olvidados se acerca más. Aunque no me sorprende cuando escucho El ángel exterminador, pero qué bueno tener como guía al director español. Vi películas de Costa-Gavras, Vergüenza, de Bergman. Pero me atrevo a decir que no se parece del todo a ninguna de ellas. Y eso me gusta de Nuevo orden, creo que es una película que no existía. Cuando ves la primera media hora no imaginas por dónde seguirá. Cuando voy al cine y en los primeros cinco o quince minutos sabes exactamente qué va a suceder, a quien le va a ir bien y a quien mal, me parece de lo más aburrido. Quizá también Dogville fue una referencia. Pero no hay una guía clara, sale más de la necesidad de expresar que estamos viviendo como locos.
Nuevo orden también es un claro reflejo del clima de violencia enquistada y de la corrupción que salpica a tu país, me pregunto si hubieras podido trasladar la premisa y la trama, y su tono agorero y devastador, a otro país sin desajustar demasiado el guion.
Sería otro guion y otra historia, seguro. Pero lo de devastador, y la misma crueldad, se podría adaptar a las distintas realidades de otros países, incluso europeos. Hace apenas 70 o 80 años había campos de exterminio. Es historia muy reciente, y hay gente que hasta se cuestiona si fue real. Y eso podría volver a producirse fácilmente, especialmente, desde el momento que hay gente que niega o que duda si el holocausto ocurrió de verdad. Hablemos de Estados Unidos, todo puede pasar allí. Hemos visto recientemente pequeños guiños de lo que ahí puede suceder.
Se te ha tachado algunas veces como el Michael Haneke mexicano o latinoamericano. Compartes con él esa sacudida al espectador a través de las imágenes ¿Te sientes halagado o cómodo con ello?
Obviamente admiro mucho a Haneke. Y a Bong Joon-ho —a colación porque un compañero en el espacio de entrevistas se refirió a la comparación de la película con Parásitos—, desde Memories of Murder y Mother. Y todas las pelis de Haneke me encantan. La gente, especialmente, cuando se habla de cine o música, necesita de etiquetas y referentes, entonces si me van a comparar, y es con lo mejores directores del mundo, pues me siento muy halagado. Esta es apenas mi sexta película. Tengo 41 años. Pienso seguir trabajando y creo que ya se juzgará el cuerpo de mi trabajo en su momento. Pero me halaga mucho, incluso lo de Parásitos que es reciente, y exitosa.
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