Víctor Lenore es un periodista a quien le gusta tratar temas que en principio nadie se había cuestionado. En su primera obra, Indies, hipsters y gafapastas (Ed. Capitán Swing), hablaba de la vacuidad de la música independiente, y no lo hacía de oídas, porque este soriano había fundado un sello (Acuarela) donde había publicado a diferentes bandas. Lenore no venía de la nada, llegaba cargado de razones para deconstruir y desmitificar el movimiento indie, fue una de las cabezas pensantes, y escribientes, de Rockdelux, y eso ya le daba galones para hablar del género sin pelos en la lengua.
Ahora regresa con Espectros de la Movida. Por qué odiar los años 80 (Ed. Akal), un ensayo que vuelve a intentar desmontar una década casi endiosada. Quizás sirva como precuela de su anterior obra: Justamente, la tesis de “Indies, hípsters y gafapastas” era que aquella música fue un fiel reflejo de la sociedad neoliberal. Me di cuenta que que para entender del todo esa lógica tenía que retroceder a los años ochenta, comenta Víctor.
Aunque en España los ochenta están todavía, si cabe, más adornados con todo un universo de libertad, es en esa década cuando aterriza del todo la sociedad de consumo en nuestro país, y cuando el PSOE de Felipe González implanta las políticas neoliberales de Ronald Reagan y Margareth Thatcher, sentencia Lenore.
El PSOE se asociaba claramente a la Movida. Iban cogidos de la mano, imposible olvidar la sorprendente frase de Tierno Galvan, alcalde de Madrid de aquella época: El que no esté “colocao”, que se coloque. Hablando de González, el discurso del PSOE en los ochenta no fue la justicia social, sino modernizar el país, afirma Lenore. Para su relato cultural le venía genial una escena pop amnésica, hedonista, anglófila, individualista y consumista, que pensaba que la política era un obstáculo para la vida, que el mundo rural era un infierno y que cualquier forma de compromiso era una especie de condena (en realidad, es todo lo contrario, el compromiso es una forma de vivir más fondo), concluye el periodista.
Espectro de la Movida es un libro trufado de frases, citas y recortes que ilustran a la perfección la tesis de Lenore. En los ochenta no solo existió la Movida madrileña, la cultura y la inquietud campaban a sus anchas entre los jóvenes. Se supone que fue una época de gran libertad, pero hubo muchos casos de censura explícita (La Bola de Cristal, “Cuervo ingenuo” de Javier Krahe) e implícita (por ejemplo el rock radical o la condena al ostracismo de toda la música de la gente pobre, condenada al circuito de casetes de gasolinera), sentencia el autor.
En el ensayo queda claro que la música frívola y sin mensaje era un forma de acallar a los jóvenes en sus protestas sociales, en definitiva, de dar buena imagen. La apuesta del ayuntamiento de Madrid por fiestas gratuitas en la calle era una forma de apaciguar el espacio público, mandando a los europeos el mensaje de que este era un buen país de vacaciones, capaz de dejar atrás la violencia fascista y el terrorismo de ETA, critica el periodista. Entonces, ¿en gran parte fue solo un escaparate? La movida era una forma de tener llenos los medios todo el día con unos contenidos molones y políticamente inofensivos, reconoce.
En la Movida también existieron episodios grises y traumáticos: muertes por drogas, desfases… Parece que todo aquello se haya olvidado, y callado a conciencia. En cambio, la Ruta del Bakalao se transformó en algo peligroso, violento y sucio. La Movida se cubrió en programas de cultura y la ruta en secciones de sucesos. Aquel alboroto electrónico carecía de estrellas, del respaldo de la industria y de estrellas vendibles en los medios. Si comparamos las muertes por heroína en la movida con los caídos de la ruta seguramente ganamos los madrileños por goleada, es un mecanismo clasista que también es evidente cuando comparas cómo se cubre la ruta y cómo se cubre Ibiza, contesta Lenore.
Por supuesto, aunque el ensayo está profusamente documentado, quizás haya personas que vivieron la Movida de primera mano que no estén para nada de acuerdo con el mensaje del libro. Las estrellas de los ochenta son más listas que los “indies”, y saben que cualquier reproche al libro servirá para promocionarlo, comenta. ¿Alguna reacción de los que lo vivieron?, me llega que Fangoria no están muy contentos, pero saben demasiado bien cómo funciona el mercado pop como para contribuir a que el libro venda más copias, responde Lenore.
Parece que el poder siempre te da migajas a la par que te quita algo. Todos los partidos políticos usan mecanismos parecidos para hurtar avances materiales y ofrecer compensaciones estéticas, sentencia. Las diferencias existen, pero según el autor, la derecha no sube los sueldos, ni los impuestos a los ricos pero te da cierto sentido de la pertenencia con la selección, la bandera, el himno… La izquierda española, desde González a Carmena, ofrece avances socioculturales en contextos de severas derrotas políticas. Te dan libertad sexual y grupos de colorines, concluye Víctor.
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