La actriz argentina fue uno de los más protuberantes y sinuosos mitos eróticos del cine latinoamericano desde los años cincuenta hasta los setenta.
Dentro de mi galería de mitos eróticos neumáticos, la argentina Isabel Sarli ocupa, sin duda, un lugar de preferencia. He conseguido ver todas sus películas y siempre he admirado la más que generosa opulencia de sus carnes y deplorado sus escasas dotes interpretativas. El hecho de que fuera una pésima actriz refuerza aún más su condición de símbolo sexual del subdesarrollado cine latinoamericano entre las décadas de los cincuenta y setenta.
Nacida en Concordia, Entre Ríos, en 1935, Isabel “La Coca” Sarli, protagonizó más de treinta melodramas eróticos, siempre a las órdenes de su marido Armando Bo, entre 1956 y 1980. Su desnudo bañándose en un lago en El trueno y las hojas (1956) fue el primero del cine argentino y convirtió a la actriz en uno de los principales mitos eróticos de Latinoamérica, junto a su rival, la también opulenta y argentina, pero rubia, Libertad Leblanc.
Dada su propensión a tomar el baño sin ropa, ya sea en la ducha, una piscina, un lago, el mar o las célebres cataratas de Iguazú (uno de sus escenarios preferidos), Isabel Sarli fue bautizada por sus admiradores como “la higiénica”.
También fue protagonista de numerosas escenas de adulterio, seducciones de gauchos y campesinos e incluso violaciones más o menos consentidas, la más célebre de las cuales está ambientada en un camión frigorífico en el clásico Carne (1968), en el que la pobre Isabel tiene que aguantar con placer mal disimulado las embestidas sensuales de seis o siete camioneros rijosos y mal afeitados.
Por exigencias del guion, siempre disparatado e inverosímil, se especializó en papeles de prostituta, bailarina, campesina inocente, ninfómana desquiciada e insatisfecha dama burguesa. Curiosamente, Armando Bo (su marido en la vida real) solía interpretar el papel de esposo cornudo de Isabel mientras que el joven y apuesto Víctor Bo (su cuñado) ejercía de amante, como en La mujer de mi padre (1969), Una mariposa en la noche (1968), La señora del intendente (1967) o Hechizada (1968). Un singular trío tanto en la ficción como en la vida real.
Los títulos de las películas son todos bastante explícitos en cuanto a su contenido erótico: Lujuria tropical (1962), La diosa impura (1963), La tentación desnuda (1966), Los días calientes (1966), Desnuda en la arena (1969), Fuego (1969), Éxtasis tropical (1969), Fiebre (1972), Intimidades de una cualquiera (1974), Insaciable (1976) o Una viuda descocada (1980).
Considerada por John Waters como la versión erótica y latina de Elizabeth Taylor, Isabel Sarli es un mito erótico que merece ser redescubierto.
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