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Cine y Series

71 Festival de Cannes: #5 Kore-eda ha vuelto

En Festival de cine, Cine y Series 15 mayo, 2018

Eva Peydró

Eva Peydró

PERFIL

Hirokazu Kore-eda ha seguido la tónica del 71 Festival de Cannes, que lleva una deriva creciente, y cuyas películas han seguido mejorando desde la apertura, algo que agradecemos los admiradores del director. Con The Shoplifters, el japonés ha vuelto a hacernos disfrutar, tras una etapa centrada en relatos de tono menor, ceñidos al ámbito familiar, en el rol paterno, siempre con su marca e inquietudes, pero lejos de obras como Still Walking, época con la que conecta de nuevo. Kore-eda ha vuelto a interesarse por esa sociedad que rodea a la intimidad familiar y la forma en que sus normas interactúan –pocas veces de forma orgánica– con un grupo de personas de diversas edades que conviven más allá de parentescos tradicionales. La madre trabaja en una lavandería; el padre, en la construcción; la tía, en un particular peepshow de abrazos; el hijo, sin escolarizar, aprende del padre a hacer raterías en tiendas; la abuela aporta su pensión y la pequeña Juri es rescatada del maltrato para engrosar una familia donde reina el amor.

La historia de esta familia de buscavidas, que habita y abarrota una pequeña y precaria vivienda está tan bien escrita que contiene varias películas en una. La habilidad de Kore-eda para describir la interrelación, las actitudes y los afectos de los niños y adultos, nos conduce encantados a un giro argumental sorprendente, que sobredimensiona lo visto, con una nueva carga de información. Es ahí donde se revela algo más que la realidad escondida y los secretos del grupo, vehiculando la tesis de su director: las reglas morales y las leyes no pueden validar o invalidar formas de vivir libremente escogidas, para dar respuesta al instinto humano y sus necesidades.

Manbiki kazoku (Hirokazu Koreeda, 2018)

Three faces, la película del director iraní Jafar Panahi –otro ausente a la fuerza– protagonizada por él mismo, como Taxi Teheran, y la actriz Jafari Behnaz narra la historia de un llamada de auxilio enviada por una joven aspirante a actriz, cuya conservadora y rural familia le prohibe acceder a la profesión. Acuden los dos protagonistas, que se interpretan a sí mismos, a ayudar a la joven, entre la angustia de la situación y la duda ante si se trata de un hecho cierto o una manipulación. Fiel a su estilo, Panahi muestra con claridad y simplicidad una anécdota que trasciende su mero valor, para convertirse en una denuncia, cuya frescura e inmediatez no le restan profundidad.

3 Faces (Jafar Panahi, 2018)

Tampoco encuentra un acople perfecto en la sociedad la comunidad protagonista de la película de Alice Rohrwacher, Lazzaro felice, una interesantísima fábula en la que vuelven a ponerse en cuestión y enfrentarse, sin dogmas, el progreso y la vida primitiva apegada a la naturaleza. La inquietud social y política superan el marco más íntimo y familiar de Las maravillas, para trazar una historia que parte de la estructura feudal de amos y siervos hasta llegar al capitalismo, deteniéndose en los falsos corderos que representan ambos regímenes. Los amos y aristócratas siempre actúan demostrando su convicción de que el mundo les pertenece, aunque creamos que su momento pasó. Las apariencias de democracia e igualdad son solo eso y la esperanza –parece, también– sigue radicando en la bondad de las personas, preferiblemente en las de poco discernimiento. Lazzaro, el joven protagonista, es un esclavo agrícola, ingenuo, que con sus grandes ojos no halla maldad en el mundo y se apresta a echar una mano a quien se lo pida. Él es el hilo conductor a través del tiempo, que enlazará dos mundos, el antes y el después, el pasado y el presente. El estilo elegante y evocador de Rohrwacher, a través de su creación de atmósferas, funciona como hipnótico cuento de hadas, con su crueldad y suspensión de la credibilidad, para dejar en el aire cuestiones sobre la justicia social y la deficiente versión del progreso que creemos disfrutar, con su «buen salvaje» de protagonista. Rohrwacher hace honor a ese realismo fantasioso de los maestros del cine italiano, que en la posguerra fueron capaces de mirar más allá de las ruinas de la civilizacion.

La sección Un certain regard nos ha ofrecido la destacable primera película de Etienne Kallos, The Harvesters, una producción sudafricana, relato de coming of age en el medio de las granjas de afrikaners, que supone un prometedor debut. El filme, que transcurre en el aislado mundo rural, conservador y ultrarreligioso, narra la historia familiar de unos granjeros y los cambios que en su vida supone la adopción de un adolescente de pasado conflictivo.

 

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