El piloto de la nueva serie de DC Comics tiene todos los elementos que le presumíamos (y a Melissa Benoist). ¿Será suficiente?
Supergirl era la única serie que quedaba por probar su valía en esta fall season de la televisión estadounidense, y sin duda su estreno ha mostrado potencial. El piloto hizo los mejores ratings del otoño de una debutante este lunes —sólo a la altura de Blindspot (NBC)— y se postula ya como uno de los entretenimientos mejor amoldados al público network que podamos imaginar. Ahora, ¿es Supergirl lo suficientemente buena como para que la aguantemos durante 22 o 24 episodios al año?
Un dato para empezar: la serie viene firmada por las mismas productoras que han marcado la línea editorial de DC Comics en la televisión norteamericana estos últimos tres años: Warner Bros. Television y Berlanti Productions.
El equipo liderado por Greg Berlanti (Linterna verde) repite con Supergirl la fórmula que su equipo había seguido con Arrow y —sobre todo con— The Flash, ambas éxitos en su canal. En este caso no hay una herencia tan evidente del tono romcom, a veces casi culebronesco, tan idiosincrásico de la cadena The CW, que es donde se emiten las otras dos, pero es probable que sea cuestión de un par de capítulos que quede decidido hacia dónde quiere ir Supergirl, si con o contra ellas.
Porque en términos de acción o ambiciones argumentales, Supergirl está lejos de igualar a sus homólogas. En comparación con su piloto, el de Arrow estaba mucho más cargado de filigranas técnicas, coreografías y flashbacks, mientras que el de The Flash lo estaba de clímax y cliffhangers. Aunque en el caso de la comparativa con The Flash no es una cuestión tanto de diferencias en la superficie como de en la ejecución. El primer capítulo de The Flash era mucho más emocionante porque se tomaba más en serio el prólogo de su protagonista. En cambio, Supergirl parece querer deshacerse rápido de la primera escena en Krypton y es algo que acaba pasándole factura al capítulo en el tramo final, cuando Kara ve a su madre en un holograma.
Los símiles con The Flash van mucho más allá. A la falta de figuras paternas biológicas y el abrazo de familias forjadas en la adopción (o la amistad) —algo en lo que siempre han estado obsesionados tanto los cómics de superhéroes como las películas animadas Disney—, se le suman los jefes dubitativos (Wells en The Flash; Henshaw en Supergirl) y carismáticos (West; Grant) o la evidente (¿y necesaria?) argucia argumental que permite a Supergirl convertirse en un procedimental al uso.
Qué demonios, si al final volvemos a lo mismo de siempre. Esta vez no son científicos que ayudan a un superhéroe a controlar sus habilidades (The Flash) o un multimillonario que trata de salvar su ciudad natal (Arrow), estamos de nuevo ante una unidad especial de las fuerzas de seguridad que necesita la ayuda de un ente externo para cazar a un puñado de criminales (Supergirl). Joder, classic CBS. Un deus ex machina del tamaño de un agujero de gusano para volver al formato que lleva vendiendo la cadena durante la última década. Mátame, Kar-El.
Eso sí, Melissa Benoist (Whiplash, Glee) es una elección perfecta. La chica desprende el carisma que se le cree a una protagonista de su calibre y su sonrisa está a la altura de la de Grant Gustin en The Flash, algo no precisamente fácil. Por el momento la tendremos a ella, a un reparto plagado de caras conocidas (Calista Flockhart entre ellas), al sello Berlanti y al potencial feminista —del que hay trazos en estos primeros 45 minutos— para aguantar un poquito más. Lo de los 22 o 24 episodios es una decisión que tendrá que esperar, pero los indicios apuntan a que Supergirl no va a ser tan interesante.
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!