Durante el periodo de entreguerras, la vanguardia soviética alumbró al prolífico artista ruso Aleksandr Mijáilovich Ródchenko (San Petersburgo, 1891 – Moscú, 1956), escultor, pintor, diseñador gráfico y fotógrafo de fama internacional que, en especial, revolucionó el ámbito de la fotografía. Y esa es la faceta en la que se centra el nuevo Caso de Estudio expuesto en la Galería 3 del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) de València, comisariado por Joan Ramon Escrivà y visitable hasta el 26 de agosto 2018.
Se trata de una exposición que pone el acento en todo aquello que aportó Ródchenko a la fotografía, transgrediendo límites hasta entonces apenas cuestionados, probando contrapicados vertiginosos, aplicando puntos de vista innovadores sobre el cuerpo humano y sobre la arquitectura. Como pintor, nos desvela que tuvo una etapa en la que frecuentó los círculos futuristas y dicha influencia se aprecia, curiosamente, en su producción fotográfica.
El ideal de la máquina como símbolo de modernidad, la relevancia de la geometría, la distribución de los objetos en el plano, la línea como articuladora del espacio, son rasgos característicos de sus fotos y cuyo origen podemos comprender, gracias a la documentación y material original expuestos en las vitrinas de la sala para el público.
Dichos documentos originales y libros forman parte de los fondos del centro y se ubican en la sala articulando una narrativa que aproxima la vida y el contexto del autor para situar su obra. Formalmente, las fotografías de Ródchenko son planos cenitales, o bien planos nadir, o sea, planos opuestos totalmente al pictorialismo –movimiento fotográfico de pretensiones artísticas arraigado en la época del todo asentado e interiorizado–, que impactan al espectador y que causan dificultad a la hora de reconocer el objeto fotografiado. De ese modo, el artista propone liberar a la fotografía de todas las convenciones y puntos de vista conocidos, desafiando a las principales corrientes, abriendo nuevos caminos estéticos e interpretativos.
Los planos de ángulo más interesantes son los de picado (desde arriba hacia abajo) o contrapicado (de abajo hacia arriba) y sus diagonales, es la idea rectora del artista que convulsionó la Historia y cuyo legado sigue vigente, pues aunque a día de hoy tenemos ya bastante asumida la diversidad de maneras de mirar, todavía cuesta salir del plano frontal. Asimismo, no solo trabaja espectacularmente las geometrías relativas a espacios urbanos, Ródchenko ensambla retratos en una composición antagónica a las típicas convenciones e interroga los criterios de la lógica imprimiendo pensamientos revolucionarios en sus fotos.
En el ámbito cinematográfico generalmente el plano contrapicado (por oposición al plano picado) es una angulación oblicua inferior de la cámara, la cual se coloca mirando hacia arriba e implica en el lenguaje audiovisual la transmisión de una situación de control, poder, grandeza y seguridad. Llevado a la fotografía por el artista ruso nos adentramos en una manera de ver el mundo que realza situaciones y personajes cotidianos que no suelen tener el halo de solemnidad con el que los dota el ángulo fotográfico de Ródchenko y es absolutamente innovador en ello.
Máximo representante de las vanguardias soviéticas, comprometido con asociaciones artísticas de carácter progresista y comunista, a través de los documentos y vídeos que acompañan la muestra podemos deducir sus preocupaciones por lo social. La cámara de fotos se torna su instrumento predilecto, tras una breve experimentación con el collage, ya que en tanto que máquina le parece mecánica y objetiva, por tanto progresista, desde su particular punto de vista y posición política. Siguiendo estos postulados, la temática industrial proliferará en las fotografías tomadas por Ródchenko y algunos de sus coetáneos.
Esta exposición casi archivística que, por supuesto, incluye fotografías originales a pared, nos lleva mediante recursos historiográficos a repensar fundamentalmente el cambio de enfoque que provoca la figura de un fotógrafo que puso todo su empeño en expandir el mensaje de que hay que encontrar nuevas maneras de ver las cosas, observando cuidadosamente nuestro alrededor.
En palabras de Ródchenko: Si se desea enseñar al ojo humano a ver de una forma nueva, es necesario mostrarle los objetos cotidianos y familiares bajo perspectivas y ángulos totalmente inesperados y en situaciones inesperadas; los objetos nuevos deberán ser fotografiados desde diferentes ángulos para ofrecer una representación completa del objeto.
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