100 pictogramas

100 pictogramas para un siglo (XX), la nueva obra de Pere Joan, rompe todos los esquemas preconcebidos sobre la historieta, para explorar con lucidez las ideas que conquistaron el siglo pasado a través de la potencia de unos iconos incorporados ya a la cultura popular.

El siglo XX podría tener como subtítulo “el siglo del pictograma”. Fue una centuria donde la imagen se convirtió en omnipresente, rodeando y atacando a la sociedad desde todos sus frentes para establecer unos códigos icónicos tan reconocibles que han pasado a formar parte de la sociedad. El pictograma se convirtió en el arma perfecta de esta invasión ilustrada, aprovechando al máximo los resquicios abiertos de la percepción que enunciaba la escuela de Gestalt para establecer una entrada directa a la reflexión que se saltaba todos los mecanismos de prevención de la consciencia.

El pictograma elude la realidad para instalarse con comodidad en el territorio de la interpretación, esa antesala del pensamiento donde el cerebro comienza a elucubrar sin pedir permiso, estableciendo ligazones con nuestra experiencia más allá de la voluntad. Puede ser un intruso en la ortodoxia intelectual que obligue a plantear preconcepciones pero, también, un peligroso cómplice que relaje el obligado escepticismo para fijar una imagen falsificada o adulterada como cierta. Mecanismos que el pictograma transita y que la historieta ha sabido hacer suyos al compartir origen y métodos.

La narración gráfica nació de los pictogramas y, de éstos, la escrita, para terminar incorporándolos a su gramática particular sin solución de continuidad. El cómic une lo inmiscible sin rubores impostados y usa del pictograma, del dibujo y de la letra y de lo que haga falta, a voluntad de un creador que debe establecer los ritmos.

Y nadie mejor para componer esa cuidada rima que Pere Joan, autor lúcido y lúdico que ha demostrado en su obra que analizar la realidad es, en sí mismo, un ejercicio de mirada irónica. Su obra ha contemplado muchas veces la realidad desde la orilla, desde una perspectiva más próxima a la extrañeza de lo surreal, pero anclada en la necesidad de una reflexión profunda, que siempre ha jugado la carta de un humor socarrón como tabla de salvación de la autocomplacencia.

Buen conocedor del poder de la imagen y de las posibilidades del cómic, Pere Joan une pictograma e historieta en 100 pictogramas para el siglo (XX) (Edicions de Ponent) para extraer de su combinación una estructura eficaz para el análisis de ese siglo convulso, evitando el tópico análisis histórico-cronológico  para abordar una sorprendente aproximación a través de la propia potencia visual de las imágenes que conquistaron esos cien años. Si los pictogramas crean ideas inconscientes… ¿qué mejor que usar los propios pictogramas para establecer una reflexión sobre esas ideas?

El autor de Azul y Ceniza realiza un profundo análisis de estas ideas para sintetizar los elementos comunes del siglo a través de una serie de vastas ideas-contenedor, en agrupaciones inesperadas que resumen los motores de las revoluciones sociales, a veces explícitas, otras soterradas, que ocurrieron durante cien años: Individualismo; Distancia y conocimiento; La imagen amplificada; La religión desplazada; Ser joven; Sentido, ocio, huidas y conocimiento; Lo social; Familia, sexo y cuerpo; Bla,bla, bla y Más, más. Una clasificación insólita, chocante incluso, que en manos de Pere Joan adquiere coherencia y consistencia, desarrollando un análisis tan pormenorizado como crítico y acertado, intolerante ante los excesos de los poderes fácticos que han querido controlar la sociedad, pero comprensivo –que no transigente- con las miserias de esa especie llamada homo sapiens.

Sin embargo, si sorprendente es la aproximación intelectual, más lo es su ejecución formal. No es difícil ver la influencia de Chris Ware, pero el mallorquín aporta una compleja vuelta de tuerca a los renovados recursos compositivos aportados por el creador de Jimmy Corrigan para explorar la incorporación de la potencia del razonamiento diagramático dentro del propio lenguaje de la historieta. Un requiebro formal que permite asentar una reflexión que nace directamente de la percepción visual pura, asimilando el propio funcionamiento del pictograma al cómic para forzar en el lector una reflexión novedosa, que obliga a replantear por completo las ideas a través de unos referentes reconocibles y una lógica gráfica incontestable.

100 pictogramas para el siglo (XX) es, sin duda, la obra más ambiciosa de Pere Joan, pero también una de las obras más renovadoras e inteligentes que ha dado el tebeo español de los últimos años.