Cerrada su etapa en la Velvet Underground, Lou Reed se subió a una montaña rusa de carrera en solitario. Su Lou Reed (1972), pese a que contenía material de los años Velvet, pasó desapercibido. Para el exitoso Transformer (1972) había aprendido la lección: renació con sombra de ojos y un glam a la última, bajo el amparo musical y discográfico de su amigo David Bowie, Ziggy Stardust a la sazón.
Tras la que ha quedado para la historia como su obra maestra, su amor por los personajes marginales lo condujo a elaborar una pieza conceptual sobre dos yonquis enamorados en Berlin (1973), de música dramática y escaso aliento comercial, que recibió críticas pésimas en su día. Se repuso con el animado Sally Can’t Dance (1974), su mayor éxito de ventas (aunque la crítica lo juzga un tanto flojo), y un par de fabulosos directos donde mostraba su amplio repertorio.
El mundo estaba impaciente por saber qué era lo próximo que nos depararía Lou Reed. Todos queríamos bailar las rítmicas canciones del chulesco neoyorkino. Pero Reed no compartía nuestro entusiasmo. De Sally Can’t Dance le había fastidiado su escasa participación en la producción y en el resultado final. Se cuenta que se lamentaba: Parece que cuanto menos me involucro en una grabación, mayor hit se vuelve. Si la próxima vez no estuviera en absoluto en la grabación, podría ir al número uno.
En las entrevistas que concedió ese año, el rubio y feo Lou se mostraba brusco, esquivo y prácticamente monosilábico. La fama, la exposición mediática, no parecían ser lo suyo, si acaso son lo de alguien. Algunos auguraban que de acuerdo con la lógica que permeaba hasta entonces su carrera, tras este éxito, tocaba una incursión intelectual, más vanguardista y personal. Sus fans más sofisticados se frotaban las manos…
En julio de 1975 corrieron a buscar el nuevo record del enigmático Reed. Se llamaba Metal Machine Music: The Amine β Ring. De nota a pie de portada: Componentes dextrógiros, síntesis de músicas simpaticomiméticas. “Sin sintetizadores”, era la advertencia. Esa misma tarde, y los días que siguieron, volvían a la tienda a devolver un álbum que sin duda tenía que estar rayado.
El hombre de la tienda de discos, abrumado por las devoluciones masivas, lo probaría en su tocadiscos, llamaría quizás a la discográfica a preguntar qué pasaba, si era un fallo de edición o qué. Pero no. El disco era, simplemente, una hora y unos minutos de ruido. Parece que Reed había cumplido su promesa de no involucrarse en la grabación. Se estima que su “homenaje a la guitarra eléctrica” se grabó en menos de veinticuatro horas con un equipo medio escacharrado, aunque Lou Reed defendería que llevaba seis años planeándolo, a la espera de conseguir los medios técnicos apropiados. Incluso afirmó haber introducido fragmentos de Beethoven, lo que justificaba su pretensión inicial de lanzarlo en un sello de música clásica.
Hay quien dice que fue una amarga venganza contra su disquera, RCA. Otros que las drogas duras, que llevaba al menos diez años consumiendo, habían ganado la batalla. Unos entendieron el chiste. Otros lo elevaron a pionero del sound art, el rock industrial, el noise, el glitch, etcétera.
Pasémosle la palabra a las notas del libreto original (si cabe traducirlas):
Pasión —REALISMO— el realismo era la clave. Las grabaciones eran cartas. Cartas reales de mí a ciertas personas. Que no tenían ni tienen básicamente ninguna música, sea verbal o instrumental, que escuchar. Uno de los efectos periféricos típicamente distorsionados era lo que iba a ser conocido como heavy metal rock. En Realidad era por supuesto difuso, obtuso, débil, aburrido y en última instancia una vergüenza. Esta grabación no es para fiestas/bailes/romance de fondo. Esto es lo que yo quería decir cuando dije rock “real”, sobre cosas “reales”. Nadie que conozca lo ha escuchado entero, incluido yo mismo. No está hecho para eso. Empieza por el lugar que quieras. Simetría, precisión matemática, agudeza detallada y obsesiva y la vasta ventaja que uno tiene sobre los “modernos compositores electrónicos”. Ellos, sin sentido del tiempo, melodía ni emoción, manipulada o no. Es para un momento y lugar de la mente concretos. Es la única obra grabada que conozco hecha seriamente a la vez que posible como un regalo, si uno pudiera llamarlo así, de una parte de cierta cabeza a unos pocos otros. A la mayoría de vosotros no os gustará esto y no os culpo en absoluto. No está hecho para vosotros. Cuanto menos lo he hecho para que yo tuviera algo que escuchar. Ciertamente Malentendido: Poder de Consumir (qué Sensiblero): una idea hecha respetuosamente, inteligentemente, simpáticamente y graciosamente, siempre con concentración en el objetivo primero y mayor. Lo que es más: en confidencia, lo amo y adoro. Lo lamento, pero no especialmente, si te deja frío.
Una grabación para nosotros y ella. Habría albergado la esperanza de que la inteligencia que una vez habitó novelas o films ingeriría rock; estaba, quizás, equivocado. Esta es la razón por la que Sally No Puede Bailar —vuestro Rock ‘n’ Roll Animal [directo del año anterior]. Un intento más que decente, pero difícil para nosotros hacerlo mal. Medios inadecuados, incuestionablemente. Esto no está hecho para el mercado. El trato que uno hace con la “velocidad” [o el “speed”]. Un reconocimiento específico. Un mercado, por decir lo menos, muy limitado. Rock ‘n’ Roll Animal hace esto posible, por extraño que parezca. La tergiversación tiene éxito hasta el punto de hacer posible la aparición del progenitor. Para aquellos para quienes la aguja no es más que un cepillo de dientes. Profesionales —esnifadores no, por favor—: no confundan la superioridad (sin competición) con la violencia, el poder o las justificaciones. El tácito acuerdo de velocidad con el Yo. Nosotros no empezamos la Primera Guerra Mundial, la Segunda o la Tercera. O la Bahía de Cochinos, lo mismo da. Cuando sea. Como descargo de responsabilidad, me veo obligado a decir que, debido a la estimulación de varios centros (recuerden: OOOOHHHMMM, etc.) las posibles contraindicaciones negativas deben ser señaladas. Una grabación tiene que hacerlo, entre todas las cosas. De cualquier modo, gente hipertensa, etc. posibilidad de epilepsia (petite mal) [sic], desórdenes de motor psíquico, etc… etc… etc…
Mi semana vence a tu año,
Lou Reed
https://www.youtube.com/watch?v=XIMSbKU2oZM
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