Y se hizo el ruido: The Seeds, Blue Cheer, Iron Butterfly y la cacharrería del rock

En Música sábado, 26/07/2025

Óscar Carrera

Óscar Carrera

PERFIL

Lo que tiene uno en su garaje es un vehículo a motor, tiestos, cajas de herramientas, y eso mismo supuso el garage en la música popular. Se ha abusado de esta palabra hasta imponerla a una amplia la paleta de estilos, desde el rock casi outsider de ? and the Mysterians hasta el vandalismo de los Stooges o la electrónica de Wookie. Si examinamos su definición clásica de finales de los sesenta, esa que lo sitúa entre el guateque y el proto-punk, detectamos que el llamado garage supuso una primera condensación de los elementos más primarios del rock. Bandas de la época como The Litter, Count Five o The Remains iban bregando, cada una a su modo, en dirección a un rock más directo, más sucio, más en pelotas. Fue el verdadero garaje donde se guardaban los secretos del futuro. Pero no era el único género capaz de hacerlo: desde el blues, desde el skiffle, e incluso desde la psicodelia y el flower power se podía escalar la montaña de acero. 

The Seeds 

Un sencillo clave en la transición del guateque al punk fue «Pushin’ too Hard», del debut homónimo de The Seeds, en 1966. Su segundo álbum, A Web of Sound, de finales del mismo año, se dejaba atrapar por teclados proto-psicodélicos. Los ritmitos rockerillos no permitían adivinar una canción, «Up in Her Room», que en su versión extendida superaba los 14 minutos de lo que entonces y hoy sería considerado un estrépito paulatino, pionero martirio musical sobre letras sicalípticas de rock. Cuando Lou Reed nos presente la horripilante «Sister Ray» dos años después, nos hará sospechar que escuchó a los Seeds y le añadió el mal gusto. ¿Y no recuerda la paranoica «Just Let Go» a un rapero y su base? 

Era octubre de 1966 y la psicodelia todavía se estaba definiendo como género, por lo que se daba la mano con otros. Con el tiempo, no obstante, los hijos del garage y la psicodelia se irán separando hasta volverse enemigos jurados, la segunda camino del rock progresivo, el primero del punk. Recordemos el grito de guerra de Johnny Rotten (Sex Pistols): I HATE PINK FLOYD. 

Blue Cheer 

Poco más de un año más tarde, en enero de 1968, se inventó, digamos, el heavy metal. Pues algunos consideran álbum inaugural del género el Vincebus Eruptum de Blue Cheer, producto inopinado de la escena psicodélica de San Francisco. Este ovni discográfico produce por momentos la impresión de que se puede saltar del blues al metal sin pasar por toda la parafernalia del rock. Lo suyo ni siquiera suena a metal clásico o rock duro, sino que se aproxima en saturación al doom metal y el stoner de principios de los noventa (dos géneros, por cierto, influenciados por la jam de San Francisco). El combo venía bajo el rótulo de «más ruidosos que Dios» y la cabecera de «Alegría Azul», una de las variantes más potentes de ácido que, se decía, circulaban por la zona.

¿Casualidad que estos proto-jebiatas optaran por el formato de power trio (bajo, guitarra y batería)? Tal fue el caso de varios conjuntos que dieron pasitos en dirección al metal y el hard rock, como Cream y The Jimmy Hendrix Experience. Reflejo de una voluntad de desnudez y puñetazo que terminaría encontrando su nicho permanente entre los géneros pop.

Blue Cheer titularon su segundo álbum Outsideinside porque en parte lo tuvieron que grabar en exteriores, debido al volumen. Según la leyenda, en cierta ocasión les explotó un perro cerca de un amplificador. El rápido salto a la heroína de la banda también demuestra que la era de las flores se estaba acabando; el álbum que nos ocupa atestigua la transición con homenajes retro a «Summertime Blues» de Eddie Cochran y «Rock Me Baby» de B. B. King. 

 Iron Butterfly 

Con Blue Cheer empezaron a entrar elefantes en la cacharrería (¿el garage?) del rock. En 1969 tenemos a Valhalla, Thunder and Roses, Edgar Broughton Band, Josefus, Crow, The Human Instinct, The Gun y otros conjuntos dispuestos a meter decibelios donde antes no los había. Algunos de ellos, con una producción menos precaria, hubieran colado en los años ochenta. En cambio, Iron Butterfly apuntaban al núcleo tradicional del rock duro, con unos guiños a la psicodelia y al progresivo por venir que los diferenciaban de unos Steppenwolf o Black Sabbath. 

Voluntariamente estrambóticos (como otros padres del extremismo rock), los Butterfly dieron a su debut el profético nombre de Heavy (1968). El pegajoso éxito de su segundo, «In-a-Gadda-Da-Vida», los puso en los estantes de todo jovenzuelo (varón) de entonces. Bajo una pronunciación libertina de «In the Garden of Eden» yacía una tonadilla simple y machacona de diecisiete minutos en el original, que desemboca en un solo de batería de tres minutos que se hacen más largos que los diecisiete, al que le sigue uno de teclado…

Esta propuesta calaría hondo en bandas de rock duro como Deep Purple. Al mismo tiempo, el mencionado vuelo de teclas lanza un guiño pedante al futuro rock progresivo e incluso a los forofos navideños de Jethro Tull (a quienes también recuerda «Most Anything You Want»). Nuestra favorita del álbum es, sin embargo, «My Mirage».

 Llegados a este punto, confesaremos nuestra renuncia a establecer una genealogía definitiva. Estos breves trazos solo pretenden mostrar, una vez más, la efervescencia musical de esta época de Verano del Amor y Ángeles del Infierno. Es liberador comprender que, cuando bandas como Blue Cheer o The Seeds hacían lo que hacían, estaban facturando su propia música, música de su tiempo y lugar: no inventando el punk o el heavy metal. Las crestas de colores, la mano cornuta y las pulseras de pinchos quedaban estrictamente fuera de los límites de la imaginación, aunque las ganas de armar jaleo estuvieran ya ahí.

Suscríbete a nuestra newsletter

* indicates required

Compartir:

? and the MysteriansB. B. KingBlack SabbathBlue CheerCount FiveCreamCrowDeep PurpleEddie CochranEdgar Broughton BandJethro TullJosefusLou ReedSteppenwolfThe GunThe Human InstinctThe Jimmy Hendrix ExperienceThe LitterThe RemainsThe SeedsThunder and RosesValhalla

Artículos relacionados

Comentar

Debes ser registrado para dejar un comentario.

Sin comentarios

Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!

Revista cultural el Hype
Resumen de la privacidad

Esta página web utiliza cookies para poderte ofrecer la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones como reconocerte cuando vuelves y ayudar a nuestro equipo a entender qué secciones de la página web son de mayor interés y utilidad.

Puedes ajustar la configuración de las cookies navegando por las pestañas situadas en la franja lateral izquierda.