Chivo-Trópico es la nueva experiencia del festival Chico-Trópico, que se une con el colectivo Wapapura para crear una jornada de música experimental popular en plena naturaleza, en la sierra de Madrid.
Tenemos un amigo que es pastor. Mario se llama. Y durante años se ha empeñado en una empresa quijotesca: vivir a escasos 60 kilómetros de Madrid y hacerlo sin electricidad, ni apenas dinero llevando a pastar sus cabras como se hacía en la sierra pobre de Madrid hace al menos cincuenta años. Él fue quien una tarde nos dijo: si hacéis algo en el campo, llamadlo Chivo-Trópico y yo os cedo un chivo. Y ahí que estamos. El 21 de este mes de junio, fecha del solsticio o día más largo para los profanos, haremos un encuentro experimental rural, con algunos de nuestros amigos y cómplices desde el inicio, con el gran Dick El Demasiado a la cabeza, y otros nuevos y no menos lunáticos.
Pero esta fecha nace de otra coincidencia (y disculpen el autobombo pero al fin y al cabo este blog nace de la experiencia chico-trópica). Hará cosa de un año y medio, cuando las cosas se empezaban a poner cada vez más difíciles para hacer cultura en Madrid capital, conocimos a los Wapapura, otros locos que andan haciendo lo que quieren como quieren y también con confianza quijotesca en su idea.
Los Wapapura tienen un soundsystem, pero no es uno cualquiera, sino uno que funciona con energía solar. Allí donde instalan su furgoneta con sus placas solares, se arma un concierto o una sesión de aúpa, sea en soledad o con público, y siempre lejos de las comodidades de la urbe o del pueblo chico. Su propuesta es desde luego política: buscar alternativas tanto para hacer cultura como electricidad, en plan corte de manga feliz y festivo. Y hacerlo en la naturaleza, que sabe bien, a ritmo geológico, cómo hacer psicodelia. Encima se han provisto de tecnología para transmitirlo en directo por internet. De Valdemanco al mundo, ahí es nada.
La experiencia nace humilde pero rotunda. Soñaríamos con traer a Los Ganglios a que hagan una astracanada extremeña en Valdemanco, o con que Lorena Álvarez se marcara un concierto con el coro del Patio Maravillas con los que ha grabado su último ep, pero hemos decidido empezar chiquito, que para eso nos llamamos chico-trópico, y mezclar un poco de folk patrio, con nuestra exploración de la distorsión popular latinoamericana.
Entonces, el 21 tendremos al colectivo El intruso, que son de esa gente que piensa que el proceso de creación musical es la finalidad y no un medio, que aman la improvisación total. Ellos se inventaron unas mochilas autoamplificadas para tocar a la deriva por el espacio y ellos nos llevarán en deforme comparsa desde el pueblo hasta la Cañada Real, donde estarán los cables enchufados al sol.
También estará el coro de señoras de Valdemanco, interpretando éxitos de misa a ritmo de cumbia (dicen que van a hacer rosquillas típicas), la rondalla con jotas de la zona, los Chico-Trópicos estrujando ritmos tropicales, y de cierre el patriarca de la cumbia experimental el gran lunático, Dick El Demasiado.
Antes, el 15 de mayo presentaremos la experiencia chico-trópica en el aguerrido centro cultural La selecta, en Buitrago de Lozoya, también en la sierra de Madrid, con nuestro secuaz Grita, del colectivo de genios cumbiancheros granadinos Caballito, y una banda que nos gusta, de otra órbita, que se llama Mihassan.
Así que si están por Madrid o en Murcia, Valencia o el País Vasco, quizás les apetezca darse una vuelta por el pueblo de Valdemanco, subir a la cañada real, allí donde está un pilón de agua con el que se riegan las huertas y pasar una tarde de picnic y distorsión. Están invitados.
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