Trece es un oasis de estilo en medio del maltratado Carmen, donde además de comer bien, podrás comprar unos zapatos o escuchar un concierto rodeado de piezas vintage.
Desde que hace unos años comenzaran a proliferar los blogs de gastronomía, los portales de reseñas y críticas de restaurantes y las opiniones en Facebook, me es imposible acudir a comer o a cenar a algún sitio sin haber escaneado antes lo que otros comensales han dicho en las diferentes webs. No ocurre solo con los restaurantes. La virginidad mental con la que afrontabas un viaje en la era pre Internet te alejaba de cualquier prejuicio al enfrentarte por primera vez a un lugar del que no habías visto una foto ni leído un comentario. Ahora, con el todopoderoso Google fotografiando cualquier rincón del planeta, es poco probable participar de una experiencia pura y libre de prejuicios.
Así que antes de reservar en Trece, me empapo de un par de artículos y acudo a la información que ofrece su página web. Al leer que se definen como “espacio de ocio convertido en punto de encuentro de diseñadores, poetas, cinéfilos, melómanos y gastrópatas” y a pesar de lo atractivo del local, no puedo evitar pensar que estoy ante otro de esos lugares de diseño con un interiorismo poderoso que ejerce de deslumbrante caparazón, pero cuya comida no me va a dejar ninguna huella. Más si tenemos en cuenta que el barrio de El Carmen no se ha distinguido en los últimos años por una oferta gastronómica de calidad, con contadas excepciones.
Pero Trece no es otro de esos blufs dirigido a un público guiri con paladar complaciente. Solo la decoración del local requiere una visita. Un sofá chester gastado por el roce y un antiguo baúl de madera sobre un bonito suelo hidráulico de mosaico anuncian un estilo vintage auténtico. Ninguna pieza rescatada de la casa de tu tía abuela, como muchos de los locales modernos que tanto se han extendido, especialmente en el madrileño barrio de Malasaña. A su preciosa vajilla se le podría dedicar todo un artículo, en concreto a esos platos tipo árabe. Trece sirve además como showroom de una marca de zapatos molones. Los responsables de crear esa atmósfera son el diseñador de mobiliario Francisco Segarra y la diseñadora valenciana Victoria del Hoyo. Muchas de las piezas que decoran el espacio están además a la venta.
La carta no es demasiada extensa, lo que a mi entender le suma puntos. Cuatro o cinco entrantes bien escogidos, una selección de croquetas de diferentes sabores, distintos tartar de carne y pescado, además de ensaladas, buenas conservas, algo de charcutería y quesos y hamburguesas. Prueben las croquetas de calamar en su tinta y las de morcilla y atrévanse con las hamburguesas de salmón y salsa tártara o con la de atún fresco con calabacín confitado y crujiente de yuca y wasubi. Los precios, nada escandalosos. Por unos 20 o 25 euros, uno sale de allí satisfecho y contento de que en el Carmen alguien vuelva a apostar por la calidad y el entorno.
Dirección: Calle Calatrava, 12. 46001 Valencia. España
Zona: Ciutat Vella-El Carmen- La Xerea
Teléfono: (+34) 667 719 897
Web: Trece
Correo Electrónico: trece@trece.com
Precio: A partir de 20 €
Bodega: Básica
Horario:
Abierto todos los días
Especialidad
Cocina de mercado informal
Lo +
La decoración del local y su impresionante vajilla
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